Por Roberto García Hernández *
La
Habana (PL) Las elecciones generales del 6 de noviembre próximo en
Estados Unidos incluyen comicios para el Congreso, y los candidatos de
ambos partidos enfrentan una lucha cerrada por los asientos
parlamentarios.
Tanto las campañas para el Senado como para la Cámara de
Representantes están muy ligadas a la marcha de la carrera por la Casa
Blanca entre el presidente demócrata, Barack Obama, y su adversario
conservador, el republicano Mitt Romney.
Los vaivenes,
dificultades y desafíos que en los últimos meses han enfrentado ambos
aspirantes tienen un impacto considerable en el desempeño de quienes
pretenden llegar al Congreso federal.
En el Senado las dos
principales agrupaciones políticas se disputarán 33 puestos, mientras
la Cámara de Representantes pone en juego sus 435 escaños.
Los diputados electos en la venidera contienda conformarán el 113 Congreso federal, que se estrenará en enero de 2013.
La batalla por el Senado adquiere particular relevancia porque los
republicanos quieren recuperar allí la supremacía numérica, donde ahora
los demócratas poseen una mayoría de las curules, con 53 a 47.
El partido azul en estas elecciones tiene interés en al menos 23
asientos de dicho cuerpo legislativo, casi el doble de los que
defienden los republicanos.
Según el diario The Washington
Post, a pocas semanas del sufragio invernal los candidatos demócratas
para el Senado alcanzan ventajas estables en intenciones de votos sobre
sus oponentes republicanos.
Esto ocurre en Virginia,
Massachusetts, Wisconsin, Ohio, Arizona y Florida, todos estados
divididos políticamente y con un importante peso electoral.
Si
Obama gana la reelección, logra una ventaja superior en el Senado y
también reducir la mayoría republicana en la Cámara de Representantes,
entonces tendrá más espacio para llevar adelante sus proyectos de
leyes, tradicionalmente boicoteados por la bancada opositora.
Para algunos observadores y analistas, existe entre 50 y 70 por ciento
de posibilidades de que el llamado partido del burro mantenga su
superioridad numérica en ese cuerpo legislativo respecto a la formación
del elefante.
Algunas carreras dependerán de sucesos locales o
nacionales de último momento y del impulso que tengan los dos
aspirantes a la Oficina Oval.
Un caso típico de los vaivenes en
las contiendas parlamentarias está en el estado de Missouri, donde el
actual representante a la Cámara y aspirante al Senado, Todd Akin,
parecía ser el favorito frente a la senadora demócrata Claire McCaskill.
Pero Akin hizo nefastas declaraciones acerca de que las violaciones
"legítimas" contra las mujeres no provocaban embarazos, lo cual suscitó
un escándalo y cambió la corriente a favor de McCaskill.
Las
encuestas muestran tendencias positivas para los demócratas desde
agosto pasado, al parecer debido a las palabras de Akin y a que Romney
seleccionó como compañero de fórmula al congresista de Wisconsin, Paul
Ryan, una figura hasta entonces poco conocida en la esfera política.
Ambos hechos reforzaron la imagen de los republicanos como muy conservadores en temas sociales.
Otro elemento que revolvió las aguas de la pugna por el Senado fue la
revelación de declaraciones de Romney en Florida, donde aseveró que 47
por ciento de los estadounidenses votarán por Obama porque dependen del
Gobierno.
Según analistas, este puntillazo puso a los demócratas más cerca de mantener el control de dicho órgano.
El partido rojo domina 241 de los 435 asientos de la Cámara de
Representantes y por ley este se renueva de forma total en noviembre,
aunque de hecho sólo 60 de ellos se consideran dentro de la competencia.
Los demócratas esperan alcanzar las 25 curules necesarias para tomar el
control de ese cuerpo legislativo o al menos luchar por reducir la
ventaja que ahora tienen los republicanos, quienes esperan mantener
allí su supremacía.
Pero el representante demócrata por Nueva
York y presidente del Comité de la Campaña de ese partido en el
Congreso, Steve Israel, manifestó cautela sobre el asunto y consideró
que "resulta altamente improbable" que sus correligionarios alcancen
los asientos deseados.
Lo más factible para el partido de Obama
es reducir la ventaja de los republicanos aunque no llegue a ser
mayoritario en ese cuerpo legislativo, comentó el diario The Hill, al
referirse al alto nivel de influencia de la votación presidencial en la
carrera por el órgano parlamentario.
El mandatario y Romney han
concentrado sus esfuerzos de campaña en los estados pendulares, pero
existen otras demarcaciones también vitales con vistas al control de la
Cámara donde es floja la campaña para la presidencia porque se
consideran bastiones de uno u otro partido.
De acuerdo con una
encuesta reciente del diario tejano The Houston Chronicle, los llamados
"estados huérfanos" pudieran ser decisivos para que los demócratas
alcancen las curules necesarias a fin de dominar la cámara baja federal.
Ambos partidos están concentrados en 18 carreras legislativas para la
Cámara de Representantes, en comarcas donde hay escasa competencia para
las presidenciales.
Por otra parte, el papel de los latinos
tendrá un peso decisivo en estos comicios parlamentarios, en momentos
en que el presidente Obama disfruta del apoyo de casi el 70 por ciento
de ese sector, la mayor minoría étnica del país.
Un grupo
significativo en el Congreso, el llamado Caucus Hispano, se propone
ganar hasta 10 asientos y, de conseguirlo, impulsaría la meta del
partido azul por recuperar la prominencia en la Cámara de
Representantes, según el diario The Hill. Los republicanos en ese
cuerpo parlamentario tienen una docena de candidatos latinos que
aspiran a puestos en este ciclo electoral, pero la mayoría de ellos
enfrentan actuales congresistas demócratas que son favoritos para ganar
su reelección.
En la carrera por el control del Congreso, como
sucede con la batalla por la Casa Blanca, todavía no se ha dicho la
última palabra.
Los medios de prensa locales y nacionales en
Estados Unidos reproducen a diario encuestas que predicen cambios
apenas perceptibles en las proporciones cuantitativas de ambos partidos
en el Capitolio.
El resultado de la contienda legislativa
resulta muy importante para los grupos de presión y las grandes
corporaciones norteamericanas, porque allí se decide una buena parte
del destino de sus negocios y aspiraciones.
Una encuesta
reciente reveló que el 60 por ciento de empresarios y magnates
financieros considera que la lid por el dominio del Capitolio influye
más que la contienda presidencial en sus planes a mediano y largo plazo.
Por tal motivo, estos sectores poderosos se mueven de forma decisiva, a
veces casi imperceptible, a través de grupos de acción política más
visibles a nivel local y nacional para contribuir con su dinero y
recursos a colocar en el legislativo a quienes mejor sirvan a sus
negocios y aspiraciones de poder.
*Periodista de la Redacción Norte de Prensa Latina.
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