
            Fuentes: Rebelión        
Este texto es un extracto de la publicación  «Colapso del capitalismo global y transiciones hacia sociedades  ecomunitarias»
La  dependencia del alto consumo material y energético de nuestro 
sistema,  el límite de disponibilidad de estos recursos y la falta de 
opciones  marcan la inevitable quiebra de la civilización industrial. 
Esta no  ocurrirá de forma súbita y total, sino que será un proceso 
largo,  complejo y diferencial, con altibajos. Habrá momentos de 
reactivación de  la capacidad económica y del viejo orden social, pero 
seguirán nuevas  crisis que terminarán en una mayor degradación de la 
complejidad. El  declive de la sociedad industrial se parecerá más a una
 piedra rodando  por una pendiente irregular que cayendo por un 
precipicio. Así, se irá  pasando de lo complejo, grande, rápido y 
centralizado, a lo sencillo,  pequeño, lento y descentralizado. 
Los distintos sistemas (ciudades, Estados, subjetividades, 
tecnología, economía) no colapsarán a la vez, sino que serán los 
elementos más vulnerables los que lo hagan primero y, a partir de ellos,
 se irá extendiendo el proceso mediante múltiples bucles de 
realimentación positiva.
Todo el proceso será largo. La total reorganización social se 
producirá durante un Largo Declive. La velocidad del colapso de los 
sistemas complejos depende del grado de integración de sus nodos y de la
 velocidad de funcionamiento de todo el sistema. A más integración y más
 velocidad, mayor celeridad. En el pasado, los colapsos societarios 
fueron relativamente lentos, como su metabolismo. El Largo Declive será 
rápido al principio (quiebra de la economía financiera y productiva 
global) pero, conforme avance, transcurrirá con más lentitud 
(desmoronamiento de lo urbano, quiebra del Estado fosilista) y el ritmo 
irá siendo más (cambio de subjetividades) y más (reorganización 
ecosistémica y climática) pausado. Además, el proceso tendrá distintas 
velocidades en los diferentes territorios.
Lo altamente probable
Entre los cambios que ya han podido empezar, hay cosas que sucederán con una alta probabilidad:
- Derrumbe monetario-financiero. Crisis de la banca, los mercados especulativos y el crédito. También de las monedas globales.
 - Desglobalización y decrecimiento. La energía escasa y el estrangulamiento del crédito ahogarán el comercio, especialmente el internacional. La economía se relocalizará.
 - Fuertes migraciones. Serán consecuencia de los cambios en el entorno, y de decisiones económicas y políticas.
 - Reducción demográfica. Esta será una de las etapas lentas que empezará con el agravamiento de la crisis económica y de las condiciones ambientales, pero que se irá profundizando. Habrá serios problemas para sostener la fertilidad de los suelos por la falta de abonos provenientes de la minería (fosfatos) y de los hidrocarburos, y del cambio climático. Tampoco se podrá mantener el vigente sistema sanitario, empezando por la potabilización del agua. Pero los descensos poblacionales podrán ser de formas muy distintas.
 - Ruralización urbana, éxodo hacia espacios rurales y conversión de las ciudades en minas. La imposibilidad de un transporte rápido y masivo hará insostenibles las ciudades, obligando a un éxodo de ellas y/o a producir una parte importante de la alimentación en ámbitos urbanos. En cambio, será en las urbes donde se podrán extraer los minerales que son cada vez más difíciles de encontrar mediante la minería convencional.
 - Metabolismo agrícola. Sin combustibles fósiles disponibles de manera masiva, el metabolismo socioeconómico tendrá que tornar a ser, inevitablemente, mayoritariamente agrícola.
 - Menor especialización social. Las personas se dedicarán a tareas más homogéneas, que probablemente pasen por el sector primario. Solo es posible mantener sociedades especializadas con flujos de energía densos y abundantes que les permitan no tener que dedicar el grueso de sus esfuerzos a la obtención de energía.
 - Menos información disponible. En el mismo sentido del punto anterior, un sistema educativo complejo que permita sostener una gran cantidad de información solo puede producirse en sociedades con una alta disponibilidad energética. En todo caso, la información disponible puede ser más útil para construir sociedades justas, democráticas y sostenibles que la actual. Esta etapa será lenta y se irá produciendo tras el derrumbe de la economía global.
 - Tecnologías más sencillas basadas en energías y materiales renovables.
 - Menos medios para sostener las jerarquías. Esto se debe a varios factores entre los que destaca una menor potencia bélica posible, unas tecnologías y fuentes energéticas de acceso más universal o que las sociedades sean más locales y, con ello, potencialmente con una gestión democrática más sencilla.Además, instituciones claves para mantener sociedades desiguales, como el Estado, tendrán menos fuerza. El Estado se fortaleció mediante cinco mecanismos fundamentales: burocratización; estabilización e incremento de los ingresos; monopolización de la fuerza; creación de legitimidades; y homogeneización cultural de la población. Todos ellos retrocederán como consecuencia de la menor disponibilidad de energía y la consiguiente simplificación social.En todo caso, las jerarquías que se expresan en lo micro, como el patriarcado, contarán con los mismos medios.
 - Cambio de los valores dominantes. La sostenibilidad y una vuelta a una concepción más colectiva de la existencia serán elementos inevitables en los tiempos complicados por venir.
 
De todo ello, surgirán nuevas luchas y articulaciones sociales que se
 moverán entre neofascismos o autoritarismos, y cuidados de la vida 
ecomunitarios.
Luis González Reyes es miembro de Ecologistas en Acción
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