El Gobierno de Lenin 
Moreno está sujeto a una enorme presión por parte de las cámaras de la 
producción, para que oriente la economía de acuerdo con el recetario que
 ellas proponen y al que los medios de comunicación prestan singular 
importancia, sin dar espacio medianamente parecido a los criterios 
alternativos ni a los conceptos distintos frente a los que maneja la 
elite empresarial del Ecuador.
Se difunde la idea de que las 
economías liberales son las que han tenido más éxito en el mundo, han 
logrado el progreso de los países que las han seguido e incluso han 
solucionado los problemas de la pobreza y hasta de las desigualdades. No
 es cierto. Es un mito histórico.
El modelo de economía liberal o de libre empresa ha sido una tradición en los Estados Unidos. Aún así, solo con el New Deal,
 impulsado por Franklin D. Roosevelt (1933-1945), que implicó un fuerte 
intervencionismo estatal, se logró superar la crisis de los años 30 y 
mejorar la calidad de vida de los norteamericanos. Desde Ronald Reagan 
(1981-1989) el neoliberalismo económico forma parte del ideal nacional. 
Pero si bien la libre empresa luce como guía social, se olvida que se ha
 levantado sobre el dominio de monopolios y oligopolios gigantescos, que
 el Estado juega un rol poderoso en el control fiscal y en las 
inversiones públicas, y que el trabajo fluye porque hay una dinámica 
empresarial que lo hace posible.
En Europa, después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se generalizó la economía social de mercado,
 un modelo distinto al de libre empresa norteamericano, que tuvo como 
base la consolidación de fuertes capacidades estatales, para imponer 
regulaciones sobre las actividades privadas, garantizar derechos 
laborales y bienestar para los trabajadores, realizar fuertes 
redistribuciones de la riqueza especialmente a través del sistema 
tributario directo con alto impuesto sobre las rentas, implementar el 
sistema universal de seguridad social y con pensiones jubilares 
adecuadas, así como impulsar la educación pública gratuita en todo nivel
 y la atención médica generalizada.
Hoy Europa sufre el peso de 
los avances neoliberales que han golpeado severamente al antiguo “Estado
 de bienestar”, afectado precisamente por ese aperturismo, que está 
provocando crecientes problemas sociales. Pero también es un fenómeno 
relativo, porque los países nórdicos han sido capaces de crear un 
sistema económico de amplio bienestar humano, que ha permitido 
calificarlos como países con socialismo del siglo XXI. Algo parecido es lo que sucede en Canadá.
En
 América Latina se careció de un empresariado con valores, iniciativas y
 pujanza similares a los norteamericanos o europeos. Aquí su parecido es
 mayor con la oligarquía tradicional, que dominó los países de la región
 hasta bien entrado el siglo XX. Carentes de una burguesía industriosa y
 moderna, en América Latina ha sido el Estado el que ha jugado un rol 
promotor del desarrollo en distintos momentos de la historia, como 
ocurrió bajo los “populismos” de los años 30, o con el modelo 
“desarrollista” de los años 60 y 70 del siglo XX, y, sin duda alguna, 
con los “progresismos” de los años 2000.
En 2017, Noruega, 
Australia y Suiza son los países con el más alto índice de Desarrollo 
Humano (IDH) de las Naciones Unidas. Ecuador pasó al IDH ALTO durante la
 última década, algo nunca logrado con el aperturismo de fines del siglo
 XX, un hecho bastardeado por el griterío de la “descorreización”. La 
desigualdad ha provocado que Chile retroceda 12 puestos, Argentina 6, 
Panamá 19, México 12 y Brasil 11. De acuerdo con el PNUD, el IDH de 
Ecuador (puesto 89) es menor al promedio latinoamericano, pero cuando se
 lo ajusta por desigualdad “el índice es superior al promedio regional".
Además,
 según el Banco Mundial, entre 2006 y 2014, gracias a la inversión 
social pública, la pobreza en Ecuador disminuyó del 37,6% al 22,5% y el 
coeficiente de desigualdad de Gini se redujo de 0,54 a 0,47. Estos 
resultados no se alteraron durante la recesión económica de los dos 
siguientes años. Y de acuerdo con la Cepal la economía se ha recuperado 
desde el segundo trimestre de 2017. Había, pues, cierta “mesa servida”.
La
 Cepal, además de realizar un trabajo excepcional en el análisis de las 
condiciones económicas y sociales de América Latina a través de 
numerosas publicaciones, igualmente reconoce los avances del Ecuador en 
la última década. También ofrece medidas basadas en la realidad 
regional. Apuntan, entre otras, a fortalecer capacidades estatales, 
combatir paraísos fiscales y elusiones tributarias, e impulsar fuertes 
impuestos sobre rentas, patrimonios, herencias y ganancias.
En el
 cuadro mundial, las economías inclinadas a lo que los europeos 
bautizaron como economía social de mercado son las que mejores logros 
humanos demuestran y no las de absoluta libre empresa. En América Latina
 las economías abiertas, libres, basadas en un empresariado desregulado y
 descontrolado, con minimizadas capacidades estatales, han sido los 
peores ejemplos en cuanto a beneficios sociales, por más que puedan 
demostrar progresos y hasta modernización en competitividad, 
crecimiento, productividad y aperturismo a la globalización 
transnacional. En Ecuador, tenemos suficiente experiencia histórica para
 demostrar que el modelo empresarial, como el que tuvimos en las 
décadas finales del siglo XX, ha sido un desastre, aunque hoy, sobre la 
base de aniquilar la memoria, trata de ser revivido con otros conceptos y
 eufemismos.
Después de diez meses de indefinición económica, el 
Gobierno de Lenin Moreno, que marcó un nuevo ciclo histórico en el país 
una vez consolidada su ruptura con la Revolución Ciudadana y el anterior
 Gobierno, parece que todavía tiene la oportunidad de buscar al menos un
 tipo de economía social de mercado latinoamericano (capitalismo social)
 en lugar de caer en la trampa histórica que la presión de las cámaras 
le ofrece con el modelo empresarial (capitalismo salvaje), acompañado 
por la presión internacional, la geoestrategia imperialista, las 
derechas regionales y por todos aquellos medios de comunicación 
defensores de los intereses privados y no de los nacionales.
 Blog del autor: rutakritica.org 
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario