Democracy Now!
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org |
Otro
asesinato en masa, otro tiroteo en el que muchas personas son
acribilladas con las balas de un arma adquirida legalmente. Esta vez
fue en Oak Creek, Wisconsin, en un templo sij, mientras los fieles se
congregaban para su culto semanal. El Presidente Barack Obama declaró
el lunes: “Creo que todos reconocemos que este tipo de acontecimientos
terribles y trágicos están sucediendo con tanta frecuencia que es
preciso que nos detengamos a reflexionar”. Palabras vacías en medio de
la masacre. A pesar de que cada día mueren 32 personas por armas de
fuego en Estados Unidos, el equivalente a cinco masacres como la de
Wisconsin, tanto demócratas como republicanos se niegan a abordar una
nueva ley que regule la venta y la posesión de armas. El problema no es
el estancamiento político del tema, sino la falta de consenso.
El
Secretario de Prensa de la presidencia, Jay Carney, sostuvo: “El
Presidente Obama seguirá ordenando a su gobierno que tome medidas
basadas en el sentido común, que protejan los derechos consagrados en
la Segunda Enmienda, a los ciudadanos que respetan la ley, pero a su
vez que hagan cada vez más difícil que determinadas personas, que no
deberían tener armas en virtud de las leyes actuales, las obtengan”.
Vale la pena mencionar que al realizar esta declaración, Jay Carney,
que estaba respondiendo acerca de la intransigencia del Presidente con
respecto a fortalecer las leyes de control y regulación de armas,
utilizó la expresión “sentido común” cinco veces e invocó la ’Segunda
Enmienda” ocho veces. Carney realizó estas declaraciones en la sala de
prensa James S. Brady de la Casa Blanca, que lleva este nombre en
homenaje a uno de sus predecesores, a quien John Hinckley le disparó en
la cabeza en el intento de asesinato del Presidente Ronald Reagan en
1981. Brady sobrevivió y cofundó, junto a su esposa, la Campaña Brady
para Prevenir la Violencia con Armas. Luego de cada una de estas
masacres, la Campaña Brady ha llamado a que se fortalezca el control de
armas.
Este último asesinato en masa muy probablemente se haya
tratado de un crimen de odio, perpetrado por Wade Michael Page, un
veterano del ejército de Estados Unidos de raza blanca que tenía 40
años de edad, estaba vinculado a grupos de supremacía blanca y era
miembro de grupos de rock skinheads. Page se crío en Littleton,
Colorado, la ciudad donde, en 1999, Eric Harris y Dylan Klebold
conspiraron y llevaron a cabo su plan de asesinato en masa en la
secundaria de Columbine. Page sirvió en el Ejército de Estados Unidos
de 1992 a 1998, reparó sistemas de misiles y más adelante se
especializó en el área de “operaciones psicológicas”, aunque no está
claro en calidad de qué, primero en Fort Bliss, Texas y luego en Fort
Bragg, Carolina del Norte.
Page fue dado de baja del Ejército de
Estados Unidos sin honores, lo que es peor que ser dado de baja con
honores, pero no tan grave como la baja por conducta deshonrosa. Los
informes sugieren que tenía problemas de alcoholismo y fue arrestado
varias veces por conducir ebrio. Recientemente había perdido su empleo
como camionero por el mismo motivo, lo que quizá haya acelerado la
pérdida de su casa por ejecución hipotecaria. Es probable que Page
fuera una persona perturbada, y lo cierto es que no era ningún
desconocido. Luego de la masacre, la agente especial del FBI Teresa
Carlson, de Milwaukee, le dijo a la prensa: “Es posible que haya
referencias a él en varios expedientes y eso está siendo analizado en
este momento. Sin embargo, no tenemos motivos para creer, al menos por
lo que sé ningún órgano de las fuerzas policiales tenía motivos para
creer, que estaba planeando o conspirando algo ni que era capaz de una
violencia tan extrema”.
Wade Page era un miembro destacado de la
escena musical neonazi. El Centro Legal del Sur contra la Pobreza, que
releva grupos de odio de derecha, lo conocía, e incluso fue
entrevistado por el profesor adjunto de criminología de la Universidad
de Nebraska en Omaha, Pete Simi, entre 2001 y 2003. A pesar de sus
arrestos, a pesar de su historial como miembro de grupos de odio, Page
pudo ingresar a una armería y comprar libremente y de manera legal una
pistola automática de 9mm, según cuenta el dueño de la tienda. El
problema aquí es el hecho de que esto sea legal.
Como si ambos
hechos estuvieran coordinados, dos días después de la masacre
perpetrada por Page en Wisconsin, Jared Loughner compareció ante un
tribunal y se declaró culpable de asesinato por haber llevado a cabo el
tiroteo de 2011 en Tucson, Arizona, que dejó un saldo de seis personas
muertas y muchas más heridas, entre ellas la ex congresista Gabrielle
Giffords. A Loughner se le había diagnosticado esquizofrenia y pasará
el resto de su vida en prisión. Patricia Maisch es una de las
sobrevivientes del tiroteo. Cuando Loughner fue reducido aquel día de
enero de 2011, Maisch tomó el cartucho de gran capacidad que Loughner
estaba utilizando para recargar su arma. Maisch y otros dos
sobrevivientes del tiroteo lanzaron una campaña junto con el grupo
Alcaldes Contra las Armas Ilegales para exigirles al Presidente Obama y
al gobernador Romney que diseñen un plan para abordar el problema de
las armas en el país.
Al día siguiente de la masacre de Wisconsin hablé con Gurcharan Grewal, presidente de la Sociedad Religiosa Sij de Wisconsin.
Me
dijo: “El problema, en definitiva, tiene que ver con el control de la
venta de armas. No sé cuándo vamos a tomar esto en serio, no sé cuántas
más vidas tendrán que perderse para que se tomen medidas”.
Ni
Obama ni Romney consideran que una mayor regulación del comercio y la
posesión de armas sea la respuesta. Será necesario un movimiento para
hacerlo posible.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Amy
Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional
que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión
en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que
luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios
en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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