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jueves, 24 de julio de 2008


Colombia, conflictos e ideas políticas Ver el árbol aislado, es diferente que verlo como parte del bosque, negamos su unidad dialéctica como expresión de un conflicto que de interno tiene muy poco Jaime A. Moreno en Agencia Bolivariana de Prensa (Kaos. Colombia)
El conflicto colombiano, cada vez mas al centro del ojo del huracán dentro del contexto de la lucha ideológica y política mundial, tanto por el nivel de confrontación alcanzado como por las formas de lucha empleadas, depara juicios de valor de unas y otras orillas del pensamiento, que hacen necesario detenernos en él para entender lo que se esta jugando, no solamente en términos ideológicos sino su correspondencia con la confrontación misma entre la periferia y el imperialismo corporativista mundial.

Mientras que para la derecha mundial, llámese al cúmulo de doctrinas neoliberales, neoconservadoras ligadas al capitalismo corporativo, socialdemócratas, demócratas burgueses y no pocos partidos “socialistas”, y sus aliados de la izquierda reformista, entre ellos un amplio sector del movimiento Bolivariano Chavísta, y la izquierda electorera colombiana, especialista en hacerse de la vista gorda con los miles y miles de muertos de revolucionarios y demócratas a su alrededor, la lucha armada insurgente es un anacronismo termino de moda que intenta quedar bien con todo el mundo; para los revolucionario quienes enfrentan las batallas del día a día, es la única forma de mantenerse vivos y mantener la esperanza de un mundo mejor por el cual se lucha y de ahí su temple que va a la raíz de los problemas estructurales, que de contera desnuda a los acomodados, a los desmovilizadores, a los que viven de la política como negocio, a los traidores y desafectos de cualquier compromiso real con los pobres, como flores en el florero, que sirven para decorar la mesa y engalanar la farsa de la “democracia colombiana”. Obviamente, para ser justos, con maravillosas excepciones de luchadores probados.

Ver el árbol aislado, es diferente que verlo como parte del bosque; si circunscribimos el conflicto a un problema entre radicales intolerantes por fuera del curso de la historia, negamos su unidad dialéctica como expresión de un conflicto que de interno tiene muy poco, pues de la lucha de contrarios prevalecen intereses globales exógenos al país, quienes ha impuesto un orden- desorden, responsable de que en los andes y selvas colombianas, de verdad se este jugando el destino político e ideológico no solamente de Colombia y America latina; mas allá de las valoraciones que hoy se hagan sobre los supuestos grandes cambios en America Latina.

No en vano los mega planes del imperio europeo y americano de seguir saqueando a nuestra America pasan por destruir en primera instancia al movimiento revolucionario colombiano. Si bien se habla que nuevos vientos pasan por la tierra latinoamericana, no es menos evidente que la retórica de las transformaciones ha ido mas allá que las transformaciones mismas, y que el discurso antiimperialista no ha tocado aun sustancialmente los intereses de los imperios y por el contrario se afianzan conciliaciones con el gran capital corporativo como las vías mas expeditas para que las grandes transformaciones se diluyan y se conviertan en históricas frustraciones.

El imperio y la derecha latinoamericana siguen fuertes en la medida en que los revolucionarios no identifiquemos a plenitud las diferencias entre revolución y reforma; entre corriente y contracorriente y no confrontemos al capital.
En tal sentido el problema se debe observar desde la perspectiva de la correlación de fuerzas clasistas dentro de la contradicción fundamental trabajo versus capital, como herramienta del método lógico dialéctico de la teoría Marxista y el método de la ciencia. Sectores revolucionarios coherentes con el discurso teórico revolucionario pero invisibilizados por la mas media e incluso por las direcciones de los partidos llamados progresistas, luchan en los hechos por las transformaciones estructurales que les cambie su terrible realidad sin que tengan claro que sus penurias dependen del agobiante sistema capitalista; mientras los “reformistas” hacen del discurso una herramienta que intenta superponerse a los hechos o a la ausencia de ellos para el consumo mediático; esta cruda realidad la palpamos con algunos ejemplos: Lula y su gobierno en brasil, posan de nacionalista de izquierda, y consecuente con las necesidades de transformar el camino para America latina, mientras en la practica permite que centenares de o­nGs financiadas por el imperialismo se apropien de la amazonía brasileña con sus empresas extractivas que destruyen 13800 k2 de la selva amazónica en promedio por año, con títulos de propiedad incluidos; permitiendo la punta de lanza del imperio para quedarse con la ya débil biodiversidad y el agua de la amazonía, amarrada a la futura tutela de las Naciones Unidas, organismo apéndice del los imperialismos.

Entre tanto, nunca como ahora el gran capital se siente a sus anchas, ultra protegido en expansión y concentración sin limite; paralelo al empobrecimiento estructural de la sociedad brasileña. Ninguna medida de estos reformistas ha tocado el modelo del capitalismo salvaje, y sin embargo, se dice que están en el camino de las reformas. Tal vez por aquello de que el asistencialismo capitalista sea el mejor ropaje para darle un nuevo aire al capitalismo, donde el fracasado programa social de hambre cero es un ejemplo, que ayudó a Lula a mostrarse como hombre cercano a las necesidades humanas y por ello lo reeligieron. En el mundo de ciegos el tuerto es rey.

En argentina ni siquiera pingües medidas se han impuesto para que los grandes capitalistas exportadores de bienes agrícolas y latifundistas generalmente de origen extranjero tributen al estado; cuentan con el apoyo de la derecha oficialista que cubre al gobierno de Cristina Kichner. Los trabajadores apenas han recompuesto algo sus ingresos para resarcirse de la hambruna generalizada.

En chile bajo la presidencia de Bachelet el sistema político que se dice socialista no es más que su negación. Esta mas preocupado por tener contentos a los inversionistas de todas las pelambres y reprimir a quien se moviliza por mejoras en la educación y la salud. Su falta de compromiso con los pobres es total; su lógica pro imperialista incluye proponer que Ingrid Betancourt sea candidata a Nobel de paz, seguramente `por sus evidentes posiciones guerreristas” contra el movimiento revolucionario colombiano.
En ese mismo sentido, tal vez el socialismo de Evo Morales se diferencia un poco del socialismo insulso y panfletario del reformismo anticomunista latinoamericano, en el entendido de que no hay comunista verdadero que no sea socialista, mientras la mayoría de los “socialistas modernos” son reaccionarios.

Solo en los andes latinoamericanos Bolívar y Marx siguen a cabalgando por lograr la emancipación y la justicia social, aunque millones de piedras golpeen el carruaje que hace camino al andar. Es en el contexto de los andes que se hace necesario clarificar el papel ideológico y político que contiene el conflicto colombiano dentro de la encarnizada lucha de clases que hizo metástasis en la región y en no pocos escenario de la conciencia del mundo.

Para nadie es un secreto el papel lumpenésco y asesino que cumple el régimen colombiano y su gobierno rufián; sostenido desde hace más de 30 años por el imperio, sin el cual se hubiese caído hace muchos años, otra seria la historia de Colombia. Este régimen es rehén de imperio y en maridaje saqueador hace la guerra por encargo contra el pueblo insumiso de Colombia para mantener sus incalculables privilegios.

¿Que magia tienen las montañas colombianas para que en ellas se estrellen todos los discursos reaccionarios y, que no pocos “progresistas o revolucionarios”, con trajes camuflados al servicio de la reacción tengan que salir del closet?
Muchos alfiles del proceso venezolano del cambio, por ejemplo han mostrado que su papel es estar al asecho como peones al servicio del imperio, basto que el comandante Chávez públicamente conminara a las FARC-EP, a replantear ciertos aspectos de su estrategia de lucha para que salieran a la palestra, y mostraran su verdadera faz desatando su condena contra los revolucionarios colombianos
[1].

El asunto ayuda a clarificar porque en los momentos en que el movimiento insurgente intenta abrirse paso ante el macartismo y la satanización, coinciden plenamente tanto en Venezuela como en Colombia y otros lugares, personajes que dicen ser de avanzada, compartiendo posiciones políticas con las oligarquías nacionales y el imperio europeo-usa americano, sin importar que de un plumazo su retórica revolucionaria salte en mil pedazos. Como camaleones pasan de tener “enemigos de clase” en la corona del poder oligárquico e imperial, para verlos solamente en las montañas de Colombia.
Interesante fenómeno depurador: que desde ya es un triunfo para los pueblos que se salvan de caer en manos de sus enemigos, es como un faro que filtra a todo aquel que en forma indefectible en distintas circunstancias tomara posición por la oligarquía expresada en sus propios intereses y saltaran la talanquera como dicen en Venezuela. El que abraza el pacifismo Per se, niega la violencia revolucionaria como partera de la historia y descabeza la lucha de los pueblos contra la opresión y la tiranía.
La compuerta ideológica del conflicto colombiano
El proyecto que lucha por el socialismo, en el siglo XXI; no el socialismo del siglo XXI, que aun no sabemos de sus particularidades, sino del socialismo científico pensado por Marx, Lenin, Engel, Fidel, El Che, Marti, Marulanda y un gigantesco etcétera; el que emancipara al hombre de la esclavitud y de la explotación: el socialismo a secas, sin esguinces. Será el camino para que el hombre se represente en su propio esfuerzo y la riqueza creada se devuelva en términos de justicia y felicidad social. Este socialismo tiene claro que la propiedad privada de los medios de producción, el mercado, la explotación del hombre por el hombre y la sociedad del consumo tienen que desaparecer para sostener la vida en la tierra y con ello desaparezca la corrupta moral burguesa que sostiene al capital.

Luego solo queda un camino: Avanzar hacia la construcción de un nuevo hombre, con una nueva moral, basada en la ética de fines en cuanto a que todo el esfuerzo humano será en beneficio del hombre: mi felicidad es el reflejo de la felicidad de los demás, ello requiere destruir las circunstancias y las reglas de juego que sostienen la ética burguesa. Para lo cual es indispensable cambiar las relaciones de propiedad y sobre ellas las relaciones de dominación o de poder; cualquier otra propuesta ideológica que haga omisión a estos se diluye en el ámbito de la defensa de la explotación humana empaquetada con rostro humano, porque mantendrá las penurias de los pueblos.Las secuelas políticas del terrorismo estatal y mediático.

El terrorismo de estado mas el terrorismo mediático como instrumento del régimen oligárquico y el imperio para destruir la sociabilidad colombiana, es decir, los espacios en donde los hombres actúan libres y por lo tanto pueden opinar y comportarse como tales, de acuerdo a sus ideas sin temor a expresarlas sin ser asesinado, cumplieron la misión de aniquilarlos y suprimirlos; solo hay una razón que explica tal sevicia y criminalidad: no han podido derrotar al movimiento insurgente a pesar de los numerosos recursos invertidos y de haber convertido al estado en un gigantesco represor contra el pueblo; los espacios o supuestos espacios donde se mueve la izquierda electoral, aquella que tanto le gusta a la derecha para legitimarse en el poder, solo representan un micro cosmos donde hacer política es permitida solo si se cumplen con los parámetros determinados por la hegemonía:

Renegar del proyecto Bolivariano y el marxismo y todas las formas de lucha que se identifiquen con la lucha de clases.
Aceptar que los EEUU sean los tutores naturales de nuestros destinos porque nosotros somos su patio trasero
Sostener públicamente, que las FARC-EP, el ELN y el secuestro son el principal problema de Colombia. Y que la violencia en Colombia es responsabilidad de ellos.

Rechazar públicamente que la combinación de las formas de lucha tiene alguna justificación.

Desconectarse totalmente de los procesos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.

Aceptar que el establecimiento se pronuncie a favor de sus fichas en las organizaciones de izquierda y que tales personajes controlados por ellos sean los que las representen. Tipo Garzón, Petro, Samuel Moreno, Navarro etc. para los demás, plomo.

Eliminar de su vocablo las palabras: socialismo, comunismo, igualdad, inclusión social, democracia, justicia social, liberación, defensa de los recursos naturales, soberanía nacional, independencia, autodeterminación, gratuidad en educación, salud, reforma agraria, reforma urbana, nacionalizaciones, universalización de las relaciones internacionales, defensa de lo publico, narco paramilitarísmo, (mejor para política), investigación, etc. etc. etc.

En tal sentido hacer política legal contestataria pasa por conciliar con el bipartidismo para que no haya siquiera reformas y cohonestar con las mafias y la criminalidad. El resultado es el colapso de las ideas, y su hija, la patria boba, para señalar solamente el aspecto político.
¿A ese escenario será al que el comandante Chávez, el presidente Correa y otros quieren mandar al movimiento insurgente para que desarmado hagan política sin temor a ser acribillados? se pregunta cualquier conocedor de Colombia. ! Que ingenuidad, para no decir que vergüenza ¡ ! Es el suicidio, Suicidio, Suicidio, Como lo sugirió Rodrigo Granda y Santrich: Solo nos queda el camino de vencer o vencer aunque venciendo tengamos que morir.

Como no hay oposición real legal tolerada por la mafia enquistada en el poder, entonces el desastre humanitario, la guerra sucia, la desaparición de lo publico, el borreguísmo, la cultura del delator, la alineación, el culto a la estupidez y el promiscuo país de la pasarela, de la telenovela, sumado al sórdido estimulo mediatizado que paga por ser ignorante, obediente y estoico ante el sufrimiento; Hacen de Colombia un país fragmentado sin conexiones sociales entre clases diferentes, distintas a la servidumbre, en donde el régimen de terror, con apoyo de la religión desde sus múltiples manifestaciones van caminando juntas para depreciar al hombre y convertirlo en una mercancía. Un régimen implosionado, sin ciudadanos, sin debate, sin opción
¿Que clase de individuos fabrica este modelo de degeneración? Recordando a Federico Nietzsche en su libro la “transvaloración de los valores”, en Colombia el sistema produce dos tipos de hombre: El hombre hiperbóreo, escaso pero gigante, aquel que multiplica su faena para que la llama de la rebeldía no se apague y sus banderas lleguen a otros hombres, porque siente angustia y le duele el destino que llevamos que hace cosas y sueña con un país totalmente distinto para que nos quiera un poquito; y el hombre decadente, aquel que hace cosas que no le conviene y subyacente al régimen Uribista y que se manifiesta de mil formas todas decadentes en cuanto la inversión de valores y que se presta para alimentar la mediocridad, el atraso y el fascismo.

Este régimen castiga a la conciencia en cuanto conocimiento. La sociedad colombiana no esta construida sobre saberes globales sino sobre la instrumentalización técnica para el servicio de las elites que esclavizan, por ello, se niega la realidad a los ojos de todo el mundo, mientras esta hace de la suya en la mente y el cuerpo de cada colombiano trabajador, de lo cual emerge por lo menos una patología mental muy de la mano con la esquizofrenia.

Produce grima y nostalgia muchas cosas como ver que el aparato represor y sus agentes provienen del mismo pueblo alienado y embrutecido, que carece de argumentación minima para defender sus propias actuaciones, son Uribistas porque Uribe es el Rambo que habita en cada uno de los menesterosos que claman un pedazo de pan a costa de ensangrentar la patria , pero lo que mas desazón causa es que la ganancia acumulada por tanto esfuerzo para que el mundo conozca las razones de la tragedia colombiana y se solidaricen con la lucha de liberación, por el contrario se reciba sin consideración y conocimiento de causa apelativos rebatidos por los hechos, que auspician que la daga imperial siga apuñalando los sueños de todo un pueblo guerrero e insumiso, como si con ello lograran indulgencias de la posición dominante.

Ello ha dado pábulo para que las marchas guerreristas orquestadas desde el establecimiento colombiano contra la idea de la paz y la negociación política del conflicto, reciban el caudal de miles de pobres que como borregos acudan a la farsa mediática donde colocan al secuestro como problema suyo, cuando el hambre y la desolación campean en sus rostros famélicos por necesidades básicas insatisfechas, pero que se auto incluyen en el sistema por pequeñas lisonjas imaginando además pertenecer a la misma clase perversa que los agobia, explota y destruye.

Es entendible que este régimen solo este sostenido con la mentira, la falacia, la trampa, el engaño, la manipulación, la ignorancia y el asesinato; pero no es entendible que reciba apoyos no pedidos, sobre todo de sus enemigos declarados. Según el ministro de defensa Juan Manuel Santos quien jamás se ha retractado de sus palabras “el más grande enemigo de Colombia es Chávez y su revolución Bolivariana”, aunque provengan de un criminal, su discurso no es retórico ni ciclotímico, es coherente con su pensamiento e intereses de clase.

Pero algo si es cierto, volviendo a la esclarecida, sentida y poética carta de Granda y Santrich, cuando se defiende una causa justa y esta llega al alma de los oprimidos estos serán los amigos que nos defiende de la muerte, que nos vuelven casi inmortal y por lo menos impiden que lo maten a uno de repente así nomás, como también lo planteaba Jaime Bateman Cayón.

Surgirán grandes alamedas como lo sentenciaba el compañero Salvador Allende, por donde el hombre colombiano camine libre y digno por la tierra dando ejemplo y compartiendo sus luchas con los pueblos oprimidos de la patria grande y de la tierra.
Jaime A Moreno

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