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sábado, 3 de noviembre de 2012

TPC, ¿un Sandy para los productores panameños?


Por Luis Manuel Arce *

Panamá (PL) Panamá, una franja de tierra atrapada entre el Atlántico y el Pacífico, tiene la invalorable ventaja de poseer un régimen pluvial muy intenso por la influencia de los vientos anticiclónicos de los dos océanos que explican su abundante lluvia durante nueve de los 12 meses del año. Aunque el país sufre de inundaciones, no es atravesado por los ciclones del Atlántico ni los tifones del Pacífico, lo cual da una tranquilidad material y espiritual a su población, mientras las lluvias contribuyen a mantener con niveles estables y muy altos sus lagos y ríos.

Panamá, en consecuencia, es como una postal intensamente verde casi todo el año con escasas regiones que, de tiempo en tiempo, sufren de sequía. Sus pastizales son de hecho naturales y pueden albergar una población ganadera de la mayor envergadura.

Sin embargo, esas bondades de la naturaleza, que deberían ser ventajas comparativas en cualquier relación de costo-beneficio frente a otras economías, no rinden los frutos que en apariencia debían aportar a la nación y reflejarse en una abundante oferta en las estanterías de la red interior de comercio.

La agricultura y ganadería panameñas y la industria procesadora deberían en teoría ser el muro de contención que impida que el oleaje de los altos precios desborde los de la canasta básica alimentaria y deje vacíos los bolsillos o los estómagos de los sectores nacionales de menores ingresos.

Es lamentable decirlo, pero ni la producción agropecuaria nacional ni la raquítica industria procesadora dan una respuesta efectiva a esa tragedia de la inflación y el alto costo que significa para el trabajador panameño alimentarse medianamente bien.

En los mercados de abasto y supermercados aparecen en yuxtaposición con los nacionales, e incluso a veces en solitario, desde tomates hasta papas, e incluso legumbres, cosechados fuera de las fronteras panameñas, lo cual da cierta lástima.

A esa pésima situación a la que han contribuido casi todos los gobiernos, se une ahora una preocupación mayor con la entrada en vigencia el 31 de octubre del Tratado de Promoción Comercial (TPC) con Estados Unidos.

El TPC, una variante fonética o sintáctica para no relacionarlo con los rechazados Tratados de Libre Comercio (TLC) que han ido sustituyendo parcialmente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pone en ascuas a los productores.

Hasta ahora la intranquilidad de ver junto a sus productos, tubérculos, legumbres, hortalizas, frutas, carnes y leche de Estados Unidos y otros países, era poca para los campesinos porque el régimen arancelario los favorecía y la competencia era soportable.

Pero ya no será más así. Aunque se ha pactado un escalonamiento en la aplicación del cero arancel, el TPC de hecho ya comenzó hace tiempo a hacer estragos demoledores entre los productores nacionales.

La Asociación de Productores Agropecuarios de Chiriquí advirtió que ocho mil 786 productores panameños podrían salir de la actividad agropecuaria a causa del TPC con Estados Unidos porque Panamá no está lista ni técnica ni financieramente para enfrentar una competencia frente a un país altamente proteccionista y con subsidios tan altos al sector.

Martín Ríos, coordinador del cultivo de porotos de la Asociación, explicó que con la nueva rebaja y eliminación de los aranceles de importación, fijadas por el gobierno de Ricardo Martinelli, los productores nacionales tendrán que dejarles el terreno a los competidores foráneos.

Prensa Latina preguntó a la viceministra de Economía Diana Salazar, negociadora del TPC, sobre la situación de sus compatriotas y expresó que la visión política del gobierno es el ambiente de competitividad, no dar subsidio ni apoyo financiero o de otra naturaleza a los campesinos, sino proveerlos de herramientas eficaces para que puedan equipararse a sus nuevos competidores.

Pero Salazar fue mucho más allá al indicar que al gobierno lo que le interesa con el TPC son dos de "sus tres patas": la de servicios y la de inversiones. La tercera, la del intercambio de bienes, queda relegada porque ya asumen de facto que Panamá jamás podrá tener un superávit comercial con Estados Unidos y esa relación siempre va a ser deficitaria para ellos.

Y en eso la viceministra tiene razón: la diferencia en la balanza comercial se traga a Panamá, pues mientras Estados Unidos vende al istmo bienes por valor de dos mil 518 millones de dólares anuales, le compra solo por 211 millones 481 mil.

Sostener la supervivencia de los productores nacionales es, por lo tanto, una tarea del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, según Salazar, pues el Ministerio de Economía Finanzas lo único que aportará serán instrumentos normativos que apuntan a la competitividad en forma genérica.

El temor de los productores panameños al TPC no debería de sorprender pues desde hace más de un año están advirtiendo de su impacto negativo en la agricultura y ganadería nacionales.

Precisamente una de las razones de la renuncia del exministro de Agricultura Emilio Kiesweter el año pasado fue dedicarse a su hacienda a fin de prepararse para enfrentar con las menores pérdidas posibles el TPC.

Los productores agrícolas panameños, en especial arroceros y ganaderos, aseguraron habían advertido al gobierno que no estaban preparados para la entrada en vigencia del Tratado durante un encuentro agropecuario del Banco Nacional de Panamá.

Esos vientos ya empezaron a soplar. El 9 de octubre, 22 días antes de la entrada en vigor del TPC, el gobierno panameño eliminó el arancel de importación de frijoles de diversos tipos incluido el guandú, lo cual afecta directamente a mil 500 productores que dependen del cultivo de esos granos.

También redujo de 155 a 30 por ciento el arancel a la leche evaporada, de 50 a 20 en polvo, y de 30 a 10 el del queso mozzarella. La medida afecta a siete mil ganaderos según Euclides Díaz, secretario de la Asociación Nacional del ramo.

En fin, estos son apenas los truenos de una tormenta desatada por el TPC, la cual puede ser peor que un Sandy para los productores panameños.

*Corresponsal de Prensa Latina en Panamá.

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