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martes, 4 de mayo de 2010

Tema 10 - Investigaciones del Proyecto Censurado 2009
Psicólogos cómplices de la CIA en la tortura
por Katherine Eban, Mark Benjamin

La utilización de la tortura va en contra de todas las reglas humanas del mundo civilizado, contra la ética, la moral, el derecho internacional. Entonces uno se pregunta ¿porqué los EEUU la utilizan a gran escala a sabiendas que esto los situará en el banco de acusados de la comunidad internacional? Todo indica que los EEUU quieren alterar su significación: imponerla como imperativo moral contra el «terrorismo» y dominar aterrorizando.

Este acondicionamiento se va efectuando gradualmente en la opinión pública mundial, en nuestras sociedades, banalizándola, bajo el falso pretexto de ser un mal menor ante un mal mayor: el «terrorismo». Como lo decía ya el poeta francés Jean de la Fontaine en el siglo XVII, respecto al ser humano: «prefiere sufrir que morir, esa es la divisa de los hombres». Y los especialistas de la tortura lo saben bien.

Cuando en 2005 las noticias periodísticas denunciaron que había psicólogos trabajando con militares de EEUU y la CIA para desarrollar métodos brutales de interrogatorio, los dirigentes de la Asociación de Psicólogos Estadounidenses (APA) reunieron un grupo de trabajo para examinar la cuestión.

Después de dos días de deliberaciones, el grupo de diez miembros llegó a la conclusión de que los psicólogos desempeñaban «un papel valioso y ético» al asistir a los militares.

Un alto nivel de confidencialidad alrededor del grupo de trabajo prohibía revelar las actas y los miembros y asistentes. No fue hasta un año después que se dieron a conocer los nombres de los miembros de este grupo, en Salon.com [1], revelando que seis de los nueve miembros con derecho al voto pertenecían a agencias militares y de inteligencia con conexión directa a los interrogatorios en Guantánamo y sitios oscuros de la CIA que funcionan ignorando las convenciones de Ginebra.

El grupo de trabajo de la entidad Ética Psicológica y Seguridad Nacional (PENS, en inglés) se reunió en respuesta a las pruebas cada vez mayores de que los psicólogos no sólo participaban en los procedimientos que han horrorizado a la humanidad, sino que de hecho estaban a cargo de diseñar esas brutales tácticas y de entrenar a los interrogadores en esas técnicas.

En particular dos psicólogos desempeñaron un papel central: James Elmer Mitchell, que fue contratado por la CIA, y su colega Bruce Jessen. Ambos trabajaron en el programa de entrenamiento militar clasificado conocido como Supervivencia, Evasión, Resistencia y Fuga (SERE, en inglés), que condiciona a los soldados para soportar el cautiverio en manos enemigas.

De una manera bastante cuasi-científica, según psicólogos y otras personas con conocimiento directo de sus actividades, Mitchell y Jessen retroinvirtieron las tácticas infligidas a los aprendices de SERE para usarlas en los detenidos en la «guerra global contra el terror».

Con la completa adopción de las técnicas de SERE para los interrogatorios por parte de los militares de EEUU, la CIA puso a Mitchell y a Jessen a cargo del entrenamiento de los interrogadores en las técnicas brutales, incluyendo el «submarino» [técnica de tortura], en su red de sitios oscuros.

Entretanto, resulta cada vez más claro que EEUU ha sacrificado su conciencia y su imagen global por tácticas que son, con mucho, ineficaces.
Con cerca de 150.000 afiliados, la APA es la mayor organización psicólogos en el mundo. A diferencia de la Asociación Médica Estadounidense y de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense que, desde 2006, han prohibido totalmente la participación de sus doctores, la APA continúa permitiendo que sus miembros intervengan en los interrogatorios de detenidos, alegando que su presencia garantiza interrogatorios seguros y evita los abusos.

La Dra. Jean Maria Arrigo, uno de los tres miembros civiles del grupo de trabajo PENS 2005, cuya tarea fue considerar lo apropiado de la participación de psicólogos en métodos severos de interrogatorio, asegura que los más altos niveles del Departamento de Defensa (DOD, en inglés) predeterminaron las conclusiones de los grupos de trabajo.

Al citar una serie de irregularidades que incluyen la prisa, la intimidación y el secreto, Arrigo sostiene que el grupo de trabajo estaba lejos de ser equilibrado o independiente.

Reveló que el Presidente de APA, Gerald Koocher ejerció un fuerte control fuerte sobre las decisiones del grupo de trabajo y censuró a los disidentes. Seis de los diez miembros ocupaban altos puestos en el DOD, claramente en atención a que representaban decisiones que ya se habían tomado. Estas fueron:

- a) la adopción de la definición permisiva de la tortura en las leyes de EEUU, a diferencia de la estricta definición en el derecho internacional, y

- b) la participación de psicólogos militares en los escenarios de los interrogatorios.

Muchos psicólogos molestos insisten en que la política de la APA ha hecho de la organización una entidad que posibilita la tortura.

En la convención anual de APA de agosto de 2007, los miembros presentaron ante su Consejo de Representantes una enmienda moratoria de la resolución de la APA:
«Se resuelve que los objetivos de la APA serán el desarrollo de la psicología como ciencia y profesión y como medio de promover salud, la educación y el bienestar. Por lo tanto, el papel de los psicólogos en escenarios donde los detenidos han sido privados de una protección adecuada de sus derechos humanos se debe limitar a ser el de un personal de salud que proporcione tratamiento psicológico».

sigue acá....


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