Lic. Carlos Maldonado
Con lo que está pasando en Siria el recelo es un sentimiento obvio y generalizado. Ello nacido de una información escueta y muy nebulosa; no existen imágenes verificables de agencias de noticias reconocidas y acreditadas que atestigüen lo descrito por ellas mismas en los telenoticieros y rotativos a nivel mundial. Solo las que les envían cámaras personales y móviles que no solo carecen de la confiabilidad imperiosa sino del profesionalismo propio de los versados en ello y la edición correspondiente. Son tomas de “aficionados” en las cuales se muestran a varias personas que manifiestan no se sabe contra quien, contra qué, en que momento o en que lugar. Se ven algunas banderas que blanden. Y como yo no domino el idioma que en ese país se habla -imagino que la gran mayoría en estas latitudes tampoco- lo único que éstas me transmiten es una confusión tremenda. Es estar en presencia del cine mudo.
Todo ello despierta suspicacia. ¿Por qué no hay corresponsales de noticias en Siria para que nos informen verazmente lo que está sucediendo allí? ¿A que se debe la ausencia de informadores profesionales en ese país?
Esas tomas, si uno pensara mal, bien podrían ser de otra latitud donde las banderas se parecen mucho. Esas manifestaciones bien podrían ser de opositores a Bashar al Asad o de sus simpatizantes. O, bien de otra parte y de otro momento. No hay nada que indique que son imágenes presentes.
Por otro lado, la única fuente de información que citan repetitivamente los grandes medios, aparte de las tomas de los aficionados, es la de un tal Observatorio de Derechos Humanos en Siria cuyo nombre arranca una mueca de incredulidad ya que bajo el mismo mote otras organizaciones de la misma especie han servido, en manos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos –CIA-, de instrumentos desestabilizadores de gobiernos legítimos, tales como Human Rights Watch y la Freedom House , o las que funcionan en determinados países como Cuba, creadas para fomentar desordenes y caos a la revolución cuyo gobierno no conviene a los intereses imperialistas del norte como son la Agencia para la Promoción de los Derechos Humanos en Cuba , las Damas de Blanco o los Periodistas y Bibliotecas Independientes. Organizaciones que han sido evidenciadas como mercenarias por las infiltraciones que le ha hecho el gobierno cubano, dejando al desnudo la injerencia y el ataque directo del gobierno de Estados Unidos contra otros países, en este caso Cuba, en aras de sus intereses imperiales.
Otra cosa que despierta suspicacia, es que ese mismo Observatorio de Derechos Humanos en Siria se dispara números de víctimas de la represión del gobierno sirio pero sin que nadie pueda constatar dicho número ni en el lugar ni por medio de imágenes. No hay otros entes confiables que puedan hacerlo lo cual la deja a la deriva en sus afirmaciones. Cosa muy negativa para la verdad en cualquier parte del mundo. Además, de ser un método muy similar al utilizado contra Libia antes de sufrir los ataques de la criminal OTAN , lo cual se ha constatado como una gran conspiración basada en la falsedad de las informaciones previas.
Cuando se inició la agresión contra Libia, señalé que luego de terminado el trabajo allí, el cual, por cierto, no han podido concluir los imperialistas aglutinados en la OTAN por la determinación y el arrojo del pueblo libio de defender su patria, seguirían contra Siria armando bandas de terroristas locales y mercenarios extranjeros que desestabilizaran el gobierno de Al Asad tal como hasta el día de hoy lo sigue denunciando en innumerables foros el gobierno sirio. Sin embargo, dichas denuncias han sido desoídas por la comunidad internacional y minimizadas por sus “medios de comunicación”. Y, luego seguirían su viaje macabro contra Líbano que razón tuvo ayer de desmarcarse de la resolución contra Siria por parte del Consejo de Seguridad donde ocupa una plaza temporal. El haberse unido a ella hubiera significado clavarse a si mismo un puñal en el corazón, porque ya no tardan en ir tras él, los imperialistas.
Aprovechando las manifestaciones contra los gobiernos proclives a él, Occidente se sirvió de ellas para deshacerse no solo de algunos de sus “aliados” ya muy cuestionados e impopulares entre sus propios conciudadanos con lo cual se garantizaba que cambiándolos a ellos no cambiaba la estructura del poder en dichos territorios y, a la vez, deshacerse de gobernantes que no seguían a pie juntillas sus mandatos entre los que se encontraban los de Libia, Siria y Líbano. Desembarazarse de ellos significaba un control total de la zona, especialmente donde las últimas dos naciones mencionadas, comparten fronteras comunes con Israel su gendarme para el control de la región rica en petróleo, gas y otros recursos energéticos. Un agresor que no solo mantiene un comportamiento hostil para con sus vecinos sino una ocupación ilegal en territorios que pertenecen a ambas naciones desde donde las hostiga constantemente provocando muertos, heridos y destrucción sin que la “comunidad internacional” se pronuncie contra de esos abusos. Eso, sin contar el apartheid y guetización que mantiene contra el pueblo palestino desde hace un poco más de sesenta años impidiéndole erigir su propio estado en tierras que le ha ido confiscando paulatinamente a través de la violencia armada.
Balanceando la información que dan los “grandes medios” a través de “terceros” por la -¿imposibilidad?- de llegar al teatro de operaciones, en plena era de la información, y cumplir con el objetivo universal para con la sociedad global como es el de informarla veraz y objetivamente, me declaro totalmente desilusionado con esos “agencias noticiosas” pues lo que temo es se estén prestando a los intereses de las potencias para que a través de la desinformación, la manipulación, la tergiversación de los hechos, la utilización de una única fuente que objeto como parcial como lo es ese ya mencionado Observatorio de Derechos Humanos en Siria, una fachada más de la CIA, estén “preparando” a la opinión pública local y mundial para una agresión futura contra el pueblo sirio.
Eso está muy claro: el montaje mediático está en función de lograr una condena a los derechos humanos contra el régimen sirio con el objetivo de agredirlo militarmente por parte de la OTAN, similar a lo que hicieron en Libia con esa espuria Resolución 1973 la cual ha sido violada flagrantemente por parte de las potencias al abrogarse otras acciones que no están contenidas en ella, llegando a agredir al mismo pueblo que dicen defender y bombardear objetivos civiles y de información como la televisora libia en los últimos días.
A pesar de esa jugada, no han obtenido una condena contra Siria por la desconfianza que han levantado entre las naciones por su denigrante y engañoso proceder en Libia y antes que ella, en Irak y Afganistán.
Para resquemor de Israel y Estados Unidos sus planes no están caminando a la prontitud que ellos quieren. Se les acaba el tiempo. La crisis se agrava en sus propios territorios y los recursos que creían en su mano para frenar su veloz trayectoria cuesta abajo, se les han ido diluyendo como el agua entre los dedos.
Las otras naciones deben estar pensando ya en otro mecanismo económico y político pues ante la tiranía mundial que nos ha impuesto el imperialismo y sus secuaces es imposible que el género humano subsista este siglo siquiera. Ante el fracaso del neoliberalismo se necesitan nuevas formas de convivencia entre las naciones, no solo para evitar más guerras sino para reconstruir lo devastado por ellas. Más que en lo material, en lo espiritual y natural.
¿Qué opinión tendrá la comunidad árabe en el país y en la región?
Lic. Carlos Maldonado
Economista y Profesor en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala
Colectivo “La Gotera”
Guatemala, 04 de agosto de 2011
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