Acusa al magnate de
soborno
Gente normal ya hubiera abandonado este procesodel impeachment, señala el jefe de la Casa Blanca
Nueva York. La presidenta de la Cámara de Representantes,
Nancy Pelosi, la demócrata más poderosa en Washington, denunció que la
evidencia señala que Donald Trump es culpable de soborno y que lo
revelado hasta ahora por las investigaciones para un impeachment sobre la conducta del mandatario
hacen que lo que hizo Nixon se quede corto.
Un día después de la primera audiencia pública en el proceso de
evaluación y formulación de cargos contra el presidente para su juicio
político (impeachment) –vista en televisión por más de 13
millones de personas– la clase política, junto con los analistas,
estrategas y periodistas debatieron el arranque de esta fase del proceso
cuyo objetivo principal es persuadir a la opinión pública sobre la
culpabilidad, o no, de Trump por abuso de poder y violaciones anexas.
La acusación de Pelosi indica un giro en el mensaje de los demócratas al caracterizar lo que antes llamaban un quid pro quo como
soborno, ya que ese es uno de los delitos explícitamente identificados en la Constitución que ameritan la destitución del presidente.
Al hablar de la audiencia del miércoles, en la cual dos diplomáticos de carrera fueron los primeros testigos, Pelosi afirmó:
el testimonio devastador corroboró evidencia de sobornos descubiertos en la investigación, y que el presidente abusó de su poder y violó su juramento al amenazar con retener la asistencia militar, y ofrecer una reunión en la Casa Blanca, a cambio de abrir una pesquisa contra su rival político; un intento claro del presidente para darse ventaja en la elección de 2020.
Pelosi se refería a la acusación al centro de la investigación de que
Trump presionó a su homólogo ucranio a interferir en el proceso
electoral estadunidense haciendo un anuncio para dañar a sus rivales
políticos en beneficio de su campaña de relección.
Por su parte, los republicanos continuaron rechazando toda acusación contra Trump y descalificando el proceso en términos de
una maniobra política de los demócratas. El propio presidente comentó ayer que
gente normalya hubiera abandonado todo esto, aunque no pocos cuestionan, si Trump debe ser juez, quién sería
normal.
Esta noche, el presidente viajó a Luisiana a un mitin electoral donde se esperaba que repitiera que todo el proceso es una
cacería de brujas.
Esto sucede en un contexto que analistas consideran de extrema
polarización política con los fieles de Trump que rehúsan, por ahora,
ceder ante los hechos presentados en este proceso de impeachment, lo cual es en parte producto del desplome de confianza pública en las instituciones políticas y los medios de información.
Una nueva encuesta de Ap-NORC difundida ayer registra que casi la
mitad de estadunidenses (47 por ciento) dice que batalla para determinar
si la información que reciben es verídica o no. Al final, nadie le cree
a nadie: mayorías en el sondeo dicen que tienen poca o nula confianza
en la información que reciben acerca del gobierno en las redes sociales,
por medio de los políticos electos, el sector empresarial y el
presidente.
Eso es un triunfo de los estrategas de Trump, quienes no
necesariamente buscan convencer a la opinión pública de su versión de
las cosas, sino sembrar la desconfianza sobre los hechos mismos. De eso
depende la construcción de
verdades alternativas.
Este viernes se llevará a cabo la segunda audiencia pública de este proceso.
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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