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lunes, 16 de noviembre de 2015

Canal de Nicaragua, visto bueno al informe medioambiental





La batalla por el control geoestratégico de regiones claves del planeta entre las dos grandes superpotencias, está dando un paso más con la posible construcción del Canal de Nicaragua por parte de empresas chinas, que busca absorber parte del flujo económico de vecino canal de Panamá de influencia estadounidense.
En las últimas fechas se ha dado un paso adelante en la construcción del canal nicaragüense. La empresa china Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) ha logrado el permiso ambiental y empezará a final de año el proceso para iniciar la construcción del Canal de Nicaragua. Esta será una de las mayores infraestructuras creadas en la historia, siendo su coste económico de 50.000 millones de dólares. El Canal tendrá una longitud de 278 km de largo (de los cuales 105 kilómetros atravesarán el lago Nicaragua), un máximo de 500 metros de ancho y una profundidad de 30 metros. Pero el canal no solo será lugar de tráfico de mercancías: alrededor de él están proyectadas otras infraestructuras como un aeropuerto internacional, dos puertos, instalaciones turísticas y plantas eléctricas, entre otras.
El permiso ambiental concedido por el Gobierno dirigido por Daniel Ortega obvia el impacto ambiental que se producirá en el país centroamericano, especialmente en una de sus mayores reservas naturales, el lago Nicaragua. Este, con más de 8.000 kilómetros cuadrados, es el segundo más grande de América Latina y la reserva más importante de agua de todo Centroamérica. Desde el punto de vista geológico y geográfico es un enclave de enorme importancia, ya que forma parte del arco volcánico centroamericano, y entre sus más de 400 islas, en la de Ometepe está todavía activo el volcán Concepción. Además posee una gran importancia ecológica al albergar especies como el tiburón toro y el pez sierra.
Recogiendo el informe del Centro Humnoldt, el impacto ambiental del Canal sería devastador al dividir en dos el Corredor Bilógico Mesoamericano, afectando a unos 4.000 km2 de bosques, costas y humedales en las que habitan 22 especies vulnerables y en peligro de extinción, como tapires, jaguares, tortugas marinas y colares, y gran variedad de ecosistemas cada vez más escasos en Centroamérica.
Desde el punto de vista hídrico, el canal causaría impactos en la calidad del agua y la distribución de esta, tanto en el país como en la región. Esto se deberá tanto por la construcción, como por a los vertidos producidos por el tráfico de los buques transoceánicos. Todo ello perjudicaría el uso del agua del lago para el consumo humano, la pesca, el riego y la seguridad alimentaria.
En lo social, el Canal supondrá la ruptura del territorio y por lo tanto de las relaciones y comunicaciones entre las comunidades vecinas, para las que no hay de momento alternativas, así como la expropiación de terrenos y viviendas de muchas familias y comunidades. Además acabaría con muchas comunidades indígenas por las que el Canal atraviesa.
Lejos de los argumentos que propugnan un beneficio económico para el país, este no es tal, ya que según la Ley 840 Nicaragua solo recibirá anualmente un 1 % de las acciones por parte de las empresas adjudicatarias. La concesión del Canal será de 100 años. La empresa podrá expropiar los terrenos que considere necesarios. No habrá posibles acciones para el incumpliendo de las obligaciones y no establece la necesidad de un Estudio de Impacto Social y Ambiental. De este modo, el tan manido mantra del beneficio económico queda diluido en la realidad del reparto de beneficios, que irán hacia las grandes corporaciones como HKMD en detrimento de la población local, que verá gravemente afectados sus modos de vida, cambiándolos por una forma de vida dependiente y precaria.
La movilización social en contra del Canal ha venido de la comunidad científica, poblaciones y comunidades afectadas y organizaciones sociales, especialmente ecologistas, agrupadas en el Grupo de Cocibolca. Estas movilizaciones han sido duramente reprimidas por el Gobierno nicaragüense.
Por todo ello, Ecologistas en Acción muestra su apoyo y solidaridad con las diferentes movilizaciones sociales en contra del Canal. Así como se suma a la petición al gobierno de Nicaragua de la paralización del proyecto por sus graves daños medioambientales y sociales.
Además, la organización ecologista participa en la organización de una serie de eventos los próximos 27 y 28 de noviembre en Madrid con motivo de la visita de Mónica López, una de las referentes nicaragüenses en la lucha contra el Canal.

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