La nueva generación de
comunicación móvil 5G significa una profunda transformación tecnológica
con importantes consecuencias empresariales, sociales y geopolíticas,
desde el momento en que los investigadores y las empresas chinas tomaron
la delantera, despertando la paranoia de los estrategas y el gobierno
estadounidenses, teniendo en cuenta las consecuencias geopolíticas e
incluso militares de la misma.
En 2017 la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (ITU) dispuso algunas especificaciones para el 5G,
como una velocidad mínima de descarga de 20 Gigabits por segundo (Gbps) y
una mínima de subida de 10 Gbps.
El internet de las cosas (IOT
por sus siglas en inglés) que se avizora, donde se propone un mundo en
el que todos los objetos estén conectados a la “red de redes” e
interconectados, requiere de altas velocidades, de convergencia en los
accesos y de baja latencia. Sin duda esta quinta generación de
tecnologías de telefonía móvil será hacia donde miren los proveedores de
servicios para poder cumplir con la enorme demanda de acceso e
interconexión de dispositivos en el mundo entero.
Como todo en
tecnología, el 5G levanta voces adversas y despierta humanas alertas y
temores sobre lo que vendrá, alertas que debieran enfocarse a pensar
sobre el impacto político y social de la introducción de estas nuevas
tecnologías y de millones de dispositivos aportando al gran panóptico
tecnológico. ¿Podemos estar al margen del inmenso control global al que
ya nos sometemos casi sin notarlo?
Algo sigue siendo claro: la
tecnología por sí misma es inocua y por lo tanto dependerá de quién la
domine, alerta el experto uruguayo Enrique Amestoy.
Para que
quede claro, esta tecnología será 40 veces más rápida que la del 4G
actual con un significativo aumento del volumen de datos comunicados y
por ello el gobierno estadounidense está sumamente preocupado por la
participación de la china Huawei en el diseño y construcción de la red
(y trata de impedirla).
Pero hete aquí que es la que tiene la
tecnología de diseño y fabricación más avanzada del mundo en las redes
de telecomunicación 5G. Hay pánico en Washington y muchos nerviosismo en
las megaempresas que hasta ahora se habían apoderado de los sistemas de
comunicación e información, y vendían sus datos a quien los pagara,
fueran gobiernos o no.
Los prepotentes (y a veces hasta
ignorantes) estrategas de Sillicon Valley y de Washington decidieron que
la ventaja de la empresa china Huawei sólo podía provenir del espionaje
industrial y ante esta premisa no encontraron nada mejor que arrestar y
procesar a la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, hija del
fundador de la empresa, por portación de un iPhone y un iPad.
Si
bien la acusación fue que Huawei es una empresa estatal (lo que es
falso, ya que es privada, como lo es Alibaba, la mayor empresa de
e-commerce del mundo) lo cierto es que China está introduciendo un
acceso de “puerta trasera” en la red mediante el cual se puede espiar a
todo el mundo, incluso a los espías.
EEUU, basado en su complejo
de superioridad e ignorancia, se aferraba a que la ventaja competitiva
china en los mercados estaba en copiar, clonar y fabricar más baratos
que las empresas occidentales, explotando su mano de obra. Pero la
realidad es que Huawei está entre las primeras cinco empresas del mundo
en gasto en I+D, tiene decenas de miles de investigadores en centros de
todo el mundo, hasta en Silicon Valley.
Y, silenciosamente, China
lanzó su iniciativa de construcción de infraestructuras de transporte y
comunicaciones en Europa y Asia (la llamada nueva ruta de la seda) en
colaboración con diez países europeos, incluida Italia. Obviamente,
algunos interpretararán que el 5G es un proyecto de dominación china
sobre Occidente.
Un mundo para muy pocos ¿Cuántas de las profesiones
que conocemos hoy en día seguirán existiendo en el futuro? ¿Qué
actividades humanas pueden verse completamente automatizadas por
máquinas o sistemas de machine learning? ¿Qué labores nos
quedarán a los humanos? Son todas preguntas que surgen de las nuevas
realidades, cuando algunos proyectan un mundo para mil millones de
personas, o sea seis mil quinientos millones menos que la población
mundial actual. ¿Un mundo sólo para el 1% de la población billonaria,
dejando fuera al 99% restante? El Centro de Investigación de Futuro e
Innovación de la South Wales Business School, proyectó que en los
próximos 15 años el impacto de las nuevas tecnologías llevará a que al
menos 30% de los empleos sean automatizados, desplazando del mercado
laboral a los humanos. Según la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), el principal problema de hoy de los mercados de trabajo en el
mundo es el empleo de mala calidad: 700 millones de personas, obligadas a
aceptar condiciones de trabajo deficientes viven en situación de
pobreza o pobreza extrema en el mundo. La mayoría de los 3300 millones
de personas empleadas en el mundo no goza de un nivel suficiente de
seguridad económica, bienestar material e igualdad de oportunidades.
Se corre el riesgo de que algunos de los nuevos modelos empresariales
propiciados por nuevas tecnologías, socaven los logros conseguidos en el
mercado laboral, por ejemplo los relativos a formalidad laboral y
seguridad en el empleo, protección social y normas del trabajo, que ya
sufre el 61% (dos mil millones de trabajadores) sobreviven en la
economía informal. Hoy, más de una de cada cinco jóvenes (menores de 25
años) no trabaja, ni estudia, ni recibe formación, por lo que sus
perspectivas de trabajo se ven comprometidas.
Uruguay pica en punta
Con el apoyo de la finlandesa Nokia, el ente estatal uruguayo de
telecomunicaciones Antel ha logrado completar con éxito la instalación
en America Latina de la primer red comercial de quinta generación (5G).
Las primeras radiobases se han desplegado en el departamento de
Maldonado y se encuentran operativas y listas para brindar servicio.
La
nueva tecnología 5G permite tener una capacidad conexión de hasta un
millón de dispositivos por km2, navegar a velocidades mayores a 1 Gbps,
con una respuesta de red inmediata, señaló Antel.
Internet de las personas y las cosas
La
importancia de la nueva tecnología es que constituye la infraestructura
necesaria para el funcionamiento de la nueva sociedad en red,
incluyendo la nueva economía, que se basa en la conexión de grandes
bases de datos (big data), del despliegue de las aplicaciones de
inteligencia artificial (y de la robótica avanzada, las máquinas capaces
de aprender) y, sobre todo, de la llamada internet de las cosas, señala
Manuel Castells..
No se trata solo de la mutiplicidad de
conexiones ultrarrápidas de internet entre humanos y sus organizaciones,
sino también entre objetos de todo tipo: en el ámbito doméstico, el
dinero móvil, el automóvil sin conductor, la cirugía a distancia, la
enseñanza virtual o las guerras de drones. No se trata de ciencia
ficción, sino de una tecnología que ya está operativa
La estrella
del congreso Mobile World (en febrero último en Barcelona, España) fue
el modelo Mate X de la empresa china Huawei. Por ahora hablamos de un
prototipo, ya que el celular no sirve de mucho mientras no se despliegue
la red por la que circularán las señales, lo cual está previsto para el
año próximo en China, Europa y Estados Unidos.
Si en el 2014
había unos mil 600 millones de objetos/máquinas conectados, para 2020 se
espera que sean unos 20 mil millones, para lo que se requiere una red
con las características del 5G.
Después de la sorpresa, llega la
evaluación de riesgos, entre ellos el de la ciberseguridad, con las
interferencias, espionajes y vigilancias de todo tipo; los peligros
potenciales para la salud aún poco evaluados, ya que la red se
desarrolla sobre una densidad de miniantenas (se calcula que una por
manzana en los centros urbanos) que, mediante su cobertura coordinada
del espectro, obtener una comunicación ubicua de cualquier punto de la
red a cualquier otro en el mundo.
Por eso se vuelve urgente
analizar los impactos de estos múltiples campos electromagnéticos sobre
la salud y encontrar soluciones técnicas para prevenir el daño
potencial. ¿La 5G conduce al aumento masivo de la exposición obligatoria
a la radiación inalámbrica?, se pregunta el experto uruguayo Julio
González.
Según González se triplicarán los riesgos para la salud
con el despliegue de la 5G, que conduce al aumento masivo de la
exposición obligatoria a la radiación inalámbrica. Es efectiva sólo a
muy corta distancia y por ende se requerirán muchas antenas nuevas y la
implementación de esta tecnología a gran escala resultará en antenas
promedio, cada manzana en áreas urbanas, aumentando masivamente la
exposición obligatoria.
Con el mayor número de transmisores 5G
(incluso dentro de las viviendas, escuelas, plazas, tiendas y
hospitales, etc.) y los accesorios como refrigeradores, lavadoras,
persianas, cámaras de vigilancia, las llamadas “casas inteligentes”, los
autos y autobuses que conducen por sí mismos, etc.) serán parte de la
Internet de las Cosas.
Numerosas publicaciones científicas han
demostrado que los Campo Electro Magnéticos-CEM afectan a los organismos
vivos (no solo a los humanos) en niveles muy por debajo de la mayoría
de las directrices internacionales y nacionales, cuyos efectos incluyen
mayor riesgo de cáncer, estrés celular, aumento de radicales libres
dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del
sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos
neurológicos e impactos negativos en el bienestar general de los seres
humanos.
Estudios realizados por un equipo ruso de investigadores
también mostraron que los CEM de los teléfonos celulares causan a largo
plazo un significativo deterioro cognitivo en los niños. Quizá sea el
momento para los padres determinar si los niños deberían utilizar estos
dispositivos en sus cuerpos en crecimiento y su cerebro en desarrollo.
El desarrollo de la tecnología no está sirviendo para multiplicar el
tiempo de ocio y los espacios de libertad, sino que está multiplicando
la desocupación y está sembrando el miedo.
Aram Aharonian:
Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de
Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana
(FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,
www.estrategia.la ). Autor de Vernos con nuestros propios ojos, La internacional del terror mediático y El asesinato de la verdad.
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