Este domingo se prevé que cientos de miles de brasileños salgan a las calles de más de 114 ciudades para mostrar su rechazo a la corrupción y la mala gestión del Gobierno, según Reuters.
Esta será la tercera protesta masiva del año contra la presidenta Dilma Rousseff, que se enfrenta a las crecientes peticiones de su dimisión, debido a las acusaciones de corrupción en el seno de su gabinete ministerial, que se han agravado con el escándalo de Petrobas.
Estas muestras de descontento social previstas en más de 114 ciudades, tendrán sus correspondientes mítines, según el Movimiento de Liberación de Brasil (MLB).
Por otro lado, el aliado parlamentario del gobierno, miembros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en la Cámara baja, están expectantes ante la participación ciudadana, para así poder decidir y definir su apoyo político al Partido de los Trabajadores (PT, Partido gobernante) y poder medir el nivel de descontento en las diferentes poblaciones, según subrayó Leonardo Picciani el líder del PMDB.
El partido de Picciani, que tiene la mayor representación en el Congreso y mantiene una difícil alianza con los Trabajadores de Rousseff, quiere ver si las manifestaciones tienen impacto nacional.
Porque a su vez, el expresidente de la Cámara baja de Brasil, Eduardo Cunha, y también portavoz de PMDB, mostró su oposición personal al gobierno después que este Ejecutivo fuera acusado de solicitar y aceptar 6,8 millones de dólares en concepto de sobornos, mientras que su grupo parlamentario todavía no ha roto formalmente con el PT.
A pesar del descontento, la población brasileña está dividida, ya que el pasado miércoles los agricultores demostraron su apoyo a Rousseff, en una manifestación en la capital Brasilia.
La mayoría de las ciudades de Brasil han atestiguado masivas marchas a favor y en contra de la dignataria; su programa de ajuste fiscal y la corrupción ha sacudido su Administración.
Según las encuestas, Rousseff se ha convertido en la presidenta más impopular de la historia de Brasil con un 71 % de los ciudadanos que piensa que su gestión es “mala o pésima”.
Por ello, cada siete de 10 brasileños quieren que Rousseff sea sometida a una moción de censura, ya que la responsabilizan de la recesión de la mayor economía del continente sudamericano y el reciente escándalo de corrupción masiva de la petrolera estatal Petrobras.
En este contexto, el vicepresidente brasileño, Michel Temer, advirtió el pasado 11 de agosto, que su país corre el riesgo de que la crisis económica que padece sea de tal magnitud y gravedad similar a la de Grecia.
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