Russia Today
El
general Michael Hayden, exdirector de la CIA y de la Agencia de
Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés), insistió
en que la Constitución del país está abierta a interpretación y
reconoció que los servicios de inteligencia vigilaban a estadounidenses
comunes y corrientes, aunque sin considerarlo algo extraordinario.
"El
problema con la vigilancia, es que cuando recolectas todo, no entiendes
nada" El día de los atentados del 11 de septiembre de 2001 Hayden
cambió las tácticas que estaba usando la NSA, según admitió el propio
general en dos discursos que pronunció a finales de enero, primero en
Washington y luego en la Universidad Lee en Cleveland.
"De
hecho, empecé a hacer cosas muy diferentes. Y no tenía que preguntar
'Mamá, ¿Puedo?' al Congreso, al presidente o a alguien más. Fue dentro
de mi derecho, pero en términos del juicio maduro sobre lo que es
razonable y lo que no lo es", puntualizó.
"En realidad, lo que
dijo significa que fue capaz de reescribir la Constitución a su
juicio", comentan los analistas Steve Watson y David Knight en su
artículo en el portal 'infowars.com'. Si la gente como Hayden sigue
rompiendo sistemáticamente lo que anteriormente se consideraba como
libertades inalienables hasta que desaparezcan por completo, los
terroristas ganarán, insisten los analistas.
El general no paró
allí. "Permítanme dejarlo muy claro. La NSA no simplemente escucha a la
gente mala. La NSA escucha a la gente interesante, la gente que está
comunicando información", detalló. Justificó, además, la vigilancia
total de las telecomunicaciones. Según argumentó, terroristas y
narcotraficantes usan las mismas plataformas para comunicarse que los
ciudadanos de EE.UU. Con lo cual, para cumplir bien con sus tareas, la
NSA debe tener acceso a todas las plataformas que usa la gente común y
corriente, insistió Hayden.
Resulta que un burócrata dentro de
los servicios de seguridad puede decidir, sin preguntar a ningún poder
electo, que la gente merece menos protección de sus derechos que antes,
destaca, a su vez, el analista de la revista 'The Atlantic', Conor
Friedersdorf. "Por más gente inocente que muere a manos de terroristas,
nuestro propio gobierno está menos limitado por la Constitución. Con
cada ataque que el Gobierno falla en prevenir, gana más poder", insiste
Friedersdorf.

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