Mario Payeras (bit.ly/36vsHvE),
el histórico comandante de la guerrilla guatemalteca, apuntaba que en
realidad los movimientos revolucionarios en Centroamérica no
confrontaban a los corroídos regímenes dictatoriales sino a consejeros
israelíes, taiwaneses y estadunidenses en guerras de baja intensidad y
contrainsurgencia. El papel de Israel en sostener las sangrientas
camarillas allí ha sido particularmente nefasto. Cuando el propio
Washington retiró oficialmente su apoyo ante las crecientes denuncias de
violaciones de derechos humanos en Guatemala, Tel Aviv fue más que
contento de llenar el vacío y actuar como su “ proxy”. La
asistencia, el armamento −“‘testeado’ en Líbano y en territorios
ocupados en contra de los insurgentes”− y otras tecnologías israelíes
ayudaron a suprimir la guerrilla urbana y rural junto con sus bases de
apoyo mayoritariamente indígenas. Los generales guatemaltecos, siguiendo
a sus instructores, implementaron la estrategia de tierra arrasada
−igualmente
testeadaen Medio Oriente: destrucción de comunidades enteras, desplazamiento forzoso− hablando abiertamente de la
palestinización de los mayas(sic) (bit.ly/2ZPkGzn). En El Salvador, Israel proporcionó armas y entrenamiento al ejército y escuadrones de la muerte a cargo de múltiples masacres. Su tecnología de espionaje fue usada para vigilar y asesinar a los opositores (bit.ly/39CHFSI). Desde aquel entonces –y ya en otro contexto para los movimientos sociales− esta
asimetría estratégicase ha extendido globalmente con nuevas doctrinas del Pentágono y la
guerra al terrorismo(bit.ly/2FpUh1z).
Hoy en Honduras post-golpe (2009) plagado por represión y asesinatos
de líderes sociales, la asistencia israelí −venta/modernización de
armamento (bit.ly/36BFdtX) y un inédito envío de mil tropas para entrenar a sus pares hondureños en tareas de
antiterrorismoy de
cómo frenar la migración(sic) (bit.ly/2ZWdrWb)−, sirve para sostener el régimen ilegítimo de Juan Orlando Hernández, su
narco-Estado(bit.ly/2QQ1EEO) y a reprimir a sus críticos (bit.ly/2sFxb4x). Lo mismo –otro capítulo de la histórica complicidad de Israel en apoyar a los regímenes fantoches− está por ocurrir en Bolivia.
Semanas después del derrocamiento de Evo Morales, el ministro de Interiores del gobierno de facto pidió la asistencia de Israel para luchar en contra del supuesto
terrorismo de izquierda−
grupos vinculados con Maduro y los narcotraficantes, un bizarro link que existe sólo en la imaginación de los golpistas− que
trae caos al país:
Los invitamos a que nos ayuden, ellos están acostumbrados a tratar con los terroristas...( reut.rs/2QFN2YC ). No importa que los que trajeron caos a Bolivia han sido los propios putshistas. No importa que los verdaderos terroristas hayan sido las
fuerzas del ordenamotinadas que desataron una barbarie en contra de los opositores al golpe. El
terrorista no. 1es por supuesto Morales –que por su parte criticó
la ayuda del gobierno sionista de Israel en la criminalización de la izquierda en Bolivia(bit.ly/2tugVTG)− y a quién el nuevo gobierno prohibió por decreto volver a postularse abriéndole una causa por...
terrorismoy
financiamiento al terrorismo(sic). ¡Cómo todo hace “ click”! Así en los próximos meses, aparte de más represión, el MAS no sólo confrontará las maniobras judiciales y electorales de los golpistas, sino también –como los movimientos centroamericanos en los 80− a consejeros israelíes en una guerra híbrida e irregular.
Más allá del
vasto conocimiento de Israel en reprimir a la insurgenciaque le resulta atractivo al nuevo régimen autoritario boliviano, su solicitud también tiene
sentidopor otro lado: dado que el golpe de Bolivia tiene tintes supremacistas y racistas apuntando a revertir los años del empoderamiento indígena y a recolonizar la esfera pública, la experiencia de Israel en colonizar a Palestina, de llevar a cabo un genocidio y limpieza étnica (bit.ly/2N80ROK ), suprimir a los
nativosy su cultura y estar a cargo de un régimen racista y segregacionista (bit.ly/3049qPJ) viene muy a propósito (bit.ly/2SQsjE1).
A parte de dar un revés a las políticas anticolonialistas y
antimperialistas del gobierno anterior, la extrema derecha también dio
un giro a la política exterior. Una de sus primeras decisiones fue
restablecer las relaciones diplomáticas con Israel que fueron rotas por
Morales en 2009 tras la masacre israelí en Gaza (Plomo Fundido). En 2010
su gobierno reconoció formalmente a Palestina como un Estado y en 2014
–tras otra masacre en Gaza (Borde Protector)− denunció a Israel ante la
ONU por
terrorismo de Estado. Todo esto ocurre en medio de un fuerte empuje de Israel que busca −en sintonía con la administración de Trump− poner fin a la
cuestión palestinay anexar los territorios ocupados, tratando de sumar apoyo diplomático a esta violación del derecho internacional. En la región, los primeros países que se lo ofrecieron son exactamente éstos cuyos ejércitos y escuadrones de la muerte Israel venía entrenando en el marco de la lucha estadunidense en contra del comunismo: Guatemala –como la única hasta ahora, aparte de EU− ya trasladó su embajada a Jerusalén. Honduras −que también recibió asistencia en los 80
para no volcarse a la izquierda− ya lo reconoció como la capital de Israel y prometió hacer lo mismo (bit.ly/2QWqaV5). El mismo precio por sostener su régimen pagarán pronto los golpistas bolivianos.
* Periodista polaco
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