Panamá
La elección del
socialdemócrata Laurentino “Nito” Cortizo, quien asumirá como presidente
el 1 de julio como abanderado del Partido Revolucionario Democrático
(PRD), ha despertado expectativas sobre un cambio de ruta en la política
exterior de Panamá, El PRD regresa al gobierno tras más de una década
alejado del poder.
Las elecciones del domingo fueron vistas por muchos como un nuevo
comienzo en la lucha contra la corrupción y como un momento de posible
viraje político en el país centroamericano. Fueron las primeras
elecciones desde la filtración de los Papeles de Panamá que sacudieron
el país hace tres años y que se vio afectado después por otros grandes
escándalos financieros.
El PRD pasó en los últimos años de un
nacionalismo “antiimperialista” a una socialdemocracia pro-EEUU sin
pasar por fuertes rupturas, tras el descalabro de la dictadura de Manuel
Noriega que el PRD apoyó y su necesidad de acomodarse al nuevo panorama
impuesto y controlado por la ocupación norteamericana después de 1989.
Pesada herencia
Rómulo Roux (de Cambio Democrático, la formación del expresidente
Ricardo Martinelli, que está bajo arresto mientras se le investiga por
un escándalo de escuchas) quedó relegado al segudo luigar y al
independiente Ricardo Lombana al tercero. El oficialista José Isabel
Blandón quedó en un discretísimo cuarto lugar (10%), lastrado por la
baja popularidad del todavía presidente Juan Carlos Varela.
Consciente
de lo estrecho de su victoria, en su primer mensaje a la nación como
presidente electo Cortizo llamó a la unidad nacional, prometió enfrentar
la corrupción y anunció un plan para relanzar la economía. "Convoco a
todos los panameños para enderezar el rumbo y construir puentes que nos
lleven hacia delante, hacia un país próspero y, sobre todo, justo",
dijo.
Más de 2,7 millones de personas estaban llamadas a votar en
los primeros comicios desde la reforma del sistema electoral que el año
pasado limitó la financiación y duración de las campañas, entre otras
medidas, en un intento por fomentar la transparencia. La participación
ciudadana fue del72%. También se votaron diputados a la Asamblea
Nacional, al Parlamento Centroamericano y otros cargos locales.
Nito
Cortizo, de 66 años, comenzó su carrera como empresario en compañías de
construcción y ganadería antes de ingresar en política como diputado en
1994, como miembro del ya desaparecido Partido Solidaridad. Desde 2004
milita en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), que se define
como socialdemócrata. Fundado por Omar Torrijos, la formación es
considerada la mayor fuerza política del país, pero no ostenta la
presidencia desde hace 10 años.
Cortizo, quien ejerció brevemente
la presidencia de la Asamblea Nacional entre 2000 a 2001, fue ministro
de Desarrollo Agropecuario durante la última administración del PRD, con
Martín Torrijos como presidente, cargo al que renunció por desacuerdos
con el Tratado de Libre Comercio entre EEUU. y Panamá.
EEUU
buscaba que Panamá ofreciera un trato especial a sus importaciones
bovinas y avícolas, ignorando los controles sanitarios nacionales y
ofreciendo como única garantía las certificaciones sanitarias que
emitieran sus entidades de inspección estadounidenses. Cortizo consultó
con funcionarios de confianza, quienes coincidieron en que dicha
modificación perjudicaba al sector.
Cabe recordar que Martín
Torrio fue una de los impulsores de negociaciones y diálogo entre el
gobierno y la oposición de Venezuela, en 2016, ruta diametralmente
opuesta a la tomada por el último gobierno..
Para estas
elecciones, Cortizo forjó una alianza con el Movimiento Liberal
Republicano Nacionalista (Molirena), que se presentó a los comicios bajo
el nombre “Uniendo Fuerzas”, que entre sus propustas tenía promover un
Estado de derecho y un “buen gGobierno” con el que mejorar la
transparencia, combatir la pobreza y la desigualdad y generar una
economía competitiva y crear empleo.
La votación también fue
considerada “histórica” dado el estrecho margen de diferencia entre el
primero y segundo lugar, con una diferencia de 40 mil votos sobre Roux.
En tercer lugar se ubicó el candidato independiente Ricardo Lombana.
José Blandón (del oficialista Partido Panameñista), Ana Matilde Gómez
(independiente), Saúl Méndez (Frente Amplio por la Democracia) y Marco
Ameglio (independiente) se repartieron menos del 17% restante de los
sufragios.
Con la presidencia del líder del Partido Panameñista
Juan Carlos Varela Panamá siguió siendo uno de los países más cercanos a
las políticas y a la diplomacia de Washington y también uno de los
países con mayor desigualdad social de la región, donde el 10% más rico
gana 28 veces lo que el 10% más pobre.
Su crecimiento económico se
dio en base a impulsar a un Panamá como paraído fiscal y financiero,
aplicando medidas monetaristas, privatizadoras y desreguladoras,
mientras subía el desempleo y se desatendieron necesidades urgentes de
infraestructura, salud, educación y servicios básicos, algo que fue
castigado por la debacle electoral de su partido.
Un país lleno de problemas
Si en Chile el modelo monetarista lo impuso la dictadura del general
Augustio Pinochet, en Panamá lo hizo la invasión estadounidense en 1989.
La mayor parte de la producción panameña está situada en el sector
terciario –con exoneraciones tributarias con la que capta ingentes
recursos- y su canal marítimo es el más transitado del mundo,
especialmente como vía para unir a las dos costas de EEUU, a los dos
mayores océanos y a Occidente con China, Japón y Corea.
El
próximo gobierno que se inaugura el 1 de julio tendrá sus manos llenas
de problemas económicos y un escenario político muy complicado. El
analista Marco Gandásegui es pesimista y señala tratará la nueva
administración de mantener el mismo curso trazado por el actual (y los
anteriores): una política abierta a las inversiones extranjeras, sin
planificación ni regulación. Le prestará mucha atención a los proyectos
chinos, siguiendo de cerca las instrucciones de EEUU.
Además,
continuará con las políticas de desregulación en las relaciones
obrero-patronales, en el sistema de precios de los bienes de consumo,
así como en los sectores agrícola e industrial. Sobre todo, usara los
medios que tiene disponible para reprimir cualquier demanda popular que
implique reducir el costo de la vida (precio de la comida y de las
medicinas) y la creación de empleos.
A pesar de que administra el
Canal de Panamá desde 2000, la economía del país sigue siendo vulnerable
y los problemas sociales se agigantan con el paso del tiempo. El
presidente Juan Carlos Varela (2014-2019) prometió reformas y varios
proyectos que nunca despegaron, pero sorprendió cuando anunció que el
gobierno establecería relaciones diplomáticas con la República Popular
de China, lo que alegró al empresado.
La integración en el
proyecto chino de la Ruta de Seda se vio entonces con optimismo. El
Istmo sería el ‘hub’ de la conexión entre América latina y China. Los
sueños se cortaron repentinamente después de la visita del secretario de
Estado norteamericano, Mike Pompeo, quien ordenó desacelerar las
negociaciones de Panamá con Pekín.
La operación del canal
significa para Panamá seis mil millones de dólares anuales, pero durante
el gobierno del neoliberal Varela la economía inició un espiral
descendente a partir de 2015.Durante los últimos tres períodos
presidenciales (2004-2019), la economía se multiplicó diez veces gracias
al Canal de Panamá, lo que no significó beneficios para el sector
social, ya que la educación, los servicios de salud y el empleo fueron
desatendidos y colapsaron.
Cortizo debería gobernar hasta 2024.
Gerardo
Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al
Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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