Durante la presentación de su informe, ante el Consejo de Derechos Humanos, De Schutter instó a los gobiernos a adoptar estrategias de seguridad alimentaria que hagan frente a las restricciones culturales y redistribuyan los roles sociales que han sido impuestos a hombres y mujeres.
A decir del experto de la ONU, la agricultura familiar se feminiza a medida que los hombres se ven obligados a abandonar el campo en busca de trabajo, cada vez son más las mujeres que llevan la carga de sacar adelante granjas y familias; pese a ello, con frecuencia se ven privadas de las herramientas necesarias para prosperar y mejorar su situación.
De Schutter exhortó a que se eliminen todas las leyes y prácticas discriminatorias que impiden a las mujeres acceder a los recursos agrícolas, tales como la tierra, los insumos y el crédito.
El Relator Especial abogó porque se alivie la carga que llevan las mujeres en las responsabilidades vinculadas al cuidado del hogar, a través de la prestación de servicios públicos adecuados, entre ellos el cuidado infantil, agua potable y electricidad.
Según el funcionario de la ONU, las tareas como buscar agua o encargarse del cuidado de los niños, niñas y ancianos, pueden suponer el equivalente de cerca del 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en los países de renta media y hasta un 35 por ciento en los países de renta baja.
Finalmente, De Schutter pidió que se renueve el interés en la educación, pues los datos muestran que entre 1970 y 1995, hasta un 55 por ciento de la reducción del hambre podría atribuirse a mejoras en la situación de la mujer en la sociedad.
El documento “Hombres y Mujeres en Cifras”, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revela que en Guatemala el 16.29 por ciento de la extensión territorial e encuentra adscrita a las mujeres en calidad de propiedad, arrendamiento, usufructo, colonato u ocupación, el resto es administrada por hombres.
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