Fuentes: CLAE
El gobierno venezolano desactivó parte de una operación
mercenaria en la madrugada del domingo 3 de mayo, cuando intentaba
ingresar con lanchas, procedentes de Colombia, por la costa de La
Guaira, zona marítima más cercana a Caracas. Ocho personas resultaron
muertas y dos , uno de ellos agentes de la DEA estadounidense,
detenidas.
“Quién tenga alguna duda que el Gobierno neogranadino está vinculado
a estas acciones sólo tienen que recordar cómo estaban protegidos los
mercenarios en ese país”, dijo Diosdado Cabello, presidente de la
Asamblea Nacional Constituyente, quien se preguntó quién financia a esta
gente, y señaló que en la operación están involucrados el gobierno
colombiano, estadounidense, agentes de la DEA, así como mercenarios
ligados al narcotráfico.
El intento se produjo en un momento de recrudecimiento de las
presiones estadounidenses. El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó
que había dado instrucciones a su equipo de elaborar planes para reabrir
la embajada en Caracas ya que el cambio de gobierno estaba cerca. El
presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el pasado jueves, para
activar las unidades y miembros individuales de la reserva activa en el
operativo antinarcótico con uno de sus epicentros en el mar Caribe.
Elliot Abrams, afirmó que el círculo de Maduro se ha ido reduciendo, y
que muchos se han acercado a negociar con el gobierno estadounidense
para acordar el plan de transición propuesto por el Departamento de
Estado. Estas declaraciones sirvieron para que la oposición alineada con
Juan Guaidó, anticipara (nuevamente) la pronta caída de Nicolás Maduro y
la consecuente formación de un gobierno de transición.
Pero como en todo fracaso, el gobierno estadounidense quiso
despegarse de las acciones del domingo, ya que no existe consenso
interno para realizar este tipo de maniobras mercenarias en vista de la
crisis que atraviesa el país por el covid-19 y los medios han asumido un
rol crítico a las señales de guerra lanzadas desde la Casa Blanca,
afirmando que un escenario de esas características sería un error y no
tendría apoyo interno.
Pero la periodista Patricia Poleo, militante de la derecha, publicó
en Estados Unidos la prueba del contrato donde se observa la firma de
Juan Guaidó, JJ Rendón (publicistas venezolano asesor de varios
presidentes colombianos), Sergio Vergara y Jordan Goudreau (un
conytratista de mercenarios), para ejecutar una operación militar en
Venezuela. “Juan Guaido no cumplio”, denunció Goudrod
Guerra híbrida
Para los analistas geopolíticos, lo acontecido el domingo 3 de mayo,
debe ser comprendido en el contexto de guerra total multidimensional
contra el gobierno constitucional de Venezuela, a través de atentados y
operaciones encubiertas (black operations), como la del exmilitar Cliver
Alcalá del 26 de marzo al mando de un complot de 300 mercenarios que
intentaban entrar desde la Guajira colombiana por la frontera occidental
de Venezuela.
Hay que recordar que asesores estadounidenses de seguridad han
insistido en la tesis del caos constructivo, un escenario de que busca
propiciar desórdenes sociales de gran magnitud, ligados a fallas en
servicios públicos (agua, luz, transporte) o alimentación, buscando
propiciar una explosión social o en su defecto, deviene en una secesión
de un territorio importante, del país objetivo.
La agresión no terminó. Es de prever, nuevas acciones paramilitares,
aprovechando los 2.200 kilómetros de frontera terrestre con Colombia, y
de acuerdo al enfoque geoestratégico, que ha planteado EEUU, basado en
las importantes reservas petroleras tanto en el Lago de Maracaibo (28000
millones de barriles extraíbles), cómo en el Golfo de Venezuela
(560.000 millones de barriles extraíbles).
Washington insiste en el enfoque proxy war, o guerra
sustitutiva, a través del empleo de fuerzas armadas de otro países que
actúan como puntas de lanza y/o la contratación de mercenarios de
empresas de seguridad privadas, que morigeran los costos del un eventual
fracaso. Y para que nadie dude quién da las órdenes, el presidente
Donald Trump puso precio a la cabeza del presidente Nicolás Maduro:
quince millones de dólares.
Fue el mismo Alcalá (hoy en manos de la agencia antidrogas
estadounidense DEA) quien informó a medios colombianos, que la operación
era parte de un contrato firmado entre él, empresas de seguridad
estadounidenses y el autoproclamado presidente interino Juan Guaido.
Obviamente esos comentarios de Alcalá fueron invisibilizados o
banalizados por la prensa hegemónica, pero volvieron a la palestra
pública tras declaraciones de la periodista venezolana residenciada en
EEUU, Patricia Poleo, quien entrevistó por skype con el ex militar
estadounidense Jordan Goudreau, contratista de grupos mercenarios.
Y, entonces, vuelven a cobrar validez las denuncias del gobierno
venezolano sobre el financiamiento a grupos terroristas para realizar
asesinatos selectivos de políticos vinculados al gobierno
constitucional, ratificadas por el exdiputado y prófugod e la justicia
Hernán Alemán, quien hizo público su apoyo a la incursión y penetración
paramilitar a través de las costas venezolanas.
Otro antecedente reciente de esta serie de intentonas es la embestida
del crucero portugués Resolute –con botes usados para operaciones
militares de desembarco- contra un buque de la armada venezolana, el 31
de marzo. El barco se refugió en las Antillas holandesas, desde
eventualmente recibieron apoyo logístico para apoyar la incursión
paramilitar del 3 de mayo.
Rambo por contrato
Una investigación de la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP),
con el objetivo de desvincular a los gobiernos de Estados Unidos,
Colombia y a Juan Guaidó, detalla cómo el exmilitar estadounidense
Jordan Goudreau, dirigió un supuesto plan de golpe de estado para
derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Al parecer, la conspiración fue
orquestada por el general en retiro, Clíver Alcalá.
Éste, poco antes de entregarse a la justicia estadounidense confesó
en un video que 26 rifles de asalto, entre otro armamento y material de
intendencia que fue incautado el 24 de marzo en el Caribe colombiano le
pertenecían y serían utilizados para incursionar en Venezuela desde
Colombia. El domingo 3 de mayo, la autodenominada Coalición Activa de la
Reserva Internacional Venezolana desplegó un nuevo capítulo: la
“Operación Gedeón”.
Goudreau figura como dueño de la empresa de seguridad privada Silvercorp USA,
con sede en el estado de Florida, donde también vive J.J.Rendón. La
compañía ofrece “operaciones” en más de 50 países y asegura en su sitio
web haber trabajado para el presidente de Estados Unidos.
Aunque los periodistas le preguntaron a Goudreau por sus posibles
nexos con el general Alcalá y el plan para derrocar a Maduro, el
supuesto exmilitar les contestó: “Silvercorp no puede revelar las
identidades de su red de fuentes, activos y asesores debido a la
naturaleza de nuestro trabajo”.
La investigación de AP, titulada “Exboina verde lideró intento
fallido para expulsar a Maduro”, detalla cómo y por qué falló el plan
supuestamente liderado por el general Alcalá, quien terminó preso en
Estados Unidos por cargos de narcotráfico, no sin antes despotricar de
Guaidó y J.J.Rendón en un video que publicó en su cuenta de Twitter. Los
periodistas, tras meses indagando, llegaron a la conclusión de que
Colombia estaría detrás del financiamiento de estas operaciones.
A través de un comunicado público, el Ministerio de Relaciones
Exteriores colombiano señalo que “se trata de una acusación infundada,
que intenta comprometer al Gobierno de Colombia en una trama
especulativa”. Según la Cancillería, las afirmaciones del “régimen
dictatorial de Nicolás Maduro”, que señalan a Colombia “de supuestos
hechos de desestabilización”, son un intento más de “desviar la atención
respecto de los verdaderos problemas que vive el pueblo de Venezuela”.
Cuando AP confrontó a Rendón, éste dijo que un eventual trabajo con
Guaidó sería totalmente confidencial y se le exigiría negar la
existencia de un contrato.
Las declaraciones de Goudreau, indicando en el vídeo que circula, que
hay equipos que penetraron en el sur, este y oeste de Venezuela, hace
ver claramente la persistencia desesperada de los órganos de
inteligencia estadounidenses, por buscar una salida basada en el caos
político y, a la vez, desviar al atención de la pandemia que sigue
cobrando miles de vida en EEUU, poco antes de las elecciones
presidenciales.
El video de Goudreau es una puesta en escena, sin duda una operación
psicológica, con el múltiple propósito de presentar un Rambo que supla
la falta de liderazgo de la oposición para tratar de remoralizarla,
intentar atemorizar a la ciudadanía y destruir la figura de Guaido (que
ellos mismos crearon) por negligente y corrupto.
Y lo que ha llamado la atención es que varios de los participantes de
las operaciones subversivas y terroristas utilizan constantemente
llamados a Dios para que guíe sus acciones, al mejor estilo de los
grupos religiosos anglicanos, protestanjtes y calvinistas. Es la frase
que utilizó en un video el ex Guardia nacional Robert Colina (conocido
como Pantera, miembro del equipo de Alcalá, muerto en La Guaira)
Según los organismos venezolanos de seguridad, sigue latente la
opción de los mercenarios de penetrar a Venezuela desde la amplia
frontera del estado occidental de Zulia. Éstos han puesto prioridad en
desmembrar las redes de extorsión, asesinato, distribución de drogas y
tráfico de blancas en la zona fronteriza. Del lado colombiano hay campos
de entrenamientos en Riohacha y Maicao.
La oposición radical busca todo tipo de excusas. Ahora calificó como
una invasión marítima frustrada, de “militares o civiles presuntamente
ejecutados extrajudicialmente por la dictadura y sus cadáveres han sido
utilizados para crear un falso positivo”, dice un comunicado del sector
político que lidera un Juan Guaidó, en quien sólo cree (y financia
permanentemente) el gobierno de Estados Unidos.
Mientras, los gobiernos de Estados Unidos y Colombia quedaron con las
manos bien sucias tras las frustradas acciones militares. Los
asaltantes usaron territorio e infraestructura colombiana y
asesoramiento y equipamiento estadounidense, proporcionado por una
empresa de mercenarios, fachada del gobierno estadounidense.
*Sociólogo venezolano, codirector del Observatorio
en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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