Guatemala
Las esperanzas de la
Guatemala oficial, como en el mito de Sísifo, cayó nuevamente al abismo
ante el epílogo del teatro de la “guerra anticorrupción”. El Gobierno
norteamericano expresó su respaldo al Presidente Jimmy Morales, y
decidió sacarle los colmillos a la CICIG (Comisión Internacional Contra
la Impunidad en Guatemala).
Esta decisión fue un revés para la
ciudadanía indignada de buena fe que creía que la “guerra
anticorrupción” sacaría al país del agujero sin fondo en el que cae.
¿Por
qué Guatemala creyó en la “guerra anticorrupción” made in USA?
¿Ingenuidad? ¿Ignorancia de su historia? ¿Acaso no es EEUU quien hundió
al país en el fracaso actual en el que se encuentra? ¿Por qué le dieron
el beneficio de la duda a Imperio que siempre los maltrató y los
despoja?
De cualquier modo, Guatemala, después de casi mil días
de “guerra campal” contra la corrupción se encuentra en peor situación
sociopolítica que el 2015. El Gobierno y legisladores aprueban leyes
para protegerse mutuamente, y así evitar ser investigados.
Una
zozobra galopante se expande en el sentimiento urbano, ante un posible
Estado de Sitio, para controlar los vestigios de las protestas sociales
anti corrupción que dejó la CICIG. Aunque en los hechos, el área rural
del país subsiste en permanente Estado de Sitio, con asesinatos
selectivos de defensores.
¿Cuál es el camino a seguir en este
laberinto político made in USA que se recrudece en el país? Hasta ahora,
la Embajada norteamericana, mediante la CICIG, tenía casi bajo control
el resentimiento social frente a su gobernante. ¿Ahora, quién ejercerá
ese máximo poder?
En este contexto, la mayoría de la sociedad
civil (movilizado en 2015 contra la corrupción), los estudiantes
universitarios, y algunas organizaciones indígenas y campesinas se
encuentran “rebasados con la coyuntura sobrevenida”.
Saben que no
quieren al gobierno corrupto, ni a los diputados. Pero, no saben lo que
quieren. O por lo menos no lo expresan aún. Si renunciara Jimmy
Morales, el Vicepresidente (que tiene igual o peores indicios de actos
de corrupción) ocupará el cargo. Entonces, se repetirá exactamente el
escenario teatral del 2015. Y, en ese teatro les encontrará 2019, año
electoral. ¡Sin propuestas, ni estrategias, para revertir esta letal
situación.
Por su parte, desde 2012, las comunidades indígenas y
campesinas en “resistencia”, articuladas en el movimiento social CODECA,
pujan a todo pulmón, desde los territorios y comunidades, en la
aceleración del proceso de Asamblea Constituyente Popular y
Plurinacional. Cuentan con una propuesta de cambios estructurales para
el país, mediante un pacto social plurinacional ampliado. Para ello,
están a punto de culminar con el registro legal de su organización
política (instrumento político) para disputar el poder político en las
próximas elecciones.
La ciudadanía molesta con la evidenciada
corrupción sistemática vive en una disyuntiva coyuntural a tope: O
seguir anclado únicamente en el teatro de la guerra anticorrupción,
ahora, sin gringos, y con menos probabilidades de resultados que antes, o
apostar y acelerar el proceso constituyente popular y plurinacional
impulsado por indígenas y campesinos para derribar la estructura estatal
y social que fecunda corruptos y corruptores.
Sin buscarlo,
indígenas y campesinos en resistencia, favorecidos por la coyuntura, han
puesto en una disyuntiva histórica a Guatemala país. O seguimos en el
limbo sociopolítico, o sumamos y aceleramos el proceso constituyente
popular y plurinacional para concertar reglas interculturales de
convivencia entre todos/as.
Ollantay Itzamná Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
Blog del autor: https://ollantayitzamna. wordpress.com/
@JubenalQ
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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