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miércoles, 19 de septiembre de 2018

“Minimizar el conflicto de clases despolitiza la sociedad”


Entrevista a Guilherme Boulos
Brecha (Uruguay)


Es dirigente del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) y candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Además de ser activista, Boulos es profesor y escritor, graduado en filosofía, especializado en psicología clínica y tiene una maestría en psiquiatría. Es la primera vez que se presenta a un cargo electivo y lo hace en fórmula con la activista indígena Sônia Bone Guajajara. A pesar de tener una intención de voto en torno al 1%, Guilherme Boulos prometió que un gobierno suyo indultaría al encarcelado ex presidente Lula. Respondió a Brecha (por e-mail) sobre su respaldo y críticas al PT.

Alejandro Ferrari.- ¿Cuál es su lectura del actual mapa político-electoral del Brasil?

Guilherme Boulos.- La elección se produce dos años después de que Michel Temer y sus aliados empujaron al país a una profunda crisis económica, social y de esperanza. Este grupo, cuya agenda no fue refrendada por la población en las elecciones de 2014, se metió con el derecho de los trabajadores, congeló las inversiones en educación y salud por 20 años, y generó 14 millones de desempleados. Con estas y otras medidas desastrosas contribuyeron a la profundización de la incredulidad popular en la política y en los políticos. En este escenario de inestabilidad, reforzaron la persecución al ex presidente Lula pues sabían de la dificultad que tendrían para vencerlo en las urnas. El proceso que lo condenó, según observó incluso la ONU, está lleno de ilegalidades, empezando por el simple hecho de que no existen pruebas concretas. El caso del tríplex (en el que Lula fue condenado por haber recibido de la constructora OAS un apartamento de lujo en el balneario brasileño de Guarujá) es extremadamente frágil y no cumple con los mínimos requisitos jurídicos, al punto de que los fiscales, al presentar el caso, destacaron su “convicción”, en detrimento de las pruebas que no presentaron. Lamentablemente, lo que estamos viendo es un poder judicial partidario. Esto quedó más que patente en el apuro que tuvo en condenar a Lula para impedir su candidatura, más aun si lo comparamos con el trato que se le dio a políticos de otros partidos que, incluso con muchas más pruebas en su contra, no fueron acusados. Perdieron tanto la democracia como el pueblo brasileño.

Alejandro Ferrari.- ¿Cuál ha sido la relación de los movimientos sociales brasileños, de los que proviene, con los gobiernos del PT?

Guilherme Boulos.- Hubo mayor apertura que con otros gobiernos, pero también límites. El principal fu la insistencia en la “política de consenso”, que evitó la ruptura con las estructuras tradicionales. Los avances, desde el punto de vista de los programas sociales, de acceso al consumo de los más pobres, de reorientación del presupuesto con mayor inversión social, son innegables y los defendimos antes y ahora en la elección. Pero también fueron insuficientes, porque no alteraron la relación de fuerzas. Esconder o minimizar el conflicto de clases despolitiza la sociedad y crea la idea que dodo ascenso es individual y no fruto de un proceso de disputa política. Es tarea de los movimientos sociales exponer y combatir esa lógica.

Alejandro Ferrari.- Usted es el candidato del PSOL, un partido creado por descontentos del PT. Por otro lado, Lula expresó públicamente el apoyo a su candidatura. ¿Cuál es su opinión sobre el PT y el manejo del Lava Jato? ¿Cuál es la relación del PSOL con el PT?

Guilherme Boulos.- Tengo mucha admiración por la trayectoria del ex presidente Lula y es innegable que Brasil avanzó mucho durante los años de gobiernos del PT. Sin embargo, tanto mi partido como yo tenemos críticas hacia la política conciliadora de alianzas que el PT promueve hasta hoy, asociándose a sectores a sectores ultraconservadores y partidos “fisiológicos” (expresión brasileña para referirse a los partidos que sólo buscan cargos políticos), como el Movimiento Democrático Brasileño (MDB, el partido de Temer) y los de “centro”. Incluso después del golpe (la destitución de Dilma), el ahora candidato del PT, Fernando Haddad, subió a un escenario con miembros del MDB. Para nosotros eso es inadmisible. Demuestra que no aprendieron nada con el golpe de 2016. El PT, a pesar de haber tenido la oportunidad , no enfrentó temas esenciales como la reforma política, la democratización de los medios de comunicación, la reforma tributaria y el combate a los privilegios. Son críticas que yo, como miembro del MTST, así como el PSOL, hemos hecho públicamente desde hace algún tiempo. Es, incluso, con base a en esa insatisfacción que el PSOL se creó y consolidó.

Alejandro Ferrari.- Usted ha afirmado que la desigualdad social es el principal problema en Brasil. ¿Cómo se visibiliza como un problema y como se enfrenta?

Guilherme Boulos.- Es necesario, por encima de todo, voluntad política. Brasil es el país con mayor concentración de ingresos en el mundo: el 30% está en manos de sólo el 1%, según la encuesta Desigualdad Mundial 2018. La riqueza de los seis principales multimillonarios brasileños equivale a la de los 100 millones más pobres. La renta nacional del 0,1% más rico equivale a 19 años de trabajo para un trabajador con salario mínimo. Todos estos datos alarmantes demuestran que el abismo social es profundo en nuestras ciudades y en el campo. Lo vemos también cuando analizamos la falta de acceso a derechos básicos como vivienda, educación, salud y saneamiento. El Estado no puede seguir manteniendo los privilegios de esa elite y hay varias tareas por cumplir. Una es acabar con la “bolsa empresarial” (subsidio) que representan las exoneraciones fiscales a las grandes empresas y que sólo este año ascendieron a 288.000 millones de reales (69.000 millones de dólares). Nuestro programa también prevé el fin a la “fiesta de los bancos”, rediciendo los intereses y promoviendo la regulación del flujo de capitales especulativos. Proponemos también una reforma tributaria progresiva, con aumentos de los impuestos a la renta, al patrimonio, la ganancia y los dividendos.

Alejandro Ferrari.- ¿Es posible hacer una reforma tributaria en Brasil? ¿Cuáles serían sus principales elementos?

Guilherme Boulos.- El sistema tributario brasileño es una de las principales expresiones de la desigualdad social brasileña. Para dar algunos ejemplos: quien tiene un automóvil debe pagar un impuesto anual (el IPVA), mientras que los dueños de yates y jets no pagan ni un real. Puede parecer improbable, pero hoy un profesor universitario paga la misma parte de alícuota que Neymar. Esta tasa, extremamente asimétrica, hace que las clases bajas y media sostengan el aparato estatal, mientras que los súper ricos no pagan o pagan muy poco en impuestos. Es posible hacer una reforma tributaria progresiva, con un aumento de la imposición sobre la renta, el patrimonio, las ganancias y los dividendos. Nuestro objetivo es simple: hacer que tenga más, pague más, y quien tenga menos, pague menos. Tenemos que gravar la renta y el patrimonio para crear condiciones con el fin de reducir gradualmente la tributación sobre el consumo y la producción. Vamos a aplicar el impuesto sobre las grandes fortunas (IGF), un tributo ya previsto en la Constitución brasileña. También, crear una nueva franja de impuesto a la renta. Finalmente, volveríamos a introducir el impuesto a las ganancias y los dividendos, que se dejó de cobrar bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

Alejandro Ferrari.- Usted es uno de los dirigentes del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, ¿cómo describe el problema de la vivienda en Brasil?

Guilherme Boulos.- El problema de la vivienda en Brasil está atravesado por la enorme concentración de riquezas en manos de unos pocos, y se manifiesta tanto en la ciudades como en el campo. Los datos del último censo agropecuario mostraron el aumento de la concentración de tierras rurales; la mitad de la tierra agrícola son latifundios. No es diferente en la ciudades: en São Paulo, por ejemplo, el 25% de los inmuebles está en manos del 1% de las propiedades. Hay más de seis millones de familias sin hogar en Brasil y más de siete millones de inmuebles ociosos. Es decir que hay más casas sin gente que gente sin hogar. Si además se toma en cuenta la falta de infraestructura y de servicios en los barrios, la situación resulta peor. La Constitución brasileña asegura tanto el derecho a la vivienda como la función social de la propiedad, e ilegaliza todas aquellas que estén ociosas, vacías o abandonadas. Los mecanismos para expropiar y recalificar esos inmuebles ya están previstos en el Estatuto de la Ciudad, de 2001. Pero en Brasil las leyes que no se cumplen son aquellas que favorecen a la mayor parte del pueblo.

Alejandro Ferrari.- Existe una gran dispersión en la oferta electoral y ningún candidato tendría mayorías para gobernar. ¿Cómo se asegura la gobernabilidad del que resulte electo? ¿ Con quiénes podrían establecer alianzas poselectorales?

Guilherme Boulos.- No podemos seguir apostando al modelo de gobernabilidad de canje de votos en el Congreso por cargos en el Ejecutivo o favores. La política no puede ser un mostrador de negocios. El MDB es uno de los principales ejemplos de esa forma de hacer política, pues estuvo en todos los gobiernos sin haber sido nunca elegido. Vamos a construir nuestra gobernabilidad con la población, haciendo la formación de consejos comunitarios para aproximar las decisiones nacionales a los ciudadanos. Esta herramienta está prevista en la Constitución, pero desgraciadamente se utilizó dos veces desde 1988.



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