Entrevista a Jorge Lara, excanciller paraguayo
Nodal
El pasado 5 de
septiembre el canciller paraguayo Luis Castiglioni dio una conferencia
de prensa y anunció que la embajada de Paraguay en el Estado de Israel
se trasladaría nuevamente de Jerusalén a Tel Aviv. El primer ministro
israelí, Benjamín Netanyahu, lamentó esta posición y ordenó el cierre
inmediato de la sede diplomática israelí en territorio paraguayo.
El
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, llamó al presidente Mario
Abdo para que se abstuviera de concretar esta acción. La decisión del
cambio de Tel Aviv a Jerusalén fue tomada por el expresidente Horacio
Cartes después de que Estados Unidos decidiera reconocer a Jerusalén
como la capital de Israel en mayo de este año y trasladara su embajada a
dicha ciudad. Para comprender la decisión del gobierno paraguayo, NODAL
entrevistó al excanciller Jorge Lara Castro.
-¿Cuáles son los puntos más importantes para comprender la decisión de la reubicación de la embajada de Paraguay en Tel Aviv?
-Del contexto lo que hay que saber es que la decisión la toma Cartes a
escasas semanas de la asunción de Mario Abdo Benítez, que es del mismo
Partido Colorado. Ahí tenemos ya una problemática interna porque el
nuevo gobierno toma posesión en un marco de crisis política y de
legitimidad por los serios cuestionamientos que hubo a las elecciones y
al Superior Tribunal de Justicia Electoral. Y, también, porque viene con
problemas de inseguridad, de corrupción, de narcotráfico, de una
vinculación entre grupos de la élite política con narcotraficantes.
Entonces, el nuevo gobierno tiene que asumir la herencia de su propio
partido y tratar de abrir un diálogo responsable con otras fuerzas
políticas, sociales y económicas para avanzar en una determinada agenda
de compromiso en el territorio. Por otro lado, de acuerdo a las mismas
declaraciones de los representantes del nuevo gobierno y los voceros de
cancillería, la decisión de mudar la embajada a Jerusalén fue asumida
unilateralmente por Cartes. Es decir, no tuvieron la seriedad de
compartir esto con el equipo de transición ni con los responsables de
política exterior. En ese contexto, se puede decir que fue una medida
tomada al margen de la comunidad internacional en el debate de Naciones
Unidas, que no estuvo de acuerdo con la decisión del presidente
(estadounidense, Donald) Trump.
En consecuencia, solamente dos
países de América Latina acompañaron: Guatemala y Paraguay. Por eso,
creo que esta respuesta del nuevo gobierno fue razonada y razonable,
porque –según Castiglioni- se tomaron su tiempo prudencial para evaluar
la decisión de que la embajada de Paraguay regresara a su sede de Tel
Aviv. Y es razonable porque este gobierno, al parecer, aspira a retornar
a los principios establecidos en la Constitución nacional, que tienen
que ver con el respeto al derecho internacional y a las decisiones de la
ONU, que desde su resolución de 1947 propuso la existencia en ese
territorio del Estado de Israel y de Palestina. De la misma manera con
las sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea
General, bajo las que siempre se apeló al derecho internacional y a la
gestión diplomática para resolver conflictos y tensiones. Jerusalén es
parte de la protección internacional y en esta decisión hay una
reivindicación de respeto a la coexistencia de estados.
-Según lo expresado por el canciller Luis Castiglioni se esperaba que
hubiera una buena respuesta por parte de Israel, sin embargo, Netanyahu
ordenó inmediatamente el cierre de su embajada en Paraguay. A su vez,
Estados Unidos también reaccionó negativamente ante esta decisión, ¿cómo
explica estas actitudes? ¿Puede haber repercusiones económicas para
Paraguay?
-Hay varios aspectos. Las decisiones del
presidente Cartes a lo largo de toda su trayectoria en política exterior
no estuvieron divorciadas de su política interna. La política interna
tuvo elementos propios de una política neocolonial, que generó serios
problemas a un país que por su situación geopolítica se encuentra
prácticamente en la periferia de la periferia de dos países vecinos como
Argentina y Brasil. Esto ubica al país en una situación de
vulnerabilidad externa en la que no puede apostar por una política de
aislamiento corriendo incondicionalmente detrás de los intereses
estratégicos de Estado Unidos y su aliado Israel.
En ese
sentido, la primera explicación de la reacción de estos dos países es en
base a las relaciones que estableció Cartes junto con sus grupos
económicos de poder en Israel. Se puede interpretar que en estos últimos
años ambos países en función de la incondicionalidad percibida han
presumido de la continuidad de esta política exterior ligada a la
situación geopolítica conflictiva en el Medio Oriente. Pero la posición
del nuevo gobierno muestra que la incondicionalidad tiene límite. Hay
que considerar que Paraguay tiene relaciones con el mundo árabe e
internamente este es un país en donde existe mucho respeto a la libertad
religiosa. En ese punto, este gobierno asume con mucha responsabilidad y
razonabilidad la protección de su propia sociedad. En lo que respecta
Israel, en 2002, levantó su embajada aquí porque no era rentable y se
mudó a Buenos Aires, pero se mantuvo al embajador concurrente (N de R:
que representa al Estado acreditante ante más de un Estado).
Las
relaciones se reiniciaron con el presidente golpista Federico Franco (N
de R: que estuvo al mando entre 2012-2013 tras la destitución de
Fernando Lugo), por lo que el origen de la renovación es golpista. De
todas maneras, en general, Paraguay siempre ha tenido una política de
acercamiento al Estado de Israel (N de R: apoyó la creación del Estado
de Israel y las relaciones diplomáticas se iniciaron en 1949). Entonces,
cuesta imaginar que este desencuentro, que yo llamaría ocasional, se
transfiera a las relaciones económicas comerciales, en las que -por
ejemplo- Paraguay es uno de los mayores exportadores de carne. Y con
Estados Unidos siempre ha mantenido una relación estrecha. De hecho,
ellos han dado señales de promover la institucionalidad en el país ante
la enmienda promovida por Cartes con la que intentó relegirse “birlando”
la Constitución. En ese caso, Estados Unidos se opuso y junto con el
Vaticano envió a sus representantes para evitar que este señor se
perpetuara en el poder.
-¿Puede esta decisión tener incidencia en la región?
-Podría incidir teniendo en cuenta que las autoridades locales han
invocado esta medida en base a la autoridad que le otorga el derecho y
la intencionalidad de un país soberano. Por ejemplo, ahora está en curso
la negociación de la energía eléctrica con Argentina y con Brasil, en
donde precisamente hay una demanda histórica de reivindicar un proceso
de mayor equidad en base a los derechos soberanos del pueblo. Lo que se
plantea es revisar la licitación del brazo Añá Cua, de Yaciretá, que fue
impulsada en el tiempo de Cartes; y luego enfrentar la negociación más
grande respecto de Itaipú, con Brasil. Vamos a ver realmente si ahora
tiene la misma consistencia respecto a esta negociación. Ahora están
invocando la representación soberana que fortalece la recuperación del
principio de soberanía, según los propios voceros del gobierno, sobre
todo en el marco de esta negociación subregional.
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