La Jornada
Conscientes de la
urgencia de poner freno a los ataques y amenazas del presidente Donald
Trump contra la prensa que no hace una cobertura incondicionalmente
favorable a su gobierno, más de 200 medios impresos de Estados Unidos se
sumaron a la iniciativa del The Boston Globe para dedicar su
página editorial de hoy a la defensa de la libertad de expresión. Los
diarios y otras publicaciones que hicieron eco del llamado de
advertencia sobre
los peligros del asalto de la administración a la prensavan desde rotativos de influencia mundial hasta pequeños semanarios locales.
Los textos, disponibles en las versiones electrónicas de muchos de
estos medios desde ayer por la noche, dan cuenta de la preocupación por
la integridad física de los reporteros en un contexto en el que quien se
encuentra legalmente encargado de hacer guardar la Constitución arenga a
su público en contra de ellos durante actos masivos: no pocas veces los
trabajadores de la información han sufrido amenazas y hostigamiento por
parte de seguidores del magnate. En una escala incluso más preocupante,
se alerta que caracterizar a todo un colectivo como
enemigo del pueblo, de la manera en que Donald Trump ha hecho con la prensa, es una práctica propia de regímenes totalitarios que en el pasado reciente ha sido el preludio de atrocidades que no deben repetirse jamás.
Los efectos nocivos del discurso de Trump van más allá de los medios
de comunicación y la vigilancia ciudadana sobre el proceder
gubernamental que éstos hacen posible, pues al normalizar que cualquier
asunto incómodo para alguien con una posición de poder sea etiquetado
como fake new (noticia falsa), se refuerza la formación de una
sociedad para la cual los hechos simplemente no existen. No es necesario
exagerar el potencial catastrófico de este proceder en tiempos en que
la humanidad toda encara desafíos de la magnitud del cambio climático,
los cuales demandan el máximo posible de responsabilidad y realismo.
Como destacó el New York Times,
insistir en que las verdades que no te gustan son 'noticias falsas' es peligroso para el espíritu democrático. Y llamar a los periodistas 'enemigos del pueblo' es peligroso, punto. Lamentablemente, el mandatario no se encuentra solo en su deriva autoritaria: de acuerdo con una encuesta, 44 por ciento de los estadunidenses que se identifican con el Partido Republicano está de acuerdo con que el presidente posea facultades para ordenar el cierre de medios de comunicación.
En suma, es necesario aplaudir la unidad mostrada por los medios
impresos ante este oscuro pasaje de la historia estadunidense, cuando
por primera vez se cuestiona abiertamente el valor de la prensa libre.
Asimismo, cabe hacer votos porque la ciudadanía haga uso de los
mecanismos democráticos para poner fin a tan odiosa anomalía.
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