Perú
A menos de 48 horas del
inicio de la votación del próximo 10 de abril, toda clase de
especulaciones se dibujan en el escenario. Si bien el denominador común
admite que la más alta votación en primera vuelta corresponderá a Keiko
Fujimori, varían los porcentajes que se le atribuyen. Para unos,
bordeará el 28%, para otros, el 35 y aún hay quienes sostienen que
subirá hasta un 41%. Pero muy pocos sueñan con lo más deseable:
derrotarla en primera vuelta.
El tema clave estriba en situar a
quien arribará en el segundo lugar en la contienda. Y es que éste
-cualquiera sea la votación que obtenga- podrá disputar el balotaje que
tendrá lugar el 5 de junio. Si el anti voto lo favorece, podrá incluso
vencer a la candidata de la Mafia, y hacerse de la Presidencia de la
República. Eso, que es vox populi, alienta a varios.
Desde el
lunes pasado no es posible en el Perú difundir los sondeos de opinión,
pero las encuestas que “corren” en silencio reconocen que la mayor
probabilidad está por despejarse y corresponderá -en el orden que se
indica- a Verónica Mendoza y Pedro Pablo Kuczynski. Ellos podrían ocupar
el segundo y el tercer lugar.
Pareciera que el cuarto quedará
adjudicado a Alfredo Barnechea, quien perdió muchos votos por
determinadas reacciones derivadas de su mentalidad conservadora y
aristocrática y por su pedantería. Solo una encuestadora –IDICE- rescata
del quinto lugar a Alan García, y lo sitúa en el segundo puesto. Sueño
aprista, por cierto, y obsesión de la embajada yanqui en Lima, que es
consciente, sin embargo, que la Casa Blanca se habrá de entender con
Keiko, PPK o incluso Barnechea.
PPK representa claramente los
intereses de las transnacionales y el Gran Capital. También, por cierto,
a la CONFIEP y al empresariado peruano, a la oligarquía -la más rancia y
conservadora del continente- y a la “prensa grande” que cerraría filas
con él -contra Keiko- si pasara a la segunda vuelta.
En su
programa -salvo vaguedades- no promete nada que interese al pueblo. Sabe
que no hará nada en tal sentido. Y se compromete, entonces, sólo a lo
que -cree- podría hacer: una gestión “decente”. Lo dice, para
diferenciarse del Keiskismo. Pero sus vínculos recién descubiertos con
“Panamá Papers” -que comprometen igualmente a Keiko y a García- dejan la
impresión que esa decencia, es muy discutible. Ninguno de ellos tiene
autoridad para usar el término.
Verónica Mendoza es la
candidata que creció de la nada, y que hoy muestra la mayor probabilidad
de arribar en segundo lugar en la contienda del domingo. Y es que
Vladimir Cerrón declinó en media competencia y Gregorio Santos -reo en
cárcel- registra, además de la privación de su libertad, la carga de una
campaña de desprestigio que corre por cuenta de los grandes medios.
Verónica podría, en efecto, obtener los votos suficientes para llegar
en el lugar deseado. Pero difícilmente alanzaría a vencer a la candidata
de la Mafia que -para vergüenza del mundo- terminaría v siendo apoyada
por la derecha, y aun sectores del “centro” en junio.
Y es que en una sociedad como la nuestra, enferma aun por las perversiones de la Mafia, subsiste la idea de apoyar al que “roba, pero hace obra”, o al que “mata, pero no es chavista”. La
elección municipal de Castañeda, el año pasado, confirmó lo primero. Y
lo segundo, fue ratificado por la victoria presidencial de García el
2006.
Verónica, por cierto, no es chavista, ni de lejos. Es
más. Acosada por la prensa de derecha, se ha empeñado en criticar “la
dictadura” venezolana; y tomar distancia de Evo Morales y Rafael Correa,
cuestionando el rumbo del proceso de Bolivia y Ecuador. Aquí somos, ha
dicho, “partidarios de la democracia, la inversión extranjera y el libre mercado”. Somos -ha sostenido- “una izquierda moderna que no tiene compromisos con el pasado”.
En contra partida, hasta hoy no ha mencionado para nada la palabra “imperialismo”,
no ha hablado de la injerencia norteamericana ni ha aludido a romper la
cadena de la dependencia. Ni siquiera se ha referido al Fondo
Monetario, ni a las organizaciones internacionales de crédito. De todos
modos, ha registrado episódicos avances. Habló ya de cambiar la
Constitución, heredada de la Mafia; reconoció “algunos éxitos”· en el
gobierno de Evo; y anunció su rechazo al TTP. Aún así, de ser gobierno,
tendría un rostro “sui géneris”. Sería una Izquierda inédita en el
continente.
Hay que admitir sin tapujos que la “prensa grande”
ha logrado cierto éxito: ha convertido a la sociedad peruana en la más
conservadora del continente. Tanto, que incluso la Izquierda, para tener
votos, debe presentarse con un cierto discurso “de derecha”, porque de
lo contrario quedará inexorablemente vencida.
Recientemente estuvo en el Perú el periodista brasileño Paulo Cannabrava Filho.
Ágil de mente y de pluma, a su retorno a Sao Paulo aseguró que el Perú
estaba en la encrucijada de dos caminos. Uno de ellos, podría conducirlo
al infierno; y el otro, le ofrece el Paraíso. Y sí. Ocurre de ese modo.
Más allá de tentaciones -o ilusiones-, el pueblo quedará en la tierra, activamente movilizado para combatir a la Mafia.
Gustavo Espinoza M. Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera

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