Aplazamiento de definición del mecanismo para 2015
El Mostrador
En el oficialismo se asume en
privado que es difícil cumplir con este compromiso de la campaña y que,
por lo mismo, el término del sistema binominal y la reforma que
profundiza la descentralización servirán para compensar políticamente.
En enero equipo de constitucionalistas le entregarían a la Presidenta
Bachelet varias fórmulas para que dirima sobre la herramienta por la que
se inclinará.
Fue una promesa de campaña. No solo eso, sino que siempre se planteó
como uno de los tres ejes sobre los cuales se elaboró la plataforma
programática de la Presidenta Michelle Bachelet para su segundo mandato:
una nueva Constitución nacida en democracia. Pero si bien ni el
oficialismo ni en La Moneda han desechado públicamente la posibilidad de
materializar ese compromiso durante el actual gobierno, la confirmación
que se hizo el lunes en la noche en el cónclave de la Nueva Mayoría de
aplazar la definición del mecanismo para el 2015, instala la
incertidumbre sobre el espacio político real que tendrá la
administración bacheletista de llevar a buen puerto la creación de otra
Carta Magna.
En plena campaña, Bachelet decía en varias entrevistas, hasta las
primarias de junio, que “la nueva Constitución se enviará el primer año
de gobierno” y luego, en octubre, en el programa ‘El Informante’ de TVN
precisó que su propuesta en esta materia la iba a concretar a través de
“un proyecto de ley que ya le hemos puesto fecha, que va a ingresar el
primer año de gobierno. Pero naturalmente los dos proyectos grandes que
van a ingresar son el de Reforma Educacional y Tributaria, necesitamos
recursos para poder iniciar lo antes posible los cambios que la
educación en Chile quiere. Y, digamos, el segundo semestre ingresará el
proyecto de nueva Constitución”.
Sin embargo, la noche del lunes la señal fue distinta. “Durante el próximo año daremos inicio al proceso democrático, participativo e institucional que nos permita formular una Nueva Constitución”, afirmó el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, después de cinco horas de debate en el cónclave que hizo en La Moneda la Nueva Mayoría para definir su hoja de ruta hasta el próximo año y que convocó a los timoneles de la Nueva Mayoría, jefes de bancadas de diputados y senadores, los presidentes de la Cámara de Diputados, Aldo Cornejo, y del Senado, Isabel Allende, más los otros tres ministros del comité político –Ximena Rincón (Segpres), Álvaro Elizalde (Segegob), Alberto Arenas (Hacienda)– y algunos invitados puntuales, como los titulares de las carteras de Educación, Nicolás Eyzaguirre, del Sernam, Claudia Pascual, y Justicia, José Antonio Gómez.
Un detalle no menor: cuando a la Presidenta Bachelet se le preguntó ayer –durante una actividad en Valparaíso– por el tema, dijo efectivamente que “va a haber un proceso participativo, legítimo e institucional, donde los temas de fondo son cuál es el tipo de país en el cual queremos vivir, cuál es la sociedad en que queremos vivir los próximos 50 años” y, acto seguido, agregó que “la verdad es que las prioridades claras del Gobierno han sido, y que han sido compartidas por todos los asistentes, esencialmente los temas en los cuales estamos trabajando con la gente, esto es, economía, la economía del país, la educación, la salud, la seguridad y el transporte. Yo creo que esos son los temas clave que les importan a todos los ciudadanos”.
Una frase que marca el foco donde pondrá verdaderamente el acento La
Moneda el 2015 y que puede incidir en el ritmo con que avance o no el
tema constitucional. Desde la Nueva Mayoría y entre quienes fueron parte
de la cita, reconocen que con este nuevo itinerario se hace muy
compleja la posibilidad de que bajo este gobierno se concrete una nueva
Constitución. Ello, porque los plazos políticos son acotados,
considerando que el 2016 hay elecciones municipales, y el 2017, comicios
parlamentarios y presidenciales, dos eventos que –agregaron– harán
inviable llevar a buen puerto un debate constitucional sin que sea
“contaminado” por el clima de campaña.
“Poder cumplir con la nueva Constitución va a depender de los tiempos y una nueva Constitución es un proceso largo”, comentó en privado ayer un presidente de partido al analizar los resultados del cónclave.
Con ese límite político tácito, la idea de La Moneda es que en marzo la Presidenta Bachelet anuncie el mecanismo que eligió para llegar a una nueva Carta Magna, proceso que desde todos los sectores del oficialismo coinciden en que no será rápido y que, de entramparse, como ya ha sucedido con la Reforma a la Educación y la Tributaria a mediados de año, todo indica que será el gobierno siguiente el que concrete este tema.
Es más, en el oficialismo se asume en privado que es difícil cumplir con este compromiso de la campaña y que, por lo mismo, el término del sistema binominal y la reforma que profundiza la descentralización servirán –precisó un timonel de la Nueva Mayoría– “para compensar políticamente” y afirmar que se hizo el mejor esfuerzo posible.
En el gobierno y la coalición reconocen que el hecho de haber establecido las prioridades con claridad es una forma de “asumir lo que no se podrá hacer” y, en la práctica, el cónclave de la Nueva Mayoría y los ministros “ajustó la mirada y el foco en lo que sí se podrá hacer, es una lógica más estratégica en términos políticos”.
Un dirigente oficialista lo resumió como “un ordenamiento por simplificación” y explicó que la razón apunta a que, considerando las otras reformas sustanciales, no se pueden dejar a un lado las prioridades ciudadanas. Ello explica que en el cónclave se optara por una agenda de temas cotidianos y sensibles para la gente en áreas claves –seguridad, economía, transporte, educación y salud– como prioridad para el próximo año, junto con la definición del mecanismo para cambiar la Constitución.
Si bien antes del cónclave había varios partidarios de aplazar aún más el tema del mecanismo, de lleno ya para el 2016, el hecho de que finalmente quedara a la par de la agenda de cinco puntos fue visto como una buena señal, un gesto a los sectores más de izquierda de la Nueva Mayoría, una forma –agregaron– de mantener vigente la promesa de campaña sin tener que desecharla públicamente con tanta anticipación.
El presidente del PC, Guillermo Teillier, dijo ayer que “no hay que dar paso a una falsa polémica sobre nueva Constitución. Hay que atenerse a lo que anunció el ministro del Interior. Los plazos los irá determinando la intensidad de la discusión, la voluntad pública y la capacidad de generar los acuerdos” y añadió que “por nuestra parte, trabajaremos para avanzar con eficacia y prontitud. De ninguna manera estaremos por incumplir con esta promesa presidencial y de la Nueva Mayoría con todos los chilenos”.
En la Nueva Mayoría explican que en el cónclave no se habló explícitamente, pero que quedó en el ambiente que estaría descartada la opción de una Asamblea Constituyente, toda vez que se ha puesto el acento desde el lunes en que el mecanismo, además de democrático y participativo, debe ser institucional.
Entre los constitucionalistas del PS que conforman el equipo de trabajo de este tema –Fernando Atria, Erick Palma, Salvador Millaleo y Miryam Henríquez– fue visto como una buena señal que La Moneda siga hablando de una nueva Constitución y no que morigerara el lenguaje hacia reformas a la Carta Magna. Este grupo de abogados ha estado abocado a barajar y estudiar las alternativas de mecanismos a través de los cuales se espera arribar a un nuevo texto constitucional.
Eso, en paralelo al equipo jurídico de la Segpres –Ministerio donde hasta ahora se ha radicado el tema constitucional–, que lidera el abogado Tomás Jordán y que sigue reuniéndose y escuchando diversos planteamientos, entre los que destacan los de Daniel Sovato, de la Fundación internacional Idea, y el PNUD en Chile. Las conclusiones de este equipo de trabajo deben estar listas en enero, cuando le presenten a la Mandataria 4 o 5 mecanismos para lograr el cambio a la Carta Fundamental.
http://www.elmostrador.cl/pais/2014/12/03/el-oscuro-e-incierto-panorama-de-la-promesa-presidencial-de-una-nueva-constitucion/
Sin embargo, la noche del lunes la señal fue distinta. “Durante el próximo año daremos inicio al proceso democrático, participativo e institucional que nos permita formular una Nueva Constitución”, afirmó el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, después de cinco horas de debate en el cónclave que hizo en La Moneda la Nueva Mayoría para definir su hoja de ruta hasta el próximo año y que convocó a los timoneles de la Nueva Mayoría, jefes de bancadas de diputados y senadores, los presidentes de la Cámara de Diputados, Aldo Cornejo, y del Senado, Isabel Allende, más los otros tres ministros del comité político –Ximena Rincón (Segpres), Álvaro Elizalde (Segegob), Alberto Arenas (Hacienda)– y algunos invitados puntuales, como los titulares de las carteras de Educación, Nicolás Eyzaguirre, del Sernam, Claudia Pascual, y Justicia, José Antonio Gómez.
Un detalle no menor: cuando a la Presidenta Bachelet se le preguntó ayer –durante una actividad en Valparaíso– por el tema, dijo efectivamente que “va a haber un proceso participativo, legítimo e institucional, donde los temas de fondo son cuál es el tipo de país en el cual queremos vivir, cuál es la sociedad en que queremos vivir los próximos 50 años” y, acto seguido, agregó que “la verdad es que las prioridades claras del Gobierno han sido, y que han sido compartidas por todos los asistentes, esencialmente los temas en los cuales estamos trabajando con la gente, esto es, economía, la economía del país, la educación, la salud, la seguridad y el transporte. Yo creo que esos son los temas clave que les importan a todos los ciudadanos”.
“Poder cumplir con la nueva Constitución va a depender de los tiempos y una nueva Constitución es un proceso largo”, comentó en privado ayer un presidente de partido al analizar los resultados del cónclave.
Con ese límite político tácito, la idea de La Moneda es que en marzo la Presidenta Bachelet anuncie el mecanismo que eligió para llegar a una nueva Carta Magna, proceso que desde todos los sectores del oficialismo coinciden en que no será rápido y que, de entramparse, como ya ha sucedido con la Reforma a la Educación y la Tributaria a mediados de año, todo indica que será el gobierno siguiente el que concrete este tema.
Es más, en el oficialismo se asume en privado que es difícil cumplir con este compromiso de la campaña y que, por lo mismo, el término del sistema binominal y la reforma que profundiza la descentralización servirán –precisó un timonel de la Nueva Mayoría– “para compensar políticamente” y afirmar que se hizo el mejor esfuerzo posible.
En el gobierno y la coalición reconocen que el hecho de haber establecido las prioridades con claridad es una forma de “asumir lo que no se podrá hacer” y, en la práctica, el cónclave de la Nueva Mayoría y los ministros “ajustó la mirada y el foco en lo que sí se podrá hacer, es una lógica más estratégica en términos políticos”.
Un dirigente oficialista lo resumió como “un ordenamiento por simplificación” y explicó que la razón apunta a que, considerando las otras reformas sustanciales, no se pueden dejar a un lado las prioridades ciudadanas. Ello explica que en el cónclave se optara por una agenda de temas cotidianos y sensibles para la gente en áreas claves –seguridad, economía, transporte, educación y salud– como prioridad para el próximo año, junto con la definición del mecanismo para cambiar la Constitución.
Si bien antes del cónclave había varios partidarios de aplazar aún más el tema del mecanismo, de lleno ya para el 2016, el hecho de que finalmente quedara a la par de la agenda de cinco puntos fue visto como una buena señal, un gesto a los sectores más de izquierda de la Nueva Mayoría, una forma –agregaron– de mantener vigente la promesa de campaña sin tener que desecharla públicamente con tanta anticipación.
El presidente del PC, Guillermo Teillier, dijo ayer que “no hay que dar paso a una falsa polémica sobre nueva Constitución. Hay que atenerse a lo que anunció el ministro del Interior. Los plazos los irá determinando la intensidad de la discusión, la voluntad pública y la capacidad de generar los acuerdos” y añadió que “por nuestra parte, trabajaremos para avanzar con eficacia y prontitud. De ninguna manera estaremos por incumplir con esta promesa presidencial y de la Nueva Mayoría con todos los chilenos”.
En la Nueva Mayoría explican que en el cónclave no se habló explícitamente, pero que quedó en el ambiente que estaría descartada la opción de una Asamblea Constituyente, toda vez que se ha puesto el acento desde el lunes en que el mecanismo, además de democrático y participativo, debe ser institucional.
Entre los constitucionalistas del PS que conforman el equipo de trabajo de este tema –Fernando Atria, Erick Palma, Salvador Millaleo y Miryam Henríquez– fue visto como una buena señal que La Moneda siga hablando de una nueva Constitución y no que morigerara el lenguaje hacia reformas a la Carta Magna. Este grupo de abogados ha estado abocado a barajar y estudiar las alternativas de mecanismos a través de los cuales se espera arribar a un nuevo texto constitucional.
Eso, en paralelo al equipo jurídico de la Segpres –Ministerio donde hasta ahora se ha radicado el tema constitucional–, que lidera el abogado Tomás Jordán y que sigue reuniéndose y escuchando diversos planteamientos, entre los que destacan los de Daniel Sovato, de la Fundación internacional Idea, y el PNUD en Chile. Las conclusiones de este equipo de trabajo deben estar listas en enero, cuando le presenten a la Mandataria 4 o 5 mecanismos para lograr el cambio a la Carta Fundamental.
http://www.elmostrador.cl/pais/2014/12/03/el-oscuro-e-incierto-panorama-de-la-promesa-presidencial-de-una-nueva-constitucion/
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