El gobierno de Lobo lleva casi un año tratando de reingresar a su país a la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo del que Honduras fue suspendida tras el golpe de Estado que lanzó a esa nación a una dolorosa marginación internacional.
Del retorno a la OEA dependen factores esenciales para recuperar la normalidad política y económica en Honduras, así como la aceptación del ejecutivo hondureño por parte de los vecinos de la región latinoamericana y las inyecciones de fondos que tanto necesita para sobrevivir.
Honduras no está en la OEA, y eso significa que la región no acepta al Gobierno de Lobo. Por lo tanto, tampoco recibe la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que para aprobar créditos depende del 75 por ciento de los votos de los países vecinos.
La comunidad internacional suspendió varios programas de ayuda financiera a Honduras, luego del golpe de Estado contra Zelaya, el 28 de junio del 2009.
En septiembre del 2010, la agencia estadounidense Reto del Milenio (MCC, por su sigla en inglés) cerró su programa en Honduras, que benefició, según sus datos, a siete mil 640 agricultores, y contribuyó a mejorar casi 700 kilómetros de carreteras.
La agencia anunció que reconocía los esfuerzos del gobierno de Lobo en la reconciliación de los hondureños tras el golpe de Estado.
“Esperamos mantener nuestro compromiso con el Gobierno de Honduras y consideraremos en el futuro al país para un segundo Compacto”, nombre técnico del programa de ayuda, sometido a criterios de lucha contra la corrupción y valores democráticos.
El gobierno de Lobo debe cumplir cuatro etapas para retornar a la OEA, expresó Marvin Ponce, vicepresidente del Congreso Nacional de Honduras y diputado por la Unión Democrática.
El mandatario ha recorrido tres, y calienta para la cuarta. Ha cumplido con la incorporación del derrocado Manuel Zelaya al Parlamento Centroamericano (Parlacen), con el avance en la tutela de los derechos humanos y con el actual diálogo con los sectores sociales para mostrar la actitud de reconciliación que le exigen.
La última pasa por la vuelta de Zelaya a Honduras desde República Dominicana, donde continúa exiliado, sin temor a ser arrestado. Para ello, Lobo negocia con la justicia hondureña, para que ponga fin a los juicios abiertos contra el ex mandatario hondureño, incluso aquellos que, según declara, implicarían una violación de la Comisión Interamericana contra la Corrupción.
Flaqueza en DDHH
Lobo no tiene una marcada voluntad política para el diálogo, solo cumple con los compromisos, citó Ponce.
De las cuatro condiciones de la OEA, cree que ha cumplido tres y que solo falta el retorno de Zelaya, señaló Ponce, al denunciar las flaquezas en la tutela de los derechos humanos para responder a las valoraciones positivas sobre las exigencias del organismo interamericano.
Ponce reconoce que se han tomado acciones como la creación de una Secretaría de Estado en Justicia de Derechos Humanos y la elaboración del reciente informe presentado en Ginebra ante Naciones Unidas.
Además, la designación de la Comisión de la Verdad, liderada por el ex vicepresidente guatemalteco Eduardo Stein, para analizar qué hubo detrás del golpe de Estado.
La organismos de derechos humanos señalan que Honduras vive un clima de inseguridad contra el ejercicio del periodismo, lo que colocó a ese país como la segunda nación de mayor riesgo en el mundo para llevar a cabo esta profesión, muestra de ello es que en el 2010 murieron 10 periodistas.
El último crimen perpetrado contra un periodista se registró el 28 de diciembre último, cuando desconocidos mataron a tiros a Henry Suazo, corresponsal de la radio HRN, de Tegucigalpa, en la localidad de La Masica, departamento de Atlántida, en donde también trabajaba para un canal de televisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario