Tijuana, BC. Integrantes de la Caminata Migrante 
albergados en El Barretal dijeron que no les permiten recibir 
directamente donaciones de ciudadanos y de organizaciones no 
gubernamentales que se acercan para darles alimentos y regalos, por lo 
que se manifestaron con las manos atadas y la boca tapada para expresar 
que así se sienten ante tal situación.
Cuando llegan las donaciones, los administradores del albergue las 
reciben y entregan de manera paulatina. Muchos ciudadanos optan por 
darles alimentos calientes frente al albergue. En El Barretal hay 
alrededor de 2 mil migrantes.
En conferencia de prensa, los centroamericanos afirmaron que la 
presencia de la Policía Federal y agentes del Instituto Nacional de 
Migración (INM) les impide hacer alguna cosa.
Podemos ver lo que pasa pero no podemos hacer ni decir nada porque estamos atados de manos. Agradecieron que a través de los medios de comunicación puedan enviar mensajes a Estados Unidos y al mundo sobre los motivos que los hicieron salir de sus países
Sobre el petardo de gas lanzado la noche del martes, afirmaron que 
fue algo que dolió porque fue un acto de gente que tal vez no tiene corazón, pero confiaron en que no es la generalidad de los tijuanenses, pues de la mayoría han recibido apoyo y solidaridad.
En otro hecho, la Policía Ministerial capturó a Esmeralda N, Carlos N
 y Francisco Javier N como presuntos responsables del asesinato de dos 
hondureños en la zona centro de la ciudad. Se les acusa de homicidio 
calificado con ventaja, lesiones y privación ilegal de la libertad en 
agravio de los migrantes, quienes eran menores de edad.
El pasado 15 de diciembre localizaron los cadáveres de los migrantes,
 quienes tenían heridas hechas con armas punzocortantes y huellas de 
estrangulamiento.
Reportes ministeriales basados en testigos señalan que las víctimas 
de 16 y 17 años se dirigían al centro de la ciudad luego de salir de la 
Casa Ymca para el menor migrante.
En un principio eran tres los jóvenes que fueron interceptados por dos mujeres que querían robarles, pero uno logró escapar.
Mireya Cuéllar y Antonio Heras
La Jornada Baja California y corresponsal
Periódico La Jornada
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario