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miércoles, 22 de julio de 2015

Los Derechos Laborales punta candente en la batalla contra el TPP


Opinión
Aunque el bloque de Obama y neoconservadores lograron el pasado mes de junio juntar los votos para aprobar la autorización de la fast track, el mega-acuerdo Transpacífico (TPP) todavía tiene que enfrentar en el Congreso y en la opinión pública a la poderosa y creciente oposición. 

De ahí que, pese a la apabullante campaña propagandística mundial de que el TPP ya se cocinó, el ex -representante comercial estadounidense (Clayton Yeutter), lo mismo que destacados legisladores y analistas pro-TLC declaran que ni siquiera está claro que los negociadores puedan alcanzar en la próxima reunión de Hawai un acuerdo final, ni mucho menos ganar la votación, y empiezan a ver un riesgo de que el TPP no pase.[1]

 En este contexto, el Representante Sander Levin, líder de los Demócratas en el relevante Comité de Medios y Arbitrios, de responsabilidad trascendente sobre tratados de libre comercio, acaba de retomar el tema de balance sobre los derechos laborales bajo 20 años de TLCAN y su importancia para el debate de las reglas del Proyecto de Acuerdo Trans-Pacífico (TPP). Por su importancia política, anexamos la versión en español de la mencionada declaración.

El trasfondo de la discusión no es únicamente la carencia de derechos laborales en México (o Vietnam) que por el momento enfatiza el legislador Levin, sino la preocupante continuidad de su repercusión negativa sobre los trabajadores de los tres países. Recordemos, que hace 22 años en la Ciudad de Zacatecas, en la reunión trinacional de redes sociales sobre el proyecto TLCAN, se presentaron contundentes argumentos sobre los previsibles impactos negativos para los trabajadores, bajo un Tratado cuyas reglas habían sido escritas y negociadas en secreto precisamente para favorecer al poder corporativo. Más tarde, la mezquina respuesta gubernamental fue regalarle a la sociedad promesas laborales y ambientales en acuerdos paralelos de adorno, sin fuerza jurídica.[2]     

En 20 años, bajo el TLCAN, las estadísticas oficiales muestran que en EEUU se han perdido cerca de 5 millones de empleos en el sector manufacturero, 28.1% de los empleos de 1994 (una pérdida de 2.3 millones de empleo en la producción de bienes durables, y 2.4 millones en la producción de bienes No durables) y cerca de 57 mil fábricas cerraron.En Canadá la perdida de empleos fue menor, y en México hubo un ligero aumento. Véase detalles abajo [3].

Reconocidos analistas estadounidenses ubican esta pérdida de empleos en EEUU, como parte de una política fracasada de “dejar hacer, dejar pasar” del capitalismo estadounidense. Uno de esos críticos, el Dr. Paul Craig Roberts ex director adjunto del Tesoro, escribió:  “El uno por ciento de la población (de EEUU) han llevado a cabo una revolución económica y política. Mediante la reubicación en ultramar de la producción manufacturera y el empleo de servicios profesionales, las corporaciones estadounidenses destruyeron el crecimiento del ingreso de los consumidores, la base de la economía de EE.UU., dejando a la mayor parte de la población sumidos en la deuda” (énfasis añadido).[4]

Por su parte, la ultraderecha “libre mercado” estadounidense, ayer promotora del TLCAN y hoy del TPP y del acuerdo TrasAtlántico (TIPP), rechazan la tesis de pérdida del empleo por su reubicación en otros países, bajo las reglas desreguladoras de los TLCs y se unen a la campaña mediática del gobierno de Obama que trata de convencer a la opinión pública de un supuesto renacimiento del empleo en la manufactura, mediante la ampliación y profundización de los megatratados.[5] (Peterson Institute for International Economics, y el Cato Institute como ejemplos de conocidos ideólogos neoliberales).

La batalla sobre la continuidad de los indicadores de la crisis o de los signos de mejora entraña parte de los argumentos políticos favorables o contrarios a la aprobación o rechazo del TPP en el Congreso. En ese contexto destaca la permanente crítica y argumentos del renombrado economista Walter J. (John) Williams del sitio Shadowstats que exhibe la manipulación oficial de las estadísticas, entre ellas las de desempleo-crecimiento (23% de desempleo calculado independientemente por Williams contra el 5.3%. dato oficial).[6]

De lado de la crítica y propuesta de cambio la reconocida fundación Información tecnológica e innovación destroza “El mito del renacimiento de la manufactura de América: el estado real de la Manufactura de los Estados Unidos.” Señala que el análisis de los datos disponibles de la fuerza de trabajo, del valor real añadido, así como de la productividad no respaldan las cuentas alegres, ni la seriedad de los supuestos teóricos en que se basan las expectativas.[7]

Un ejemplo de la problemática del modelo es la conducta y estrategia de la empresa “estadounidense” estrella, Apple, con 40 mil empleados en EEEUU y 700 mil o más en su cadena de proveedores y producción en el extranjero, y campeona evasora fiscal y violadora de los derechos humanos y laborales. Apple sostiene la "convicción central" de que las instalaciones de producción en el extranjero ofrecen la escala, la flexibilidad, la diligencia y los trabajadores calificados que las fábricas de EU ya no son capaces de igualar”, palabras de un alto ejecutivo.

"Alguna vez las empresas sintieron la obligación de apoyar a los trabajadores estadounidenses, aun cuando no era la mejor opción financiera", dijo Betsey Stevenson, el jefe de economistas del Departamento de Trabajo hasta el mes de septiembre de 2012. "Eso ha desaparecido. Las ganancias y la eficiencia han superado la generosidad". [8]

Si, Respeto a los Derechos Laborales. Sin embargo, los tratados de libre comercio no sirven para obligar a que se respeten.

Saludable la demanda del representante Sander Levi. La exigencia de respeto a los derechos laborales en los países que participan en las negociaciones del TPP es una justa demanda que se ha estrellado ante el muro neoliberal, no únicamente en México o Vietnam, sino en los propios Estados Unidos. 20 años de exhibición de la inutilidad del Acuerdo de Cooperación Laboral Paralelo del TLCAN, ha sido también un período de auge de explotación y ganancias para las trasnacionales mediante la complicidad entre el régimen político de México-EEUU-Canadá. [9]

La denuncia de los sindicatos independientes mexicanos sobre los contratos de protección (95% de los contratos existentes) y de la violación sistemática de los derechos laborales por parte del gobierno y las empresas extranjeras, predominantemente estadounidenses y canadienses bajo la protección del TLCAN, tiene vieja data y ha sido chispa de la campaña internacional contra los contratos de protección, lo mismo que de numerosos comunicados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). [10]

El pasado mes de junio de este año en Ginebra, los sindicalistas independientes mexicanos y el apoyo solidario internacional de otras centrales, volvieron a denunciar estas flagrantes y reiteradas violaciones del gobierno mexicano a los compromisos internacionales. En respuesta la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pidió al gobierno que publique, sin demora, los registros y estatutos sindicales por las juntas de Conciliación y Arbitraje de los 31 estados y también demandó a México que cumpla el convenio 87, referente a la libertad sindical.[11]

 Sin embargo, y con un cinismo increíble, pero revelador de la complicidad de la institución y del propio Secretario de trabajo mexicano, Alfonso Navarrete Prida, regresando a México afirmó que “no hay ningún interés de Estado alguno de la República por tener contratos de protección”. Por el contrario, aseguró, “el interés de México es contar con sindicatos y empresas fuertes, capacitadas y competitivas que atraigan inversiones y garanticen los derechos laborales en un trabajo digno y decente”…“Acabamos de venir de Ginebra, (donde) combatimos algo que era falso, una queja falsa sin sustento realizada en este sentido en el seno de la Organización Internacional del Trabajo”.

Se quejan “con la finalidad de evitar la firma del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), se han emitido quejas falsas que responden a intereses distintos al desarrollo de la región, sobre los llamados “contratos de protección” en México.[12]

Sin embargo, a la “falsa queja” de los sindicalistas, la OIT, la Comisión de Cooperación Laboral (del TLCAN) y la Cámara Internacional de Comercio acordaron en breve enviar a México una comisión para verificar la existencia de contratos de protección en el país, informó la UNT. Veremos con que otra frase cínica responden los funcionarios responsables de vigilar el cumplimiento de los derechos laborales

Mientras tanto, el gobierno de Vietnam, muy señalado por sindicalistas independientes y funcionarios de OIT como violador sistemático de los derechos humanos[13], acaba de firmar en Washington una Declaración de Visión Conjunta Vietnam-EEUU, donde se compromete a “llevar a cabo cualquier reforma que sean necesarias para cumplir con los altos estándares del acuerdo TPP, incluyendo si es necesario con respecto a los compromisos relativos a la Declaración de 1998 de la OIT de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo”.[14]

Así quedó plasmado en la Declaración. No obstante, es difícil olvidar que los dirigentes vietnamitas han sido capaces de ir un paso delante de la estrategia estadounidense, y vencer. ¿Por qué no considerar que la dirigencia vietnamita puede usar la misma estrategia del gobierno de EEUU, de exigir el respeto de los derechos laborales, derechos humanos, o a la democracia, pero hacer poco o lo contrario?

No obstante, no todo se reduce al respeto de los derechos laborales en Vietnam, o en todo país. Pero, sí, es un gran tema en la batalla estratégica contra los mega-tratados tóxicos corporativos que se libra en el Congreso de los EEUU y otros espacios. Ni hay ni última palabra, ni última batalla.

Ciudad de México 20/07/2015 alermalc@gmail.com

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