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viernes, 5 de junio de 2015

Ultraderecha en Congreso EE.UU. pretende sabotear nexos con Cuba

Congreso norteamericanoPor Roberto García Hernández 
La Habana, 4 jun (PL) Sectores de la ultraderecha en el Congreso norteamericano arrecian su ofensiva contra el nuevo curso de las relaciones Cuba-Estados Unidos, con proyectos de leyes para atarles las manos a la Casa Blanca.(PLRadio)

  • La Cámara de Representantes avaló ayer una propuesta que prohíbe comerciar con determinadas entidades y empresas cubanas, como parte del proyecto de asignaciones de recursos a Justicia, Comercio y Ciencia para el año fiscal 2016 que comienza el 1 de octubre próximo.

Antes de convertirse en ley, este proyecto podría juntarse con otros en un solo texto que sería llevado a la firma del presidente Barack Obama.

Sin embargo, quienes auspician estas y otras medidas anticubanas saben que abordan temas de política exterior que son en su mayoría prerrogativas del Ejecutivo.

En ese sentido, el 2 de junio la Casa Blanca advirtió que Obama está dispuesto a vetar un proyecto del legislador republicano por Florida Mario Díaz Balart, incluido en la asignación de fondos para el transporte en 2016,

El texto de Díaz-Balart incluye un acápite calificado de "altamente cuestionable" por la mansión ejecutiva, destinado a restringir los viajes a Cuba y sabotear el proceso iniciado el 17 de diciembre pasado, cuando los gobiernos de ambos países anunciaron su decisión de avanzar hacia la normalización de los nexos bilaterales.

Los protagonistas de las acciones para impedir este nuevo giro, son los mismos que desempeñaron ese papel durante largos años con el fin de perpetuar el bloqueo contra la isla.

En esa cruzada participa el senador demócrata Robert Menéndez, a pesar de que está enfrascado en un complejo proceso legal después de que el Departamento de Justicia lo acusó en abril de 14 cargos de corrupción.

Pero quizás uno de los más activos y visibles es el senador republicano Marco Rubio, precandidato por el partido rojo a las elecciones de noviembre de 2016 en Estados Unidos.

En una carta enviada el 1 de junio al secretario de Estado, John Kerry, Rubio amenazó al jefe de la diplomacia norteamericana con sabotear el proceso de reacercamiento entre ambas naciones.

Además, el legislador presentó la víspera en el Senado una propuesta similar a la de la Cámara baja, para prohibir las transacciones financieras con varias empresas o entidades cubanas.

En este contexto, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, prometió que hará todo lo posible en el futuro para mantener en vigor las sanciones unilaterales contra la mayor de las Antillas.

Sin embargo, muchos congresistas tienen una visión totalmente opuesta sobre el tema de las relaciones entre los dos países vecinos y coinciden en señalar que existe consenso bipartidista a favor del levantamiento de las medidas punitivas impuestas a Cuba desde hace más de 50 años.

Tal es el caso del senador demócrata Tom Udall, -por solo mencionar un ejemplo- quien aseguró tras concluir su visita a La Habana en mayo, que la mayoría de los integrantes de la Cámara alta está de acuerdo con eliminar el bloqueo.

Udall, del estado de Nuevo México, junto a los republicanos Jeff Flake y Mike Enzi, así como el demócrata Dick Durban, presentó a mediados de mayo un proyecto de ley con el fin de estimular los negocios de las compañías estadounidenses de comunicaciones en la isla caribeña.

Pero quizás uno de los elementos clave en esta lucha en el Capitolio la hizo notar el congresista demócrata Jim McGovern durante una conferencia de prensa en La Habana en abril pasado.

Este legislador alertó que uno de los obstáculos fundamentales radica en que el liderazgo republicano, que controla ambos hemiciclos del Congreso, no prioriza la discusión y votación de los proyectos que tienen como fin eliminar las sanciones unilaterales, sino los que pretenden perpetuarlas.

En definitiva, mientras los del poder legislativo se ponen de acuerdo sobre éstas y otras propuestas relacionadas con Cuba, Obama puede hacer uso de sus amplias facultades ejecutivas y vaciar casi la totalidad de las provisiones que mantienen en vigor el bloqueo contra la isla.

Solo falta para ello un poco de voluntad política.

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