Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

viernes, 5 de junio de 2015

ES TIEMPO DE DEFINICIONES


La foto no puede ser más elocuente. El imperio teje fino y ha puesto las cartas sobre la mesa. Otto Pérez ha aceptado hacerse a un lado y dejar que las decisiones las tome el procónsul gringo, mister Todd Robinson, quien, incluso tomo el puesto de OPM y lo reemplazó en su sitio. Como dicen por ahí: una imagen habla más que mil palabras.
El General de la Paz dejó de ser aquel coloso que bajo su uniforme camuflado expelía poder ante sus subordinados y más ante sus prisioneros. Rodeado de su tropa armada, era la personificación del dolor y la muerte. De la intransigencia y la intolerancia ante quien consideraba insurrecto. Tenía la potestad de decidir sobre la vida de quienes caían en sus manos. Y, quien lo diría que ese tigre varias décadas después, luciendo un saco azul y un pantalón gris, se le viera como un gatito indefenso, en la comparación más suave. En la más socarrona y audaz, como un triste pelele. Su rostro de antes, que en las fotos presidenciales reflejaba carácter y firmeza, hoy se ve constreñido y mediocre. Domado y taciturno ante la mirada del amo.
Que patético para un miembro destacado de una institución que alguna vez lució con dignidad y orgullo sus galones, terminar bajo las naguas de un funcionario extranjero. ¡¡Y de menor rango!! Pero ese es el precio que tuvo que aceptar el ejército desde que se convirtió en el brazo armado de la oligarquía local y en una vulgar extensión del Comando Sur.
Desde la traición de Castillo Armas contra Árbenz para acá, sus generales decidieron besar las botas gringas y saludar la enseña de la barra y las estrellas. A tanto llegó su genuflexión que el entonces embajador Perifuoy no tuvo reparos en abofetear al general Díaz, destituyéndolo del puesto que le había encomendado el mismo Árbenz, señalándole con esa afrenta que quien mandaba en el país eran ellos. Y, tal parece, por la foto en mención, que lo siguen haciendo.
Tristes imágenes que sirven de marco a la noticia de que el Departamento del Tesoro se hará cargo de la reestructuración de la Superintendencia de Administración Tributaria –SAT-, que no es más que dejar en manos extranjeras la recaudación y el control de nuestros impuestos. Si esto no es injerencia no sabemos como llamarlo.
Esta cachetada perifuoyana vuelve a repetirse 61 años después y está dirigida al mismo pueblo de Guatemala. Claro, entre columnistas y rayanos habrá quien pase desapercibido esto y otros que deseen vehemente que la bandera gringa ondee sobre las instituciones nacionales. Lacayos hay en todos lados y en todos los tiempos, pero el pueblo llano y aguerrido que se ha ganado la historia en las calles no solo pretende sacar al petulante criado mayor sino exigirles a los funcionarios gringos que respeten la soberanía de nuestro país. Porque si queremos patria debemos empezar por hacernos respetar como pueblo.
Sabemos que desembarazarnos de esta influencia del norte es una labor titánica pero tenemos que comenzar por algo. De allí que sea necesario la profundización de la reforma del Estado a través de la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente que amplíe los poderes populares y los plasme en la primera ley de la República.
No queremos remiendos nuevos en vestido viejo. No a la Reforma a la Ley Electoral por parte de los mismos canallas que han hecho las leyes a sabor y antojo de la oligarquía y los gringos. Mucho menos, un maquillaje administrativo a algunas instituciones con el objetivo de acallar las voces del pueblo.
Eso quieren ellos, gringos y oligarquía, léase CACIF: que las elecciones programadas para septiembre se lleven a cabo para avalar cambios que no nos lleven a nada sustancial. Seguirán los gringos teniendo, como lo dijo en su oportunidad cierto embajador con respecto al dictador Somoza de Nicaragua: El bastardo es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta. Y la oligarquía, volviendo a tener bajo su control la corrupción, que como ya se dijo y se vuelve a recalcar, es consustancial al régimen capitalista. Solo que en las circunstancias actuales sus títeres se les salieron del guacal y optaron por lanzarlos a la hoguera. Total no son de su clase social.
Pero ambos sectores, lo que desean es aplacar las protestas populares para desarmar las exigencias más profundas que son las que en verdad hacen peligrar su Estado monocultivista, plantacionista, extractivista, racista, sexista y excluyente.
Por tanto, tenemos que seguir en movilización y poner en crisis ese Estado servil para lograr los cambios que necesitamos como pueblo. En ese entendido, ese proceso eleccionario tiene que aplazarse para encaminar los cambios por la profundidad que la coyuntura exige. Si no se atienden las voces por la vía de las marchas se atenderán por la vía del Paro Nacional.

¡¡¡#RENUNCIA OPM YA!!!
¡¡¡#ANC  YA!!!
¡Que se aplacen las elecciones!
# ¡Paro Nacional YA!

Colectivo La Gotera
Guatemala, 03 de junio de 2015

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