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jueves, 11 de diciembre de 2014

"Podemos", entre Latinoamérica y una estrategia de poder


Notas


“Al sur no se viene a dar lecciones sino a aprender”
Así, se posicionaba Iñigo Errejón en una entrevista con Victor Hugo Morales hace apenas unos meses.
Que los principales referentes de Podemos son conocedores de primera mano de las experiencias más radicales en Latinoamérica no es un secreto. Pablo Iglesias ha sido asesor del gobierno venezolano. Juan Carlos Monedero, ha sido asesor del mismo Hugo Chávez y del Ministerio de Planificación. Además ha sido colaborador en el Centro Internacional Miranda y es autor de un libro sobre las empresas de producción social. Iñigo Errejón ha escrito su tesis doctoral de más de 600 páginas haciendo foco en el primer gobierno de gobierno del MAS en Bolivia y la lucha por la hegemonía. Luis Alegre Zahonero, en el 2010, recibió el Premio Libertador al Pensamiento Crítico en Venezuela por una monumental obra sobre El Capital de Marx co-producida con Carlos Fernández Liria. Muchas de sus “herejías” son explícitamente lecciones políticas de las luchas anti-neoliberales en América Latina y de los nuevos liderazgos surgidos en la últimas décadas.
A partir de la situación actual de España, atravesada por una crisis del régimen político, se pueden trazar paralelismos con los bipartidismos que se quebraron en países como Venezuela, Bolivia, Uruguay o Brasil. También pueden trazarse similitudes entre experiencias como la de los indignados y aquéllas rebeliones populares que atravesaron el continente desde el Caracazo en adelante. Pero si hay un aspecto fundamental que retoma Podemos de las experiencias que tanto han estudiado sus dirigentes es la importancia de formular una estrategia de poder.
Si bien los sectores conservadores españoles han reconocido el vinculo de Pablo Iglesias con el chavismo repitiendo sus palabras cuando decía que “Chávez vivo es peligroso para los poderosos, pero muerto es invencible” no se han percatado de este vínculo mucho más profundo.
“Vamos por ellos”, vamos por el poder
Podemos reintroduce el debate sobre el poder desde aquéllos que se plantean terminar con el régimen político pos-franquista y las políticas neoliberales. Cuando repiten provocativamente que la nueva fuerza política “no es de izquierda”, tiene que ver con ello. Cuando recuerdan que los poderosos se reían del movimiento de los indignados al limitarse el mismo a hacer asambleas, también se refieren a lo mismo.
Para ellos es fundamental la disputa en las urnas, explícitamente hablan de construir una “maquinaria de guerra electoral”, para avanzar en el control de un Estado que lo consideran como un instrumento crucial para defender los intereses de las clases subalternas. Pero para lograr lo que ellos buscan no se trata de ser de izquierda o construir la “unidad de la izquierda”. Con esa política, en el mejor de los casos se obtendría el 15% o el 20% de los votos, y ellos se proponen ser mayoría.
Según Pablo Iglesias: “A la unidad de la izquierda no le tienen miedo, le tienen miedo a la unidad popular. El poder no está en las identidades está en la conciencia del pueblo”.
Podemos es parte del proceso abierto por las movilizaciones del 2011. Pero se diferencian tanto de los que por izquierdistas rechazaron o consideraron un fracaso al movimiento debido a que no conquistó nada inmediatamente concreto y en ese año triunfó la alternativa más conservadora del Partido Popular (PP) en las elecciones, como también de aquéllos que como Izquierda Unida a partir de las movilizaciones se sintieron conformes con un pequeño avance en el número de diputados y haber logrado algunas alcaldías.
Los dirigentes de Podemos comprendieron que se podía ir por mucho más, que los gérmenes de indignación seguían vigentes y que se trataba de construir una alternativa de poder que oriente ese descontento. El rol jugado por el chavismo luego del Caracazo en Venezuela o del MAS, con la Guerra del Agua o la Guerra del Gas, en Bolivia parecen haber sido una lección que Podemos pretende llevar a la práctica.
¡A la guerra electoral!
En el 2015 habrá tres elecciones en España: municipales, autonómicas y generales. En el documento político aprobado por Podemos en la última asamblea ciudadana se sostiene: “Es posible que no tengamos que librar todas las contiendas ni todas de la misma forma. En nuestra flexibilidad y nuestra capacidad de innovación está gran parte de nuestra fuerza. Esta propuesta sugiere decisiones para enfrentar este ciclo político de forma coherente y con un objetivo central: aprovechar al máximo la oportunidad que presenta para el cambio en España”.
A partir de esa orientación establecieron distintas tácticas electorales en función de ese “objetivo central”. En el caso de las municipales del próximo 25 mayo, reconociendo las debilidades organizativas y las grandes posibilidades de que oportunistas ensucien el sello Podemos en alguno de los 8.177 municipios del país, se decidió fortalecer la construcción de listas más amplias que ayuden a construir un nueva mayoría. Por esa razón es que militantes de Podemos integraran listas junto a otros movimientos en espacios como: Ganemos en Madrid, Málaga, Zaragoza, Valladolid o Guanyen en Barcelona.
En las elecciones de las 13 Comunidades Autonómicas, Podemos cambiaría de táctica electoral. Allí sus militantes y simpatizantes, con una estructura organizativa más fortalecida, son los que van a elegir a los candidatos de las listas de Podemos. En esas elecciones esperan hacer el quiebre del escenario de cara a la disputa más importante del año: las elecciones generales de diciembre.
Que la secretaria General del PP sostenga por estos días que está pensando en una posible alianza con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y que Pedro Sánchez (principal referente de este paritdo) declare negar esa opción, indica que un escenario como el de 1998 en Venezuela cuando Acción Democrática y Copei bajaron sus candidaturas días antes de las elecciones para apoyar a Salas Romer en contra de Chávez, no estaría muy lejos. En ese caso, habrían pecado de no haber estudiado los procesos latinoamericanos.
El triunfo electoral de Podemos, para sus mismos integrantes no agota para nada la disputa por el poder, por esa razón también se plantean la necesidad de la integración con los procesos de rebeliones que se dieron Europa en los últimos años. Su principal aliado en el escenario continental es Syrisa en Grecia. Junto a ellos, tambien son parte del Bloque de Izquierda Unitaria Europea: el Frente de izquierda de Francia, Die Linke de Alemania y el Sinn Féin de Irlanda -entre otros-. Las experiencias de integración como el ALBA es otro de los elementos que los referentes de Podemos sostienen que intentarían emular en caso de llegar al gobierno.

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