Marcela Belchior
Adital
Hasta hace muy poco
tiempo, el debate acerca del medio ambiente giraba en torno de la mensuración
de la interferencia humana en la alteración del clima mundial. Todo indica que
ésta ya no es la gran cuestión de la agenda global. Durante la primera semana
de la 20ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones
Unidas (COP20), que ocurre desde el último 1º de diciembre, en Lima, capital de
Perú, la discusión se concentra en los riesgos que la transformación climática
presenta a la población y a la economía, y los posibles mecanismos de
enfrentamiento de este nuevo contexto. Para ello, una propuesta brasilera que
cambia el compromiso de cada país ya fue aceptada por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU).
Según la propuesta
de la diplomacia brasilera, los países en desarrollo serán divididos en
diferentes grados de responsabilidad por el calentamiento. La idea fue lanzada
por el país en noviembre de este año y permite que naciones emergentes como
China, Brasil e India asuman compromisos más ambiciosos de recortes de
emisiones.
Países denominados
menos desarrollados, o sea, más pobres y menos industrializados, serían sólo
estimulados a reducir emisiones, quedando libres de cumplir la meta. Esto
porque esas naciones, sobre todo las situadas en África y en Asia, son una
parte muy pequeña del conjunto de emisiones mundiales. En el caso de los países
en desarrollo, las metas de recorte serían relativas, quedando dependientes del
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), del número poblacional o de las proyecciones
de emisiones.
Por su parte, los
37 países considerados desarrollados tendrían metas de reducción de emisiones y
de ayuda financiera. Para este caso, los científicos recomiendan un recorte
global del 40% al 70% hasta 2050. Con este modelo de división, la expectativa
es que los países pobres que mejoren sus patrones de vida migren, gradualmente,
hacia el centro, asumiendo metas de recorte de emisión más rígidas.
Una ventaja de esta
propuesta es que va a incluir en el acuerdo a Estados Unidos y a las naciones
emergentes, que son los grandes emisores y que venían rehusándose a adoptar
medidas. Una desventaja está en la ausencia de una ley que garantice el
cumplimiento del acuerdo. La gran diferencia entre la propuesta brasilera y el
actual modelo (Protocolo de Kyoto, de 1997) es que el número de países
sometidos a metas rigurosas puede aumentar poco a poco.
Según la COP20, el cambio climático mata a más de medio millón de personas por año. Foto: COP20. |
Las primeras
conversaciones de esta semana se sustentan en el debate con cientistas del
Grupo Intergubernamental de Especialistas sobre el Cambio Climático (IPCC, por
su sigla en inglés), del secretariado de la Convención y de los representantes
de las Partes, para discutir datos técnicos. El momento sirve de base para la
toma de decisiones políticas y funciona como un termómetro de cómo anda el
proceso de negociación entre los países involucrados en la Convención.
En estos primeros
días de debate, investigaciones técnico-científicas han sido utilizadas en el
diálogo político para la elaboración del acuerdo climático. Comprendiendo que
ya vivimos en un planeta climáticamente alterado por acciones dañinas para el
ser humano, el esfuerzo de la Convención es buscar instrumentos que suavicen
esa repercusión socioambiental. Con una temperatura promedio del planeta Tierra
de 0,8°C
más alta, el enfoque es entender lo que efectivamente es necesario hacer para
que ese aumento no supere los 2°C
hasta fines del siglo XXI.
El evento está
dividido en dos partes. En la primera semana, se realizan reuniones oficiales y
paralelas, con la función de alinear los temas y preparar la negociación de
acuerdos. Los negociadores, miembros de los equipos de cada país, conjuntamente
con el secretariado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), avanzan en
el proceso de formulación de las acciones y orientaciones mundiales. En la
segunda semana de la COP20, con la presencia de los jefes de Estado, se firman
los acuerdos formalmente.
Los días iniciales
de la Conferencia cursaron bajo la expectativa de grandes cambios en el
tratamiento de la cuestión, principalmente por el reciente anuncio de
compromiso (informal, hasta ahora) entre Estados Unidos y China, los dos
mayores contaminadores del Planeta (concentrando juntos prácticamente la mitad
de las emisiones), de reducir la emisión de gases de efecto invernadero. El
principal objetivo de la Conferencia es revestir un camino para un gran acuerdo
global que será sellado en 2015, en París, capital de Francia, durante la
COP21.
Ese borrador debe
abordar las principales cuestiones del sector, debatidas hace dos décadas por
los países. Una de ellas es la responsabilidad común de las naciones, pero
diferenciada, respetando las llamadas condiciones de "desarrollo” de cada una.
Así, todos los países van a asumir algún tipo de compromiso en relación con la
mitigación del cambio climático. Los llamados "desarrollados”, históricamente
los mayores responsables de la acumulación de gases dañinos en la atmósfera,
deberán asumir compromisos más audaces que los demás. El evento se extiende
hasta el próximo 12 de diciembre.
Temperatura de la Tierra ya aumentó 0,8°C. Foto: COP20. |
Entienda la COP20
La Conferencia de
las Partes (COP) es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que entró en vigencia en 1994 con el
objetivo de reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la
atmósfera. Hasta el momento 195 países participan en las discusiones y
presentan recursos para ratificar los acuerdos y orientaciones internacionales.
Las naciones se reúnen anualmente para debatir cómo son aplicadas las
deliberaciones de la Convención, negociar nuevos compromisos con
responsabilidades comunes, considerando sus prioridades nacionales y regionales
de desarrollo, sus objetivos y circunstancias nacionales. En esta 20ª edición,
participan cerca de 10 mil delegados de todo el mundo.
Movimientos sociales llevan adelante debate
alternativo
Del 8 al 11 de
diciembre, también en la capital peruana, se realizará la Cumbre de los Pueblos Frente al Cambio
Climático, un encuentro paralelo a la COP20. El propósito es promover un
espacio libre para que los movimientos sociales y civiles debatan el fenómeno
del cambio climático y formulen alternativas, ampliando la discusión
institucional realizada por las Naciones Unidas. Con el lema "¡Cambiemos el
sistema, no el clima!”, el evento estima la participación de 8 mil
representantes de varios sectores, además de la presencia de 200 organizaciones
de todo el mundo.
Entre los participantes, la Cumbre de los Pueblos recibirá delegaciones indígenas de diversos países. Foto: Cumbre de los Pueblos. |
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