Por Félix Albisu
México, 11 mar (PL) Cuando es invitado a actos oficiales en la residencia oficial de Los Pinos, al embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, siempre se proyecta muy jovial en breves intercambios que sostiene con el presidente mexicano, Felipe Calderón.
Pero parte de los cables que despacha continuamente a Washington lo ubican en una proyección muy distinta, al menos a juzgar por determinadas alusiones nada amables con el quehacer del gobierno mexicano y que en estos días ha venido revelando el diario La Jornada.
De los tres mil informes de la embajada de Estados Unidos en México de los últimos años a su cancillería, que le entregó Wikileaks al periódico mexicano, cada día va aumentando en volumen del desaguisado que ha construido Pascual, considerado por politólogos como "especialista en estados fallidos".
El apelativo lo trae merecidamente por su actuación anterior en la crisis de los Balcanes, como experto del Departamento de Estado "en el diseño de planes para estabilizar y reconstruir sociedades que han vivido conflictos".
En lo que va de esta semana las revelaciones de La Jornada ubican al ex integrante del Consejo de Seguridad de Estados Unidos como autor de documentos marcadamente injerencistas en la interpretación de decisiones de la administración federal de México.
Primero criticó el cambio realizado por Calderón hace casi dos años en el más alto cargo de la Procuraduría General de la República, cuando devaluó al actual titular, Arturo Chavez, al llamarle "soldado de a pie" y expresar sus preferencias por el saliente Eduardo Medina, designado embajador en Londres.
Ahora se hizo público la alerta de Pascual a un alto funcionario del Departamento de Estado, a quien advirtió que en su visita a México encontraría un partido de gobierno, Acción Nacional (PAN), con grises candidatos para las presidenciales tras el resultado de las elecciones de mitad de sexenio de gobierno.
A determinados analistas políticos le ha llamado la atención, entre otras aristas del accionar del ex embajador en Ucrania, su apresuramiento para emitir opiniones conclusivas apenas acabado de llegar a México, un país con sutilezas políticas tan agudas, que el recién llegado demora bastante en descifrar con tino.
El envío al Departamento de Estado de su correspondencia ha levantado una real polvareda en México, lo que provocó que hasta el propio presidente Calderón expresara en su reciente visita a Estados Unidos -a partir de otros criterios anteriores de Pascual- que se ha desilusionado con el diplomático de origen cubano.
En esa mencionada apreciación anterior, a su vez revelada por Wikileaks-La Jornada, el jefe de la misión estadounidense aquí criticó asimismo la actuación del Ejercito Nacional en la lucha que libra el gobierno mexicano contra el narcotráfico y la delincuencia organizada.
En reacción a sus opiniones, la ex canciller de México, actual senadora y titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, Rosario Green, ya pidió públicamente a Los Pinos que el representante estadounidense sea declarado persona no grata.
En las dos cámaras del poder legislativo también diversos diputados y senadores brotan constantes chispas de rechazo ante las evaluaciones de Pascual, a quien una caricatura del Milenio Diario lo dibuja hoy con la inscripción: Si camina como pato, habla como pato y se hace patoâ�� es Pascual".
En particular, el actual presidente del PAN, Gustavo Madero, al comentar las revelaciones del representante de Washington y ex miembro influyente del Brookings Institution, dijo que sus apreciaciones lastiman mucho los vínculos oficiales entre ambos países.
Estimó que esas filtraciones de terceros no tienen ningún sustento y lamentó el alcance que pueden representar las injerencias protagonizadas por un diplomático.
El embajador norteamericano, quien nació en Cuba en 1959 y emigró con sus padres a Estados Unidos poco después, se dice que es un hombre cercano a la canciller, Hillary Clinton, y a quien Barack Obama designó para el cargo tras el ascenso presidencial para imprimirle nuevos bríos a los nexos con sus vecinos del sur.
Fuera del comentario en la capital estadounidense de Calderón, el gobierno federal no ha emitido nuevos juicios oficiales sobre las apreciaciones molestas de Pascual. Para no pocos observadores en esta capital no se descartan que se mantenga su impronta, con nuevas entregas de esas filtraciones, a cargo de La Jornada
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