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jueves, 13 de enero de 2011

ALEPH: El pasado en el presente

Carolina Escobar Sarti
“Eran aproximadamente las siete de la noche del 13 de enero de 1971, fecha en que el estado de Sitio se mantenía vigente en todo el territorio nacional, cuando Óscar Adolfo Mijangos López salió de su oficina particular, situada en el edificio Horizontal, en la 4a. avenida y 9a. calle de la zona 1 de la capital. Yendo en silla de ruedas se disponía a abordar su automóvil, con la ayuda del piloto Marco Vinicio Ramírez.

En el preciso momento en que este abría la portezuela del vehículo, tres hombres vestidos de chumpa y sombrero de petate, portando armas cortas, se acercaron a pie y le dispararon a quemarropa en la espalda. La víctima recibió doce impactos de bala que de inmediato le provocaron la muerte.” (Guatemala Memoria del Silencio, Tomo I)

El país era gobernado por el general Carlos Arana Osorio, cuyo régimen se caracterizó por el endurecimiento de las acciones dirigidas contra la insurgencia armada, los sectores estudiantiles, los trabajadores y la oposición política legal. Entre julio y octubre de ese año, la prensa guatemalteca reportó 107 asesinatos por esta causa, cifra que ascendió a más de 700 cuando aún no se cumplía el primer año de ese gobierno.

El 11 de diciembre de 1970, Arana Osorio decretó una ampliación del estado de Sitio ordenado un mes antes, y Fito Mijangos, desde su posición como diputado, se opuso. Igualmente, se opuso a las reformas a la Ley de Orden Público porque atentaban contra las garantías ciudadanas y denunció los excesos policiales cometidos a su sombra. Se opuso también a la reforma arbitraria de los códigos Penal y Procesal Penal y a la creación de escuelas de oficios para los más pobres porque, según él, “El problema no radica en la fundación de escuelas (...) radica en las profundas reformas estructurales de tipo económico y social (...) pero para hacer las reformas (...) se necesita luchar contra intereses creados sumamente poderosos (...)”.

En este sentido, dio argumentos que desnudaron el tradicional maridaje entre el poder político y el poder económico, específicamente el del Ejecutivo con la empresa Exploraciones y Explotaciones Mineras de Izabal, S.A. (Exmibal), para la concesión de explotación de las minas de níquel situadas en Izabal. Un par de años antes, la Usac había creado una comisión con el propósito de abrir debate sobre este proyecto. Entre las recomendaciones de la comisión figuraron: que en el eventual contrato se incluyeran cláusulas que garantizaran que la empresa favorecida sería gravada impositivamente de la misma forma que otras compañías; que se compensaran los daños que la explotación pudiera aparejar en los recursos naturales del país; que se contrataran compañías nacionales para el transporte del mineral. En dicha comisión participaron Julio Camey Herrera, Rafael Piedra Santa, Alfonso Bauer Paiz y Óscar Adolfo Mijangos López. Camey y Mijangos fueron asesinados, Bauer Paiz se salvó de dos atentados en su contra, y él y Piedra Santa tuvieron que salir al exilio por muchos años.

El asesinato de Fito Mijangos, abogado y notario de la Usac, doctor en Derecho de la Universidad de París, con una especialización en Derecho agrario en Italia y otra en Luxemburgo sobre Derecho comparado, fue uno de aquellos que dejan huérfano a un país. Cuarenta años después de su asesinato, surge una Asociación que llevará su nombre y que además de rescatar su integridad humana y sus aportes al pensamiento político y social, busca promover el análisis, conocimiento y discusión de la realidad nacional, de su historia y especialmente de la social democracia en Guatemala. Vivo habría hecho más, pero Guatemala tiene que levantarse, y él es y será siempre parte de ese anhelo.

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