CERIGUA
Pertenecer a una organización ambientalista o ecologista en Guatemala, es practicar una profesión de riesgo, sobre todo si se trabaja con comunidades amenazadas por poderes oligárquicos que ponen en peligro la conservación del ambiente y la vida misma, aseguró José Manuel Chacón, ambientalista y caricaturista, mejor conocido como "Filóchofo".
En la reciente edición de "Diálogo", elaborada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) e inserta en el diario elPeriódico, Chacón abordó el tema del riesgo que asumen los ambientalistas al trabajar a favor de la defensa de los bienes naturales del estado.
La información, plasmada en forma de caricaturas, señala que el trabajo de los activistas es entendida por el Estado como un cuestionamiento al modelo de desarrollo que han promovido los últimos gobiernos, cuyas agendas han respondido a los intereses de la oligarquía nacional.
Existen también muchas entidades ambientalistas financiadas por los sectores de poder, al extremo que algunas mantienen silencio cómplice ante amenazas extractivas de petroleras, mineras, plantaciones o megaproyectos hidroeléctricos, entre otros, aseguró Chacón.
El profesional indicó que la mayoría de medios de comunicación impulsan el falso discurso de desarrollo, que por el contrario propone la contaminación y destrucción del ambiente. El activista señaló que el abordaje de temas relacionados con la minería, la instalación de hidroeléctricas, las extracciones petroleras, la propagación de plantaciones para la producción de agrocombustibles y el uso de semillas transgénicas, son de alta peligrosidad para las y los ambientalistas.
Esos factores afectan negativamente a líderes y lideresas comunitarias consecuentes, a quienes el Estado ve como una amenazada por atentar contra las concesiones y los grupos oligarcas que comercian con el tesoro natural de la población guatemalteca, concluyó Chacón.