La estrategia es la misma que siguieron en Libano con Hezbolá: Darle tiempo a Israel para que avance lo más posible en la destrucción de la infraestructura y la capacidad operativa de Hamás, y luego llamar a un alto el fuego para "pacificar".
La masacre militar, no está orientada a tomar Gaza sino a producir un desenlace internacional con la ONU y las potencias centrales, y cuenta con un Plan A y un Plan B.
Plan A (de máxima)
Terminar con el gobierno de Hamás y restituir en el poder a la Autoridad Palestina (AP) con Mamhoud Abbas como presidente, respaldado por una fuerza internacional de la ONU que tome el control militar y garantice el desarme efectivo de Hamás y de las organizaciones armadas de la resistencia palestina (el mismo esquema que intentaron aplicar sin éxito con Hezbolá en Libano). Para implementar este plan necesitan una "saturación del terror militar" con la masacre militar y que Israel destruya y/o debilite al máximo la capacidad logística y operativa de Hamás.
Plan B (de mínima)
Si se complica (por las contradicciones inter-potencias) el Plan A en el Consejo de Seguridad de de la ONU, avanzar en una propuesta (que ya está en curso, según versiones de Israel) de tregua acordada con Hamás y arrancarle concesiones (en su posición belicista con Israel) aprovechando y profundizando su debilidad y aislamiento internacional.
Ambas opciones dependen de que el poder aéreo y los bombardeos israelíes peinen todo el territorio de Gaza y destruyan la mayor cantidad de blancos en búnkeres y centros logísticos y organizativos de Hamás.
Se trata de una estrategia resumida en el dicho popular de "entro, toco y me voy", donde los helicópteros y aviones B 16 judíos destruyen lo más posible las estructuras de la resistencia de Hamás, y luego, tras un llamado de alto el fuego de la ONU y el anuncio del despliegue de una "fuerza internacional de paz", se repliegan a sus bases.
La fórmula, con algunos "retoques" es la misma que aplicaron en Líbano, donde el fracaso sobrevino por el alargamiento de las operaciones (34 días) y la derrota terrestre a manos de Hezbolá.
La opción más potable
Ambos planes, el A y el B, son compatibles y funcionales con la estrategia de asesinar y luego negociar, que está aplicando a rajatabla el gobierno del Estado de Israel con la operación de exterminio militar en Gaza, pero su implementación depende de las relaciones de poder internacional y del marco imperante entre las potencias que integran el Consejo de Seguridad de la ONU.
El escenario del Plan A es de difícil implementación:
En cambio el escenario de estrategia "intermedia" con el Plan B, la oferta de tregua, es el salvoconducto de Israel para preservar el control sobre Gaza si fracasa el Plan A en el Consejo de Seguridad.
Todas las señales que lanzan los líderes políticos y jefes militares de Tel Aviv se encaminan aparentemente hacia la búsqueda de una tregua (bajo presión militar) con Hamás.
El reloj de Gaza
El punto "vulnerable" del plan sionista en ejecución -como sostienen los expertos- son las agujas del reloj de Gaza.
Como en Líbano, la masacre israelí juega contra reloj y transita por una delgada cornisa donde el vencedor puede terminar vencido.
De acuerdo con la lógica militar, sin un ataque por más demoledor que fuere (como está sucediendo en Gaza) se prolonga demasiado en el tiempo sin conseguir la derrota del enemigo, termina jugando en contra del atacante.
Ese fue el primer error de Israel en Líbano que su jefes militares dicen haber "superado".
El ataque de Israel contra Hamás se asemeja al de un león tratando de exterminar a un ratón. En la guerra la prolongación del tiempo siempre favorece al más débil, y sí Israel (y sus socios sionistas) no consiguen un "cese del fuego" inmediato en posición de triunfo con Hamás, las agujas del reloj le van a empezar a jugar en su contra.
Con cuatro jornadas consecutivas de bombardeos en Gaza, casi 370 muertos y 1.400 heridos, Hamás sigue firme y desafiante y anunció este martes que está en condiciones de extender el radio de alcance de sus cohetes en territorio israelí.
Por otra parte, Hezbolá y diversas organizaciones del mundo islámico lanzaron un llamamiento a una tercera Intifada con atentados suicidas contra Israel no solo en la franja de Gaza, sino en todo el mundo árabe islámico diseminado por los cinco continentes.
En un discurso, el domingo, Hassan Nasralá invitó a los egipcios a salir a las calles "por millones" para forzar la apertura de la frontera con Gaza, y dijo que en ese caso el ejército no podría oponerse a la muchedumbre.
Muchedumbres islámicas atacando embajadas israelíes en occidente o arrojándose desarmadas contra los tanques y las tropas judías en Medio Oriente, recrea inmediatamente en los jefes militares y políticos de Israel el fantasma de la derrota del Líbano.
Y ya hay señales claras de que las potencias y Tel Aviv han registrado el mensaje: Hay que llamar a un cese al fuego antes de que el ataque prolongado sin resultados en el tiempo se convierta en derrota para Israel, parece ser la consigna de lo eje sionista USA-UE-Israel.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) mantendrán una reunión de urgencia en París sobre la situación en Gaza, en un intento por coordinar un cese el fuego entre Israel y los islamistas palestinos de Hamas.
"Nuestra prioridad inmediata es el cese de la violencia y el retorno a la tregua", afirmó el lunes un portavoz del ministerio de Exteriores francés.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, adelantó que los 27 estados miembros de la UE, que se reúnen el martes, pedirán probablemente un alto el fuego inmediato y un periodo de cese el fuego humanitario para recuperar la tregua que Hamás dio por terminada el 19 de diciembre.
Israel, que ve que el tiempo de la masacre se extiende sin resultados concretos ya registró la señal: Es la hora de jugar alternativamente o el Plan 1 o el Plan 2, con la ONU como escenario.
"Si hay una propuesta (...) para una tregua humanitaria, esto no contradice nuestras preparaciones para una operación militar", dijo este martes a la Radio del Ejército el ministro de Bienestar, Isaac Herzog.
"Podría ser que dijéramos "de acuerdo, solo por necesidades humanitarias", y permitiríamos esto. Pero por supuesto esto también depende de la otra parte, de a dónde quiere llevar esta confrontación", agregó el ministro israelí.
Las cartas de la "tregua humanitaria" parecen estar echadas, y ahora Hamás deberá mover sus piezas en el tablero.
Si Hamás acepta un "cese el fuego" en las condiciones de debilidad en que se encuentra, se abre una instancia diplomática favorable a la aplicación del plan sionista USA-UE-Israel (en cualquiera de sus variables) en la ONU.
Si Hamás rechaza la propuesta y continúa en la resistencia, las agujas del reloj de Gaza van a empezar a jugar en contra de Israel.
Y como ya predijeron los ayatolas de Irán, es posible que Israel haya ingresado nuevamente en otra ratonera de difícil salida.
Informe complementario: Los objetivos de la operación de exterminio israelí en Gaza