
Hace
solo 5 meses, en enero de 2020 estaba la disputa por el 5G y la
potestad del nuevo orden en el comercio internacional y la
infraestructura tecnológica de internet. Luego entramos en COVID19, la
pandemia que puso al descubierto las políticas inhumanas del reino del
mercado en la gestión de políticas públicas de los estados.
¿Nos
espera algo muy diferente al salir de esta situación? Las políticas por
el liderazgo de la redefinición digital del mundo siguen su marcha. La
secuencia de bits no se detiene, el flujo de datos es un sunami en
aumento. Los métodos y modelos de la Inteligencia Artificial construyen
la brújula para realizar el seguimiento epidemiológico de las personas.
Sus predicciones orientan acciones de salud pública. En este aspecto,
China se adelanta respecto de los decrecientes indicadores de tecno
política que muestran EE.UU.
El Silicon Valley
necesita del gobierno de Estados Unidos, ya que podría perder el
liderazgo de los últimos 50 años en las tecnologías en informáticas y
comunicaciones (TIC) ante la República Popular China. En este sentido
pregona Eric Schmidt “No podemos ganar las guerras tecnológicas sin la
ayuda del gobierno federal”. Este ex ceo de Google es el actual
presidente de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia
Artificial (AI) y la Junta de Innovación de Defensa e impulsa un
movimiento para potenciar el polo tecnológico que supo crear y
desarrollar Internet.
Los méritos y la fama
construida por las empresas y universidades de los Estados Unidos sobre
su creciente innovación tecno científica inalcanzable por ningún otro
lugar en la tierra, hoy está en duda. Aquellas convicciones del
conglomerado TIC de la bahía del valle de San Francisco de los años 1960
y 1970 sobre empresas de nueva base tecnológica, nueva creación,
emprendedores que asumen riesgos y académicos intrépidos que exploran
nuevos avances en ciencia y tecnología no hubiese sido posible sin la
participación del gobierno de Eisenhower y el fuerte financiamiento del
Estado norteamericano.
La pérdida de productividad
manufacturera norteamericana y su incapacidad de implementar / fabricar
rápidamente sus avances en investigación y desarrollo tecnológicos
encuentran una gran amenaza y desventaja en el enfrentamiento con China.
La
globalización de la producción para reducir costos, a partir de fines
de la década de los ochenta, implicó relocalizar la producción y
transferir tecnología hacia la economía China, que simultáneamente
invirtió en educación de alto nivel, con estudios especializados en las
universidades occidentales más avanzadas, para formar cuadros capaces de
hacer ingeniería de reversa e iniciar sus propios desarrollos, logrando
inundar el mercado mundial con productos de mayor composición
tecnológica a menor precio comparado a occidente.
Antecedentes
Las
políticas de fomento para la industria manufacturera y militar,
potenciaron el desarrollo de tecnologías nuevas en los albores de 1945.
En 1957 los soviéticos realizaron el primer gran asalto de la carrera
espacial lazando el Sputnik, el primer satélite de varios orbitados por
la URSS. El conocimiento de estas tecnologías les permitió a los
soviéticos tomar la delantera respecto de EEUU en los inicios del
período conocido como la guerra fría.
Sputnik fue el
catalizador para que el gobierno de los Estados Unidos fomente el polo
tecnológico localizado al sur de San Francisco. La administración
Eisenhower decidió invertir fuertemente en tecnología de base
electrónica; la única empresa que en 1957 fabricaba transistores era
Fairchild que se benefició con esta política de estado. Fairchild, como
cualquier otra empresa, necesitaba proveedores, y encontró a
Hewlett-Packard e Intel. Además, necesitaba ingenieros, y los encontró
en Stanford, California y Berkeley.
Para mediados de la
década siguiente, el Valle de Santa Clara era ya una zona con una alta
concentración de empresas tecnológicas en pleno desarrollo. Internet se
hizo realidad para todo el mundo.
Este conglomerado de
empresas, luego corporaciones, consolidaron las tecnologías y los
servicios para la infraestructura global que hoy conocemos como la
digitalización del mundo de la mano del conglomerado del Silicon Valley.
El
filósofo francés Éric Sadin en su libro “La Silicolonización del mundo”
afirma “Silicon Valley no remite solamente a un territorio. Es también,
y, antes que nada, un espíritu en vías de colonizar el mundo. Se trata
de una colonización de un nuevo tipo llevada adelante por numerosos
misioneros industriales, universidades, think tanks y por una clase
política que incentiva la edificación de valleys en los cinco
continentes bajo la forma de ecosistemas digitales y de incubadoras de
empresas start-up”.
El presente
“Muchos
de los líderes de Silicon Valley comenzaron con subvenciones del
gobierno federal, incluido yo. Mi trabajo de posgrado en ciencias de la
computación en los años setenta y ochenta fue financiado en parte por la
National Science Foundation y la Defense Advanced Research Projects
Agency.
Pero en los últimos años, los estadounidenses,
incluidos los líderes de Silicon Valley, han depositado demasiada fe en
el sector privado para garantizar el liderazgo global de EE.UU. en las
nuevas tecnologías. Ahora estamos en una competencia tecnológica con
China que tiene profundas ramificaciones para nuestra economía y
defensa. Una realidad que he llegado a apreciar como presidente de dos
paneles gubernamentales sobre innovación y seguridad nacional. El
gobierno necesita volver al juego de manera seria” reconoce el ex CEO de
Google[i], Eric Schmidt.
Las
tendencias sobre el liderazgo de la redefinición digital del mundo no
están a favor de Estados Unidos. Las columnas centrales de este proceso
como inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT), redes 5G y
big data distan del avance poderoso que muestra el gigante asiático.
Después
de 60 años el Departamento de Defensa de EEUU plantea como prioritarias
las nuevas fronteras que se abrirán desde la biotecnología hasta las
operaciones bancarias y la necesidad de liderar el mundo en inteligencia
artificial ya que se considera esencial para hacer crecer la economía y
proteger la seguridad. Nuevamente, el gobierno de EEUU financiará los
desarrollos para que este sector no se retrase en 10 años como estiman
respecto de China.
China también tiene casi el doble de
supercomputadoras y aproximadamente 15 veces más estaciones base 5G
desplegadas que los Estados Unidos. Si las tendencias actuales
continúan, se espera que las inversiones generales de China en
investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10
años, aproximadamente al mismo tiempo se proyecta que su economía sea
más grande que la norteamericana. A menos que estas tendencias cambien,
en la década de 2030 competirán el liderazgo tecnológico global, con un
país que tiene la economía más grande, con más inversiones en
investigación y desarrollo, con mayor despliegue de nuevas tecnologías y
una infraestructura informática más sólida.
La
nueva Ruta de la seda o la nueva Ruta de los bits expresa el sueño
chino de volver a ocupar el lugar de primera potencia que tuvo durante
los siglos XVI y XVII. La experiencia aprendida por oriente, indica que
el gobierno chino llevará a crear una bifurcación de la Red Internet que
será organizada por el gigante oriental.
China presentó
el 15 de mayo de 2019 el mayor proyecto de obras de infraestructura que
haya promovido un solo país en la historia. Cubrirá 65% de la población
mundial, un tercio del PIB global y moverá la cuarta parte de los bienes
del planeta.
La escala de las empresas que se están
construyendo, los servicios que se están demandando, la riqueza que se
está creando demandan una Internet a escala del cambio. Se trata de la
red de obras de infraestructura que conectará por tierra y por mar a
China, los países de Asia Central, Medio Oriente, África y Europa.
La
iniciativa One Belt, One Road (OBOR) o Centurión y Ruta de la Seda, es
el proyecto de infraestructura de China para vincularse con 70 países de
Asia, África, Europa y Oceanía con ferrocarriles y rutas marítimas. El
Secretario General del Partido Comunista de China, Xi Jinping, propuso en septiembre de 2013 en sus respectivos viajes a Rusia, Kazajistán y Bielorrusia:
"hace más de dos milenios, las personas diligentes y valientes de
Eurasia exploraron y abrieron nuevas vías de intercambio comercial y
cultural que unían las principales civilizaciones de Asia, Europa y África, respectivamente llamadas ruta de la seda por generaciones posteriores”.
La
magnitud del OBOR amenaza el papel del G-7 o el G-20 como foros para
debatir el desarrollo en infraestructura en países en desarrollo. En
esta red caben todos, especialmente los países en vías de desarrollo, y
queda al margen de las alianzas militares.
La nueva red de
Internet integra a 60 países que representan el 75% de las reservas
energéticas conocidas al mundo, el 70% de la población mundial y
generaría el 55% del PIB mundial.
El
gobierno de China tiene previsto invertir unos 1,4 billones de dólares.
Se trata de un cinturón político económico, basado en cinco pilares:
comunicación política, circulación monetaria, entente entre pueblos,
conectividad vital y fluidez. Así el proyecto tendría que estar
terminado para el 2049, año donde el país rememoraría los 100 años de fundación de la República Popular.
Lo
que hoy conocemos como Internet se halla bajo la administración de la
ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), una
asociación administrativa del Departamento del Comercio de Estados
Unidos, que otorga a los países los bloques de direcciones IP que serán
utilizados por los proveedores de Internet (ISP) locales que distribuyen
o venden el acceso a la red en cada país.
La creación de
una nueva “Internet” con su propio órgano de administración y gestión es
una proposición del Consejo de Seguridad Nacional de la Federación
Rusa. Todavía no se sabe cómo se articularía eso con el sistema de DNS
(Domain Name System) alternativo que ya funciona en China.
La
tecno política preocupa a los Estados Unidos ya que las posibilidades
de perder el control de las telecomunicaciones mundiales son cada vez
más
ciertas. En la nueva Internet global conviven las
configuraciones de las tensiones políticas del poder global. Las
comunicaciones en Internet se bifurcan en más zonas, de manera que, para
estar al alcance de todos los internautas, los sitios web tendrían que
estar adscritos y mostrar pasaporte digital para navegar entre los
diferentes sistemas o zonas políticas con intereses económicos en
tensión social.
“Los estadounidenses deben desconfiar de
vivir en un mundo conformado por la visión de China de la relación entre
tecnología y gobierno autoritario. Las sociedades libres deben
demostrar la resistencia de la democracia liberal frente a los cambios
tecnológicos que la amenazan” sostiene el ex CEO de Google Schmidt.
Los
hijos del Silicon Valley como Schmidt sostienen que el gobierno de EEUU
debería comenzar estableciendo prioridades nacionales para las
tecnologías emergentes, con un enfoque especial en las áreas de
investigación que podrían mejorar la defensa y seguridad. Promueven
duplicar los fondos presupuestados por el Congreso para las áreas de
inteligencia artificial ciencia de la información cuántica y
biotecnología, entre otros campos emergentes. Al mismo tiempo, el
Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente norteamericano
para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D en defensa en
más de 70 años. Promueven que el Departamento de Defensa debe
capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades
innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras
áreas prioritarias de tecnologías.
Buscan volver a los
principios del inicio tecnológico norteamericano, fomentando
asociaciones sin precedentes entre el gobierno, industria, universidades
y centros de investigación y desarrollo. Por ejemplo, una asociación
debería ampliar el acceso a la computación en la nube para
investigadores universitarios y estudiantes. Una nueva propuesta de
Stanford para una "Nube de investigación nacional". El modelo inicial es
acelerar el descubrimiento creando formas más flexibles para financiar a
los investigadores más prometedores durante varios años, buscan abrir
caminos a más largo plazo para el descubrimiento científico, capacitar a
científicos e ingenieros prometedores, y atraer a más expertos
mundiales en tecnología a los Estados Unidos.
“La mayoría
de los informáticos con títulos de posgrado que trabajan en Estados
Unidos nacieron en el extranjero, al igual que la mayoría de los
estudiantes de posgrado que estudian informática en las universidades de
EE.UU. Son una fuente de fortaleza nacional. Una gran mayoría quiere
quedarse y contribuir a la innovación estadounidense. Debemos
facilitarles que lo hagan. No hay necesidad de esperar una reforma
migratoria integral: ahora podemos cambiar el proceso de inmigración
para personas altamente calificadas para reducir la burocracia, los
retrasos y la incertidumbre que amenazan con llevar el talento
tecnológico a otros países, incluidos nuestros competidores
estratégicos.
“Finalmente, debemos abordar las
preocupaciones que los estadounidenses tienen con razón sobre la
privacidad, la seguridad, el sesgo algorítmico, los estándares técnicos y
el impacto potencial que las nuevas tecnologías tendrán en la fuerza
laboral. Si el público estadounidense no confía en los beneficios de las
nuevas tecnologías, esas dudas nos detendrán. Sin duda, mientras
competimos con los chinos, también debemos trabajar con ellos. Hay
muchas áreas donde la cooperación puede ayudar a todos, por ejemplo, en
los enfoques basados en IA de los desafíos climáticos, la exploración
espacial, el socorro en casos de desastre y las pandemias”. Explica el
ex ceo de Google.
Las orientaciones de Schmidt se basan en
experiencias recientes en la industria y el servicio público, pero
están inspiradas en la convicción que inculcaron las acciones del
gobierno para la creación y el desarrollo del Silicon Valley donde se
acunó la Internet. Las mismas respondieron a una estrategia del Estado
federal para estimular la innovación, impulsar la empresa privada, las
universidades y renovar el liderazgo estadounidense.
China
busca equilibrar el poder tecno político, sus empresas, universidades y
centros de investigación y desarrollo en 5G, Big Data, Internet de las
Cosas, Blockchain e Inteligencia Artificial están compitiendo para
convertirse en los principales innovadores del mundo y lograr
alternativas para los países de tercera posición.
Para
Schmidt “Estados Unidos no está jugando para ganar. Una iniciativa audaz
y bipartidista puede extender la ventaja tecnológica de nuestro país
más allá de lo que muchos expertos predicen. El éxito es más importante
que los resultados de nuestras compañías y la ventaja del campo de
batalla de nuestros militares. Debemos demostrar que estas nuevas
tecnologías pueden promover la libertad individual y fortalecer las
sociedades libres. Para que el modelo estadounidense gane, el gobierno
estadounidense debe liderar”.
Las razones dadas para la
ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de
consumidores que compran en línea; la falta de sistemas bancarios
heredados en China, lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y
tarjetas de crédito y desatar "un enorme mercado de comercio electrónico
y servicios digitales utilizando pagos digitales y nueva moneda
digital”. La escasez de médicos ha llevado al gobierno chino a trabajar
estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la
inteligencia artificial como medicina predictiva.
En
China, las compañías tecnológicas tienen la autoridad de eliminar
rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas
estadounidenses están sumidas en el cumplimiento de HIPPA (Health
Insurance Portability and Accountability Act.) y la aprobación de la FDA
(Food and Drug Administration).
El NSCAI (National
Security Commission on Artificial Intelligence ) señala la voluntad de
China de adoptar alianzas público-privadas en la vigilancia masiva y la
recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. El
gobierno de China, apoya y participa del despliegue de reconocimiento
facial es el mejor entrenamiento para los algoritmos de IA y optimizar
el aprendizaje profundo en la vigilancia masiva.
Osvaldo
Rosales, economista y uno de los principales especialistas de China en
América latina, sostiene que “la innovación es crucial en esta fase de
las reformas en China. Occidente malinterpreta varias cosas, por
ejemplo, la baja del PIB, digamos del 10 al 6 por ciento anual, lo cual
buscó la propia China para evitar conflictos ambientales, distributivos,
incluso políticos. Hoy importa la estructura del crecimiento, pasar de
manufactura pesada a la inteligente. Y en eso, así como en lo ecológico,
la eficiencia energética o el desafío demográfico (mantener a la
tercera y cuarta edad, el peak ya se alcanzó en 2017) está la innovación
y la productividad. En ciencias, Xi es el líder internacional más
pendiente. Es ingeniero y tiene gran saber sobre las cadenas globales de
valor y las nuevas tecnologías. Sabe que hoy la fortaleza la da la
economía de los datos. Y otro gran desafío suyo es liderar la
ciberseguridad. Para todo eso se requiere mucha educación y trabajo
calificado, y es parte de ese sueño chino que viene de Sun, de Zhou
Enlai, de Deng, ahora sigue con Xi. Hay una continuidad”.
El
predominio digital con sus naves insignias, el big data y la
inteligencia artificial, se acelerará a partir de la crisis planteada
por el COVID 19. La vida post pandemia se desarrollará en clave digital.
Entonces ¿cuál sociedad digitalizada y bajo qué modelo?
Una
combinación de un enfoque geopolítico de no alineación digital y uno
práctico de promoción y establecimiento diligente de cadenas de valor y
ecología digitales abiertas que favorezcan el interés nacional es una
alternativa para el desarrollo de los Estados que puedan expresar
necesidades comunes.
Al igual que con el movimiento
original de los No alineados, un aspecto muy importante de esto sería
emplear la fortaleza continental / colectiva para construir opciones
digitales mixtas y abiertas en base a la cooperación regional. Esto
implicará la promoción de una fuerte participación de la industria
nacional, así como el mantenimiento de suficientes posibilidades de
regulación digital.
El establecimiento de una ecología
digital más abierta es el modelo técnico, político, legal y de negocios
que completa la propuesta de no alineación digital geopolítica. Existe
una necesidad urgente de promover normativas tecnológicas públicas y
abiertas en todos los niveles de las cadenas de valor digitales. Los
Estados pueden revertir la actual tendencia hacia estándares
propietarios en las TIC y transitar en camino de una soberanía
inteligente.
Es necesario mitigar las integraciones
verticales en software, dispositivos de IoT y dispositivos 5G; es
posible contrarrestarlas mediante medidas regulatorias explícitas y
fuertes. Que permitan lograr un freno a los modelos de negocios
cerrados, propietarios y extractivistas de los datos locales. Fomentando
modelos abiertos, no extractivistas que faciliten la integración
digital con las empresas de las economías nacionales y garanticen la
soberanía en el resguardo de los datos. Para lo cual, se requiere apoyo
político, económico y jurídico para proteger y hacer viable la industria
digital nacional, incluso mediante leyes y medios para la propiedad y
el intercambio de datos a nivel regional.
Con América para
el norteamericano no alcanzó. Ahora la redefinición digital del mundo y
el nuevo orden comercial está en disputa. El juego geopolítico está en
pleno desarrollo. Argentina y los países latinoamericanos debemos pensar
en función de nuestros intereses y mover nuestras piezas a favor de
nuestros estados solidarios y nacionales.
Alfredo Moreno
@Ticdata2
https://www.alainet.org/es/articulo/206948
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