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miércoles, 3 de junio de 2020

COVID 19: la permanencia de la disputa por el liderazgo tecnológico global


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Hace solo 5 meses, en enero de 2020 estaba la disputa por el 5G y la potestad del nuevo orden en el comercio internacional y la infraestructura tecnológica de internet. Luego entramos en COVID19, la pandemia que puso al descubierto las políticas inhumanas del reino del mercado en la gestión de políticas públicas de los estados.

¿Nos espera algo muy diferente al salir de esta situación? Las políticas por el liderazgo de la redefinición digital del mundo siguen su marcha. La secuencia de bits no se detiene, el flujo de datos es un sunami en aumento. Los métodos y modelos de la Inteligencia Artificial construyen la brújula para realizar el seguimiento epidemiológico de las personas. Sus predicciones orientan acciones de salud pública.  En este aspecto, China se adelanta respecto de los decrecientes indicadores de tecno política que muestran EE.UU.

El Silicon Valley necesita del gobierno de Estados Unidos, ya que podría perder el liderazgo de los últimos 50 años en las tecnologías en informáticas y comunicaciones (TIC) ante la República Popular China. En este sentido pregona Eric Schmidt “No podemos ganar las guerras tecnológicas sin la ayuda del gobierno federal”. Este ex ceo de Google es el actual presidente de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial (AI) y la Junta de Innovación de Defensa e impulsa un movimiento para potenciar el polo tecnológico que supo crear y desarrollar Internet.


Los méritos y la fama construida por las empresas y universidades de los Estados Unidos sobre su creciente innovación tecno científica inalcanzable por ningún otro lugar en la tierra, hoy está en duda. Aquellas convicciones del conglomerado TIC de la bahía del valle de San Francisco de los años 1960 y 1970 sobre empresas de nueva base tecnológica, nueva creación, emprendedores que asumen riesgos y académicos intrépidos que exploran nuevos avances en ciencia y tecnología no hubiese sido posible sin la participación del gobierno de Eisenhower y el fuerte financiamiento del Estado norteamericano.

La pérdida de productividad manufacturera norteamericana y su incapacidad de implementar / fabricar rápidamente sus avances en investigación y desarrollo tecnológicos encuentran una gran amenaza y desventaja en el enfrentamiento con China.


La globalización de la producción para reducir costos, a partir de fines de la década de los ochenta, implicó relocalizar la producción y transferir tecnología hacia la economía China, que simultáneamente invirtió en educación de alto nivel, con estudios especializados en las universidades occidentales más avanzadas, para formar cuadros capaces de hacer ingeniería de reversa e iniciar sus propios desarrollos, logrando inundar el mercado mundial con productos de mayor composición tecnológica a menor precio comparado a occidente. 

Antecedentes 

Las políticas de fomento para la industria manufacturera y militar, potenciaron el desarrollo de tecnologías nuevas en los albores de 1945. En 1957 los soviéticos realizaron el primer gran asalto de la carrera espacial lazando el Sputnik, el primer satélite de varios orbitados por la URSS.  El conocimiento de estas tecnologías les permitió a los soviéticos tomar la delantera respecto de EEUU en los inicios del período conocido como la guerra fría.

Sputnik fue el catalizador para que el gobierno de los Estados Unidos fomente el polo tecnológico localizado al sur de San Francisco. La administración Eisenhower decidió invertir fuertemente en tecnología de base electrónica; la única empresa que en 1957 fabricaba transistores era Fairchild que se benefició con esta política de estado. Fairchild, como cualquier otra empresa, necesitaba proveedores, y encontró a Hewlett-Packard e Intel. Además, necesitaba ingenieros, y los encontró en Stanford, California y Berkeley.

Para mediados de la década siguiente, el Valle de Santa Clara era ya una zona con una alta concentración de empresas tecnológicas en pleno desarrollo. Internet se hizo realidad para todo el mundo.

Este conglomerado de empresas, luego corporaciones, consolidaron las tecnologías y los servicios para la infraestructura global que hoy conocemos como la digitalización del mundo de la mano del conglomerado del Silicon Valley.

El filósofo francés Éric Sadin en su libro “La Silicolonización del mundo” afirma “Silicon Valley no remite solamente a un territorio. Es también, y, antes que nada, un espíritu en vías de colonizar el mundo. Se trata de una colonización de un nuevo tipo llevada adelante por numerosos misioneros industriales, universidades, think tanks y por una clase política que incentiva la edificación de valleys en los cinco continentes bajo la forma de ecosistemas digitales y de incubadoras de empresas start-up”.

El presente

“Muchos de los líderes de Silicon Valley comenzaron con subvenciones del gobierno federal, incluido yo. Mi trabajo de posgrado en ciencias de la computación en los años setenta y ochenta fue financiado en parte por la National Science Foundation y la Defense Advanced Research Projects Agency.

Pero en los últimos años, los estadounidenses, incluidos los líderes de Silicon Valley, han depositado demasiada fe en el sector privado para garantizar el liderazgo global de EE.UU. en las nuevas tecnologías. Ahora estamos en una competencia tecnológica con China que tiene profundas ramificaciones para nuestra economía y defensa. Una realidad que he llegado a apreciar como presidente de dos paneles gubernamentales sobre innovación y seguridad nacional. El gobierno necesita volver al juego de manera seria” reconoce el ex CEO de Google[i], Eric Schmidt.


Las tendencias sobre el liderazgo de la redefinición digital del mundo no están a favor de Estados Unidos. Las columnas centrales de este proceso como inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT), redes 5G y big data distan del avance poderoso que muestra el gigante asiático.

Después de 60 años el Departamento de Defensa de EEUU plantea como prioritarias las nuevas fronteras que se abrirán desde la biotecnología hasta las operaciones bancarias y la necesidad de liderar el mundo en inteligencia artificial ya que se considera esencial para hacer crecer la economía y proteger la seguridad. Nuevamente, el gobierno de EEUU financiará los desarrollos para que este sector no se retrase en 10 años como estiman respecto de China.

China también tiene casi el doble de supercomputadoras y aproximadamente 15 veces más estaciones base 5G desplegadas que los Estados Unidos. Si las tendencias actuales continúan, se espera que las inversiones generales de China en investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10 años, aproximadamente al mismo tiempo se proyecta que su economía sea más grande que la norteamericana. A menos que estas tendencias cambien, en la década de 2030 competirán el liderazgo tecnológico global, con un país que tiene la economía más grande, con más inversiones en investigación y desarrollo, con mayor despliegue de nuevas tecnologías y una infraestructura informática más sólida.


La nueva Ruta de la seda o la nueva Ruta de los bits expresa el sueño chino de volver a ocupar el lugar de primera potencia que tuvo durante los siglos XVI y XVII. La experiencia aprendida por oriente, indica que el gobierno chino llevará a crear una bifurcación de la Red Internet que será organizada por el gigante oriental.

China presentó el 15 de mayo de 2019 el mayor proyecto de obras de infraestructura que haya promovido un solo país en la historia. Cubrirá 65% de la población mundial, un tercio del PIB global y moverá la cuarta parte de los bienes del planeta.

La escala de las empresas que se están construyendo, los servicios que se están demandando, la riqueza que se está creando demandan una Internet a escala del cambio. Se trata de la red de obras de infraestructura que conectará por tierra y por mar a China, los países de Asia Central, Medio Oriente, África y Europa.

La iniciativa One Belt, One Road (OBOR) o Centurión y Ruta de la Seda, es el proyecto de infraestructura de China para vincularse con 70 países de Asia, África, Europa y Oceanía con ferrocarriles y rutas marítimas.  El Secretario General del Partido Comunista de China, Xi Jinping, propuso en septiembre de 2013 en sus respectivos viajes a Rusia, Kazajistán y Bielorrusia: "hace más de dos milenios, las personas diligentes y valientes de Eurasia exploraron y abrieron nuevas vías de intercambio comercial y cultural que unían las principales civilizaciones de Asia, Europa y África, respectivamente llamadas ruta de la seda por generaciones posteriores”.


La magnitud del OBOR amenaza el papel del G-7 o el G-20 como foros para debatir el desarrollo en infraestructura en países en desarrollo. En esta red caben todos, especialmente los países en vías de desarrollo, y queda al margen de las alianzas militares.

La nueva red de Internet integra a 60 países que representan el 75% de las reservas energéticas conocidas al mundo, el 70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial.

El gobierno de China tiene previsto invertir unos 1,4 billones de dólares. Se trata de un cinturón político económico, basado en cinco pilares: comunicación política, circulación monetaria, entente entre pueblos, conectividad vital y fluidez. Así el proyecto tendría que estar terminado para el 2049, año donde el país rememoraría los 100 años de fundación de la República Popular.

Lo que hoy conocemos como Internet se halla bajo la administración de la ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), una asociación administrativa del Departamento del Comercio de Estados Unidos, que otorga a los países los bloques de direcciones IP que serán utilizados por los proveedores de Internet (ISP) locales que distribuyen o venden el acceso a la red en cada país.

La creación de una nueva “Internet” con su propio órgano de administración y gestión es una proposición del Consejo de Seguridad Nacional de la Federación Rusa. Todavía no se sabe cómo se articularía eso con el sistema de DNS (Domain Name System) alternativo que ya funciona en China.

La tecno política preocupa a los Estados Unidos ya que las posibilidades de perder el control de las telecomunicaciones mundiales son cada vez más
ciertas. En la nueva Internet global conviven las configuraciones de las tensiones políticas del poder global. Las comunicaciones en Internet se bifurcan en más zonas, de manera que, para estar al alcance de todos los internautas, los sitios web tendrían que estar adscritos y mostrar pasaporte digital para navegar entre los diferentes sistemas o zonas políticas con intereses económicos en tensión social.

“Los estadounidenses deben desconfiar de vivir en un mundo conformado por la visión de China de la relación entre tecnología y gobierno autoritario. Las sociedades libres deben demostrar la resistencia de la democracia liberal frente a los cambios tecnológicos que la amenazan” sostiene el ex CEO de Google Schmidt.

Los hijos del Silicon Valley como Schmidt sostienen que el gobierno de EEUU debería comenzar estableciendo prioridades nacionales para las tecnologías emergentes, con un enfoque especial en las áreas de investigación que podrían mejorar la defensa y seguridad. Promueven duplicar los fondos presupuestados por el Congreso para las áreas de inteligencia artificial ciencia de la información cuántica y biotecnología, entre otros campos emergentes. Al mismo tiempo, el Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente norteamericano para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D en defensa en más de 70 años. Promueven que el Departamento de Defensa debe capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras áreas prioritarias de tecnologías.

Buscan volver a los principios del inicio tecnológico norteamericano, fomentando asociaciones sin precedentes entre el gobierno, industria, universidades y centros de investigación y desarrollo. Por ejemplo, una asociación debería ampliar el acceso a la computación en la nube para investigadores universitarios y estudiantes. Una nueva propuesta de Stanford para una "Nube de investigación nacional". El modelo inicial es acelerar el descubrimiento creando formas más flexibles para financiar a los investigadores más prometedores durante varios años, buscan abrir caminos a más largo plazo para el descubrimiento científico, capacitar a científicos e ingenieros prometedores, y atraer a más expertos mundiales en tecnología a los Estados Unidos.

“La mayoría de los informáticos con títulos de posgrado que trabajan en Estados Unidos nacieron en el extranjero, al igual que la mayoría de los estudiantes de posgrado que estudian informática en las universidades de EE.UU. Son una fuente de fortaleza nacional. Una gran mayoría quiere quedarse y contribuir a la innovación estadounidense. Debemos facilitarles que lo hagan. No hay necesidad de esperar una reforma migratoria integral: ahora podemos cambiar el proceso de inmigración para personas altamente calificadas para reducir la burocracia, los retrasos y la incertidumbre que amenazan con llevar el talento tecnológico a otros países, incluidos nuestros competidores estratégicos.

“Finalmente, debemos abordar las preocupaciones que los estadounidenses tienen con razón sobre la privacidad, la seguridad, el sesgo algorítmico, los estándares técnicos y el impacto potencial que las nuevas tecnologías tendrán en la fuerza laboral. Si el público estadounidense no confía en los beneficios de las nuevas tecnologías, esas dudas nos detendrán. Sin duda, mientras competimos con los chinos, también debemos trabajar con ellos. Hay muchas áreas donde la cooperación puede ayudar a todos, por ejemplo, en los enfoques basados en IA de los desafíos climáticos, la exploración espacial, el socorro en casos de desastre y las pandemias”. Explica el ex ceo de Google.

Las orientaciones de Schmidt se basan en experiencias recientes en la industria y el servicio público, pero están inspiradas en la convicción que inculcaron las acciones del gobierno para la creación y el desarrollo del Silicon Valley donde se acunó la Internet. Las mismas respondieron a una estrategia del Estado federal para estimular la innovación, impulsar la empresa privada, las universidades y renovar el liderazgo estadounidense.

China busca equilibrar el poder tecno político, sus empresas, universidades y centros de investigación y desarrollo en 5G, Big Data, Internet de las Cosas, Blockchain e Inteligencia Artificial están compitiendo para convertirse en los principales innovadores del mundo y lograr alternativas para los países de tercera posición.

Para Schmidt “Estados Unidos no está jugando para ganar. Una iniciativa audaz y bipartidista puede extender la ventaja tecnológica de nuestro país más allá de lo que muchos expertos predicen. El éxito es más importante que los resultados de nuestras compañías y la ventaja del campo de batalla de nuestros militares. Debemos demostrar que estas nuevas tecnologías pueden promover la libertad individual y fortalecer las sociedades libres. Para que el modelo estadounidense gane, el gobierno estadounidense debe liderar”.

Las razones dadas para la ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de consumidores que compran en línea; la falta de sistemas bancarios heredados en China, lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y tarjetas de crédito y desatar "un enorme mercado de comercio electrónico y servicios digitales utilizando pagos digitales y nueva moneda digital”.  La escasez de médicos ha llevado al gobierno chino a trabajar estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la inteligencia artificial como medicina predictiva.

En China, las compañías tecnológicas tienen la autoridad de eliminar rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas estadounidenses están sumidas en el cumplimiento de HIPPA (Health Insurance Portability and Accountability Act.) y la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration).

El NSCAI (National Security Commission on Artificial Intelligence ) señala la voluntad de China de adoptar alianzas público-privadas en la vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. El gobierno de China, apoya y participa del despliegue de reconocimiento facial es el mejor entrenamiento para los algoritmos de IA y optimizar el aprendizaje profundo en la vigilancia masiva.

Osvaldo Rosales, economista y uno de los principales especialistas de China en América latina, sostiene que “la innovación es crucial en esta fase de las reformas en China. Occidente malinterpreta varias cosas, por ejemplo, la baja del PIB, digamos del 10 al 6 por ciento anual, lo cual buscó la propia China para evitar conflictos ambientales, distributivos, incluso políticos. Hoy importa la estructura del crecimiento, pasar de manufactura pesada a la inteligente. Y en eso, así como en lo ecológico, la eficiencia energética o el desafío demográfico (mantener a la tercera y cuarta edad, el peak ya se alcanzó en 2017) está la innovación y la productividad. En ciencias, Xi es el líder internacional más pendiente. Es ingeniero y tiene gran saber sobre las cadenas globales de valor y las nuevas tecnologías. Sabe que hoy la fortaleza la da la economía de los datos. Y otro gran desafío suyo es liderar la ciberseguridad. Para todo eso se requiere mucha educación y trabajo calificado, y es parte de ese sueño chino que viene de Sun, de Zhou Enlai, de Deng, ahora sigue con Xi. Hay una continuidad”.

El predominio digital con sus naves insignias, el big data y la inteligencia artificial, se acelerará a partir de la crisis planteada por el COVID 19. La vida post pandemia se desarrollará en clave digital. Entonces ¿cuál sociedad digitalizada y bajo qué modelo?

Una combinación de un enfoque geopolítico de no alineación digital y uno práctico de promoción y establecimiento diligente de cadenas de valor y ecología digitales abiertas que favorezcan el interés nacional es una alternativa para el desarrollo de los Estados que puedan expresar necesidades comunes.

Al igual que con el movimiento original de los No alineados, un aspecto muy importante de esto sería emplear la fortaleza continental / colectiva para construir opciones digitales mixtas y abiertas en base a la cooperación regional. Esto implicará la promoción de una fuerte participación de la industria nacional, así como el mantenimiento de suficientes posibilidades de regulación digital.

El establecimiento de una ecología digital más abierta es el modelo técnico, político, legal y de negocios que completa la propuesta de no alineación digital geopolítica.  Existe una necesidad urgente de promover normativas tecnológicas públicas y abiertas en todos los niveles de las cadenas de valor digitales. Los Estados pueden revertir la actual tendencia hacia estándares propietarios en las TIC y transitar en camino de una soberanía inteligente.

Es necesario mitigar las integraciones verticales en software, dispositivos de IoT y dispositivos 5G; es posible contrarrestarlas mediante medidas regulatorias explícitas y fuertes. Que permitan lograr un freno a los modelos de negocios cerrados, propietarios y extractivistas de los datos locales. Fomentando modelos abiertos, no extractivistas que faciliten la integración digital con las empresas de las economías nacionales y garanticen la soberanía en el resguardo de los datos. Para lo cual, se requiere apoyo político, económico y jurídico para proteger y hacer viable la industria digital nacional, incluso mediante leyes y medios para la propiedad y el intercambio de datos a nivel regional.

Con América para el norteamericano no alcanzó. Ahora la redefinición digital del mundo y el nuevo orden comercial está en disputa. El juego geopolítico está en pleno desarrollo. Argentina y los países latinoamericanos debemos pensar en función de nuestros intereses y mover nuestras piezas a favor de nuestros estados solidarios y nacionales.
  
Alfredo Moreno
@Ticdata2

https://www.alainet.org/es/articulo/206948  

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