Martha Delgado* y Ana María Cetto**
El pasado 30 de marzo la 
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la 
Cultura (Unesco) celebró una reunión inédita de representantes de 
ciencias de 122 países, para debatir sobre la importancia de la 
cooperación internacional en ciencia y de una mayor inversión en el 
contexto de la pandemia de Covid-19, así como de la necesidad urgente de
 mejorar el intercambio de conocimientos a través de la ciencia abierta.
 Los participantes acordaron establecer una plataforma colaborativa 
donde las comunidades científicas del mundo puedan compartir 
conocimiento de frontera y experiencias de éxito encaminadas al 
fortalecimiento de los sistemas de prevención, detección y actuación 
ante futuras pandemias.
 La crisis actual ha dado a la ciencia médica un protagonismo poco 
usual en todos los ámbitos, desde el político hasta el de la sociedad en
 su conjunto. En respuesta a la emergencia se han puesto a disposición 
una cantidad importante de datos científicos. Las editoriales han 
abierto el acceso, de manera extraordinaria, a miles de artículos sobre 
el tema. En pocos días se han creado programas, laboratorios y 
consorcios nacionales e internacionales de investigación, plataformas 
con recursos educativos y conferencias en línea de expertos mundiales. 
Algunos grandes laboratorios de investigación han ofrecido sus 
instalaciones para proyectos internacionales dedicados al tema del 
virus. La gravedad de la crisis ha conducido a una apertura y voluntad 
de colaboración sin precedente en el medio científico, que no sólo debe 
contribuir a superar la crisis, sino perdurar más allá de la crisis 
misma.
La crisis actual ha dado a la ciencia médica un protagonismo poco 
usual en todos los ámbitos, desde el político hasta el de la sociedad en
 su conjunto. En respuesta a la emergencia se han puesto a disposición 
una cantidad importante de datos científicos. Las editoriales han 
abierto el acceso, de manera extraordinaria, a miles de artículos sobre 
el tema. En pocos días se han creado programas, laboratorios y 
consorcios nacionales e internacionales de investigación, plataformas 
con recursos educativos y conferencias en línea de expertos mundiales. 
Algunos grandes laboratorios de investigación han ofrecido sus 
instalaciones para proyectos internacionales dedicados al tema del 
virus. La gravedad de la crisis ha conducido a una apertura y voluntad 
de colaboración sin precedente en el medio científico, que no sólo debe 
contribuir a superar la crisis, sino perdurar más allá de la crisis 
misma.
Por razones obvias, el esfuerzo de la ciencia está concentrado 
actualmente en el virus y su impacto en la salud y en los sistemas 
sanitarios. Sin embargo, se dejan ver ya otros impactos de la pandemia 
que serán al menos tan profundos y de mayor alcance: impactos en la 
economía, en los sistemas productivos, en la situación laboral, en el 
comercio y los mercados, en los sistemas educativos, en el bienestar 
social y en el medio ambiente. Los estragos de la pandemia en estos 
ámbitos pronto requerirán de una atención al menos tan intensa como la 
que hoy recibe el ámbito sanitario. Las secuelas de la pandemia 
plantearán retos inéditos para las ciencias en prácticamente todas las 
áreas del conocimiento, que pondrán a prueba nuestras capacidades 
científicas y los métodos tradicionales de hacer investigación y de 
compartir datos y resultados.
Enfrentaremos situaciones críticas, cuya atención requerirá de 
abordajes innovadores, multidisciplinarios, y de vínculos orgánicos 
entre la ciencia y las esferas sociales y de decisión política.
La de Covid-19 es la sexta pandemia de este siglo, y seguramente no 
será la última. Por ello es imperativo, como se señaló en la reunión de 
la Unesco, que la comunidad internacional colabore en la búsqueda de 
soluciones a problemas relacionados con la proliferación de pandemias, 
tales como los derivados del cambio climático, el acceso y calidad del 
agua, la producción agrícola y los hábitos de alimentación, las 
condiciones de vida y de trabajo de la población, y el aumento en la 
incidencia de enfermedades crónico-degenerativas. A partir de la 
vinculación a coaliciones internacionales para la búsqueda de vacunas 
para el Covid-19, México ha reforzado la cooperación internacional de 
sus centros de investigación y sectores académicos, de manera que sean 
partícipes de la generación e intercambio de información científica para
 combatir a la pandemia.
Las tareas para la ciencia son inmensas y los esfuerzos de colaboración internacional que iniciamos deben intensificarse.
* Subsecretaria para Asuntos Multilaterales @marthadelgado y DDHH de la SRE
** Investigadora del Instituto de Física de la UNAM perteneciente al SNI III
 

 
 
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