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viernes, 13 de septiembre de 2019

Discurso de la embajadora Luz Elena Baños en la sesión del Consejo Permanente de la OEA


Discurso de la embajadora Luz Elena Baños Rivas en el punto 4  de la sesión del Consejo Permanente de la OEA del 11 de septiembre de 2019

México expresa su profunda preocupación y rechaza categóricamente la invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para intervenir en los asuntos internos de los Estados por considerar inaceptable utilizar un mecanismo que contempla la fuerza militar, contraria a los principios constitucionales de la política exterior mexicana que prohíben la amenaza del uso de la fuerza o el uso mismo de ella en las relaciones entre los Estados.
El TIAR es contrario a la OEA, que fue creada para fortalecer la paz, la seguridad, el desarrollo y la defensa de los derechos humanos por lo que invocar un tratado identificado con el uso de la fuerza, del que únicamente forma parte un número limitado de la membrecía, para discutir asuntos trascendentales, como éste, que conciernen a todos, es un retroceso y una contradicción, que profundiza la división al seno de la Organización y promueve el enfrentamiento entre los países.
El espíritu del TIAR es incompatible con los documentos fundacionales de la OEA. Al denunciar el tratado el seis de septiembre de 2002, México advirtió que el TIAR no contempla un concepto de seguridad adecuado para responder a los retos de nuestro hemisferio. Nuestra historia da testimonio de que han sido la diplomacia y el diálogo incluyente las vías para resolver las diferencias y los conflictos que ha habido en América. La vocación pacifista de México se opone rotundamente a la utilización de la fuerza en las relaciones internacionales.
Los mecanismos que contempla el TIAR, un instrumento previo a esta Organización, surgido en el contexto de la segunda posguerra mundial, no son la vía para alcanzar los objetivos de la OEA, fundamentalmente el lograr un orden de paz y de justicia, fomentar la solidaridad y robustecer la colaboración entre nuestros pueblos y sientan un peligroso precedente que México rechaza enérgicamente.
Aunque mi país no es parte del TIAR, está obligado a pronunciarse decididamente en contra del uso político que se pretende dar a este delicado y controversial instrumento, porque si lo que se persigue es la búsqueda de soluciones pacíficas, la OEA tiene otros instrumentos y recursos para lograrlo.
En el continente americano no hay un conflicto armado que reclame el uso de la legítima defensa, mucho menos entre nosotros mismos. México no permanecerá callado ante la irresponsable invocación de este tratado cuyos mecanismos nos enfrentan y pueden conducir a la pérdida de vidas.
La Resolución propuesta, que invoca un tratado, que intrínsecamente supone la posibilidad del uso de la fuerza, no es solamente inaceptable, es contraria al derecho internacional. Resultaría aún más grave que un eventual uso de la fuerza se pretendiera enmarcar bajo el concepto de legítima defensa. El artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas es claro al hablar de la existencia de un ataque armado, esto es, un acto de agresión, y no de una crisis interna, por más efectos negativos que ésta tenga, y de ninguna manera puede invocarse como acción preventiva, usarla de esa forma abre una peligrosa opción que podría desembocar en la desestabilización del hemisferio y México tiene el deber de alertar sobre este eminente riesgo, que afectaría gravemente a nuestra población por la irresponsabilidad de utilizar opciones de fuerza que pudieran dañar severamente la soberanía y violar la no intervención.
Si bien el TIAR es un tratado de asistencia recíproca, no es menos cierto que independientemente de sus disposiciones, cualquier actuación bajo los auspicios del tratado debe estar enmarcada dentro del régimen internacional para el uso de la fuerza, que solo pudiera justificarse en caso de legítima defensa, la cual en ningún caso puede ser invocada en forma preventiva.
Hasta el momento, señora presidenta, mi delegación no ha escuchado una sola razón fundamentada y convincente para convocar a una reunión del órgano de consulta del TIAR. Tampoco se ha informado, con la claridad y transparencia que se requerirían en un asunto tan delicado, qué objetivos concretos se buscarían si la OEA posee otros instrumentos y recursos para buscar soluciones pacíficas. Si lo que se persigue no es una intervención armada, para qué recurrir a un instrumento obsoleto e inaceptable como el TIAR.
Es sumamente preocupante que una vez más una minoría de Estados tome decisiones que impactan negativamente el futuro de nuestro hemisferio y la institucionalidad de nuestra ya debilitada Organización. Al dar curso a esta propuesta no sólo no se resuelve nada sino que nos acercamos peligrosamente a un punto sin retorno, nadie gana, todos pierden y la OEA pone en riesgo su misión, su prestigio y su futuro al contradecir sus objetivos esenciales.
Finalmente, señora presidenta, queremos dejar constancia ante este Consejo Permanente y ante la opinión pública que lo que se resolverá a continuación no es reflejo de la voluntad de todos los miembros de la Organización, sino únicamente responde a una cuestión de procedimiento prevista en un Tratado del cual sólo forman parte algunos de los países aquí representados.
México desea dejar clara su firme oposición a la invocación al TIAR, que sienta un peligroso precedente para la democracia, el derecho internacional, la búsqueda de la paz y la no intervención en los asuntos de otros Estados y al que México se opone de manera categórica.
Muchas gracias

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