Ni siquiera en vacaciones
Mr. Trump deja en paz sus obsesiones. Ha vuelto a la carga reafirmando
la urgente necesidad de construir el muro en la frontera con México.
Ahora la excusa son las drogas que inundan su país. Y los que van a
pagar las consecuencias son los migrantes jóvenes, mexicanos y de otras
nacionalidades, los dreamers, que pudieron acogerse al programa de protección temporal llamado DACA concedido por Obama, otra de sus obsesiones.
Los demócratas dejaron pasar, de manera temporal, la negociación
sobre el presupuesto federal hasta el 19 de enero de 2018. Esta es la
primera de las negociaciones de Trump sobre el presupuesto, algo que
había sido una pesadilla para el gobierno anterior, por la oposición de
los republicanos y, curiosamente, porque estaban preocupado por el
déficit.
Sin embargo, ya está en la mesa de negociaciones la moneda de cambio
para liberar el presupuesto y lo dijo hace unos días por Twitter:
A los demócratas se les ha dicho, y lo han entendido completamente, que no puede haber DACA sin el desesperadamente necesario muro en la frontera sur y el fin de la horrible inmigración en cadena y el ridículo sistema de lotería migratoria, etcétera. ¡Debemos proteger nuestro país a cualquier coste!
Si bien, Trump puede decir una cosa y luego otra, ya lo hizo con respecto a los dreamers,
en su mensaje se señalan tres puntos a discutir a cambio de cierta
seguridad, o ampliación temporal del permiso, para los migrantes que
llegaron de niños y aplicaron al programa DACA, unos 800 mil.
El primero se refiere al muro, con la novedad que ya no habla de
migrantes sino de drogas. El cambio es explicable. Ni modo que después
de un año en el poder y de rugir de manera cotidiana sobre el asunto,
los migrantes sigan pasando la frontera como si nada. El muro es su gran
obsesión, su gran promesa a los votantes, en especial blancos,
xenófobos, racistas y supremacistas. No tiene sentido el muro, cuando la
migración irregular mexicana ha disminuido radicalmente y también la
centroamericana.
Según los análisis de Ernesto Rodríguez, entre 1995 y 2005 una cuarta
parte de los migrantes centroamericanos (24 por ciento) tenía éxito al
cruzar la frontera y llegar a su destino en Estados Unidos. Entre 2006 y
2011 la proporción bajó a 17 por ciento y entre 2012 y 2014 se estimó
en 11 por ciento. En la actualidad, 2018, debe ser de un dígito si, como
se espera, sigue la tendencia.
Otra novedad al respecto, en el discurso de Trump, es que por primera vez no se refiere a los migrantes mexicanos
ilegalessino a los centroamericanos del
Triángulo Norte. Algo que habrá tomar en cuenta, para ver si seguimos utilizando ese término, que lo que ha logrado es estigmatizar a tres países en relación con la migración
ilegaly la violencia incontrolable.
Suponemos que el muro ya no sólo es un asunto que tienen que ver con
los problemas de México, sino que, como se especula, sería una especie
de favor a nuestro país porque se detendría la migración irregular
centroamericana y de otros países y continentes.
En segundo lugar se refiere a la
horrible migración en cadenauna nueva terminología para referirse a las disposiciones legales sobre la reunificación familiar, que permite y le da prioridad a las solicitudes de visas de familiares directos de ciudadanos estadunidenses y residentes legales: esposa, padres, hijos menores de 18 y hermanos. Lo de prioridad es un decir, porque el trámite puede durar lustros o décadas.
Ese tema ha sido ampliamente discutido en todas las propuestas de
reformas migratorias, rechazadas por los republicanos. Ciertamente, es
una disposición bastante generosa, en especial para los hermanos y los
padres. Hoy en día la familia se ha transformado radicalmente y habría
que adaptar la legislación. Por el ejemplo, el derecho que tendrían
homosexuales y lesbianas de traer legalmente a sus parejas, dado que la
legislación sobre el matrimonio los incluye.
El tercer punto, se refiere a la lotería de
visas de la diversidadun mecanismo de carácter global, con sus asegunes, que otorga 50 mil visas anuales a los que se inscriban y cumplan con los requisitos y donde tienen preferencia los países y regiones que tienen una tasa baja de inmigración. Fue una propuesta de 1990, del senador demócrata Chuch Shumer, que pretendía favorecer la diversidad, con un dejo de cierto sentido de culpa, por el contenido tan explícitamente racial de la política de inmigración estadunidense, que empezó a cambiar lentamente en 1965.
El alegato de Trump contra la lotería, cobró fuerza después del
atentado terrorista en New York, donde murieron ocho personas, la
mayoría turistas argentinos, cometido por Sayfullo Saipov, migrante
agraciado por la lotería, que procedía de Uzbekistán.
Trump se propone cambiar la lotería por un programa basado en el
mérito, mucho más requisitos que haber terminado la secundaria y tener experiencia laboral. Algo parecido al programa canadiense, que exige conocimiento del idioma, juventud, credenciales educativas, experiencia laboral y otros criterios selectivos.
De nuevo, la lotería de visas ya había sido puesta en la picota desde hace tiempo y ciertamente no tiene mucho sentido.
De los tres puntos, el más complicado de negociar es el del muro.
Porque implica un costo importante y hasta el momento, la propuesta de
que lo pague México no ha funcionado. Aunque ya hemos pagado demasiado
en sólo un año, por sólo hablar de la devaluación del peso. Los otros
dos puntos, son negociables y han sido aprobados en varias propuestas
bipartidistas que ha sido rechazadas en bloque por ser reformas
migratorias integrales.
Para Trump, la negociación es todo o nada, como siempre. Veremos que pasa y sopesaremos cómo se portan los demócratas
Lo que no se vale es negociar con la cabeza de jóvenes estudiosos,
honestos y trabajadores que se han socializado y educado en Estados
Unidos y que fueron beneficiados por un programa oficial.
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