Acto oficial de la Universidad de Panamá el 9 de enero de 2018
Señor rector, Eduardo Flores Castro
Vicerrectores, José Emilio Moreno, Germán Beitía, Roldán Adames, Jaime Gutiérrez y Denis Chávez
Autoridades universitarias
Compañeros profesores, estudiantes y administrativos
El
9 de enero de 1964 estallaron 60 años de contradicciones sociales,
políticas y culturales acumuladas por el sistema colonial de la Zona del
Canal. Ese día saltó por los aires el estado tutelado en que se había
convertido Panamá desde 1903. Aquel acontecimiento marcó un punto de
quiebre de la política norteamericana en Panamá.
Ese día
eclosionó la experiencia acumulada del pueblo panameño, dirigida por sus
sectores más combativos, que habían enfrentado la presencia colonial
imperialista durante décadas. Acontecimiento de tal magnitud que obliga
a reiterar dos afirmaciones axiomáticas, que se pasan por alto
constantemente:
La primera es que ese día hubo una verdadera
revolución popular antiimperialista en Panamá. La segunda, esta
sublevación popular fue nuestra verdadera gesta por la independencia
nacional del siglo XX.
El 9 de Enero no fue una protesta más en
la larga lista de movilizaciones populares panameñas contra la presencia
norteamericana. Por su masividad, combatividad y heroísmo popular fue
una revolución, en todo el sentido legítimo de la palabra, y constituyó
un verdadero salto adelante hacia la independencia nacional del tutelaje
colonial.
Fue un acontecimiento a partir del cual hubo un antes y
un después. Por eso fue una revolución popular antiimperialista y
descolonizadora. Allí se hizo añicos el sueño que tenía la oligarquía
panameña de que bastaban algunos parches para dar apariencia de
justicia al Tratado Hay Bunau Varilla.
Si comparamos la heroica
gesta del 9, 10 y 11 de Enero, con el 3 de Noviembre de 1903, fecha que
la oligarquía gobernante nos ha presentado como el día de la
independencia, veremos las enormes diferencias que resaltan con
claridad. La comparación desenmascara aquella conspiración de 1903,
entre una élite local aliada a intereses foráneos, por la que el
imperialismo yanqui urdió la separación de Colombia, no para hacernos
libres y soberanos, sino para apropiarse del territorio, el canal y
convertirnos en protectorado.
Los ancestros de la oligarquía, se
sintieron cómodos con la situación colonial. Pero a los sectores
populares, aunque les costó encontrar claridad en la construcción de un
proyecto político propio, desde el principio pusieron el pecho en la
defensa de la soberanía, porque comprendieron que la prosperidad del
país y la propia dependía de ella.
Por ello,
1. Mientras
el 3 de Noviembre de 1903 se fraguó un acuerdo entre un puñado de
oligarcas panameños, los accionistas de una compañía francesa tramposa,
grandes capitalistas de Wall Street y el gobierno imperialista de
Teodoro Roosevelt; el 9 de Enero de 1964 fue un acontecimiento
espontáneo en que el pueblo panameño, compuesto en su mayoría por
obreros asalariados, mujeres trabajadoras y la vanguardia estudiantil
forjada en la Federación de Estudiantes de Panamá, acudió en masa a las
calles cuando se enteró de la afrenta a la bandera y a los institutores.
2.
Mientras el 3 de Noviembre se impuso la fuerza militar norteamericana
con una invasión de, al menos, 10 acorazados y miles de marines; el 9 de
Enero, el pueblo panameño, pese a la falta de armas, se enfrentó a la
metralla derrotando moralmente a la fuerza de ocupación.
3.
Mientras el 3 de Noviembre el pueblo panameño fue un espectador pasivo
de unos hechos que dirigían desde las élites; el 9 de Enero, entre 40 y
60 mil personas rodearon la Presidencia de la República exigiendo armas
al gobierno, el cual, para no entregarlas, se vio obligado a romper
relaciones diplomáticas con Estados Unidos, algo impensable para un
oligarca como Roberto Chiari.
4. Mientras el 3 de Noviembre no
fue más que una burda intervención militar extranjera para convertirnos
en colonia, que los libros de texto y la propaganda han tratado de
ocultar; el 9 de Enero es un acto refulgente de soberanía popular.
5.
Mientras el 3 de Noviembre ha tenido que ser cubierto con un manto de
falacias históricas, para hacer parecer a nuestros ancestros como
anticolombianos y a Colombia como un supuesto imperio explotador; el 9
de Enero es fruto de la diáfana lucha generacional contra las
consecuencias colonizadoras del 3 de noviembre tales como: el Tratado
Hay Bunau Varilla, las bases militares y la Zona del Canal. Lucha que
pasó por distintas gestas anticoloniales como: el Movimiento
Inquilinario de 1925, el Movimiento Antibases de 1947, la Operación
Soberanía de 1958 y la Siembra de Banderas de 1959.
6.
Mientras el 3 de Noviembre nos heredó falsos próceres que vivieron la
comodidad de ser los dueños del país y murieron en sus camas; el 9 de
Enero lo parió la heroicidad de todo un pueblo que no temió morir, que
entregó la vida de una veintena de los suyos, que sacrificó los cuerpos
de más de 500 heridos, capitaneados por jóvenes valientes, algunos de
los cuales cayeron al fragor de la lucha, el primero entre ellos Ascanio
Arosemena; mientras otros fueron perseguidos y asesinados
posteriormente como Juan Navas, que habiendo sido herido en la gesta de
Enero, fue ultimado en 1966, o como Floyd Britton, dirigente
antiimperialista asesinado el 29 de noviembre de 1969.
7.
Mientras el 3 de Noviembre nos enajenó la soberanía y los beneficios de
nuestro principal recurso, con el Tratado Hay Bunau Varilla, que se
firmó, no por casualidad, 15 días después; el 9 de Enero creó las
condiciones para que Estados Unidos aceptaran sentarse a negociar un
nuevo tratado que derogara la perpetuidad, las bases militares y
traspasara la administración del canal a nuestra república.
8.
Mientras los apologistas del 3 de Noviembre procuran infundir un seudo
nacionalismo plagado de chauvinismo anticolombiano y la exaltación de la
intervención norteamericana que “nos salvó” (dicen); el 9 de Enero es
producto de un acendrado antiimperialismo de rasgos bolivarianos
fraguado en la conciencia de obreros, trabajadoras y estudiantes por
acontecimientos como: el golpe de estado contra Jacobo Arbenz, en
Guatemala, tramado por la United Fruit Co.; el golpe contra Perón en
Argentina, dirigido por el embajador norteamericano; las guerras de
liberación nacional de Asia, África y Medio Oriente; especialmente la
lucha del heroico pueblo vietnamita; y sobre todo, por la Revolución
Cubana.
9. Mientras el 3 de Noviembre produjo instituciones
débiles y corruptas controladas por una docena de familias; el 9 de
Enero produjo el atisbo de lo que será algún día la democracia obrera y
popular, cuando decenas de miles de personas se organizaron
espontáneamente en los llamados Comités de Defensa de la Soberanía, unos
para llevar heridos al hospital, otros para donar sangre, otros para
buscar armas, otros para combatir.
10. Mientras el 3 de
Noviembre dio por fruto un país pauperizado a partir de 1914, con una
zona que mantenía un régimen de apartheid, donde no podíamos entrar, con
la que no se podía comerciar, y con una anualidad tan ridícula que los
gobiernos con algo de dignidad la rechazaron; el fruto del 9 de Enero
es un país con un canal y unas áreas revertidas que han catapultado el
crecimiento económico y aportado decenas de miles de millones al fisco.
Si
el canal no aporta más y si está administrado por una élite
oligárquica, es producto de otro acontecimiento: la invasión del 20 de
Diciembre de 1989, que engendró esta seudodemocracia corrupta, estos
planes económicos neoliberales y los acuerdos de seguridad que violan la
soberanía que hemos sufrido por 28 años.
En esta conmemoración
de los 54 años de la Gesta Heroica de 1964, miramos hacia ella no en
actitud de mera contemplación histórica, sino para comprender, aprender y
actuar conforme a los principios, la determinación y el valor que movió
a nuestros verdaderos próceres: los Mártires del 9 de Enero,
protagonistas de la Revolución Popular Antiimperialista que nos llevó
hacia la verdadera independencia del yugo colonial norteamericano,
instaurado en 1903.
Debemos continuar el ejemplo de esa juventud y
del pueblo rebelde que sin miedos luchó para que heredáramos esta
soberanía que hoy tenemos en todo el territorio nacional. Nos toca
seguir luchando por perfeccionar la independencia y soberanía contra el
tutelaje neocolonial, el Pacto de Neutralidad con sus enmiendas, la
dependencia económica y absorción cultural.
La Universidad de
Panamá, al igual que entonces, debe seguir siendo la cuna en la que
maduren las conciencias y los compromisos de nuestra juventud a partir
de la reflexión y el debate sobre los grandes problemas que afectan al
país. La Universidad de Panamá, tal y como lo hizo en 1964, debe ser el
pivote de donde sale la juventud a la lucha, revestida con una
conciencia de justicia social, de solidaridad humana y soberanía
nacional.
La Universidad de Panamá, debe seguir siendo el recinto
al que vuelve la juventud de las luchas, a hacer balance de lo avanzado
y ponderación de los retos pendientes, como lo hizo en febrero de 1964
acogiendo el Congreso por la Soberanía, presidido por Jorge Illueca y
Víctor Ávila, cuyas resoluciones sirvieron para guiar las negociaciones
de un nuevo tratado sobre el Canal de Panamá.
Tal como entonces,
el grito de guerra sigue siendo el legado por los Mártires del 9 de
enero de 1964: ¡UN SOLO TERRITORIO, UNA SOLA BANDERA! ¡BASES NO!
Panamá, 9 de Enero de 2018.
Lista de los 21 mártires del 9 de enero de 1964
Ascanio Arosemena
Ezequiel González Meneses
Estanislao Orobio
Víctor Manuel Iglesias
Gonzalo Crance Robles
Teófilo de La Torre
Alberto Oriol Jr.
Rodolfo Benítez Sánchez
Víctor Manuel Garibaldo Figueroa
Ricardo Murgas
Rosa E. Landecho
Maritza Alabarca
Rogelio Lara
Jacinto Palacios Cobos
Vicente Bonilla
Jorge Enrique Gill
Alberto Nicolás Constante
José del Cid
Ovidio Lizardo Saldaña Armuelles
Renato Lara
Celestino Villareta
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