Estos días el 
presidente de los EE.UU en una reunión con congresistas (republicanos y 
demócratas) en que se discutía sobre las leyes de inmigración 
norteamericanas calificó a varios países latinoamericanos y africanos de
 “agujeros de mierda”, entre ellos a Haití.
Si Donald Trump tuviera 
una mínima afición por la lectura, sobre todo por la lectura de libros 
de historia, escritos muchos de ellos por brillantes intelectuales 
norteamericanos, sabría las causas que han hecho de Haití, dicho de 
manera más fina de lo que él lo ha hecho, un “estado fallido”, un país 
que como dicen con humor negro los mismos haitianos: “somos un país con un pasado trágico, con un presente también trágico,… pero felizmente no tenemos futuro”.
Hambre,
 miseria, enfermedades, desastre ecológico, gobiernos inestables e 
impopulares, pero ¿hasta que punto los EE.UU tienen responsabilidad 
histórica por la situación catastrófica de Haití?
Desde la proclamación de la independencia en 1804 (la primera república independiente negra de
 América Latina) los norteamericanos mostraron su inquietud por el 
efecto “contagio” que podría tener sobre sus regiones esclavistas del 
sur, de tal manera que el reconocimiento de Haití por los EE.UU se 
produjo en el año ¡1862!
El siglo XX, que se desperezó con los 
nuevos intereses imperiales norteamericanos, verá las intervenciones 
directas del ejército y del capital yanqui sobre la isla. Ya en 1910 un 
financiero norteamericano James Mac Donald propone construir un 
ferrocarril que uniría Port-au-Prince (la capital) con Cap Haitien, 
obteniendo por el precio simbólico de un dólar tierras que atravesaría 
la vía férrea (20 kilómetros a la derecha y 20 a la izquierda) El 
ferrocarril nunca se construyó pero Mr. Mac Donald pudo, sobre vastas 
extensiones de las tierras fértiles expropiadas a los campesinos, 
cultivar plátanos que exportaba a su país. Luego llegaron la Haytian American Sugar Company (HASCO), la Haytian Products Company, la United West Indies Corporation, la Standard Fruit and Steamship Corporation,
 etc,… que cultivaron y comercializaron café, algodón, azúcar, el citado
 plátano, y dedicándose también a la cría de ganado. En 1910-1911 el 
Departamento de Estado apoyó un consorcio de inversionistas 
estadounidenses, encabezados por el   National City Bank of New York  ,  para adquirir el control de la Banque National d'Haïti, el único banco comercial, y de la tesorería del gobierno en toda la nación. 
Y
 junto a las grandes empresas desembarcaron en 1915 los marines, como 
siempre para proteger los intereses de sus empresas y sus conciudadanos 
ante las revueltas que estaban sacudiendo al país. En las seis primeras 
semanas de la ocupación, los representantes de los Estados Unidos se 
hicieron con el control de las aduanas de Haití y las principales 
instituciones administrativas y económicas, tales como los bancos y el 
tesoro nacional. Con ello se aseguraron que el 40% de la renta nacional 
fuera utilizado para afrontar el pago de la deuda a los bancos 
americanos. ¡Y los marines se quedaron hasta 1934! 
Más tarde en 
1957, en un país convulso, en que las aspiraciones soberanistas 
populares fueron sofocadas en sangre, llegó François Duvalier que 
estableció una dictadura con el amparo de nuevo del Departamento de 
Estado… hasta 1986. El “duvalierismo” sería el laboratorio donde se 
experimentarán las nuevas teorías del desarrollo aplicadas por el 
presidente Truman, por ser Haití un peón norteamericano en el Caribe (la
 revolución cubana se consolida en 1959) se beneficiará de la masiva 
ayuda (alimentaria y militar) norteamericana. Posteriormente, tras la 
caída de Duvalier, en la nueva fase neoliberal, Estados Unidos, bien 
directamente o a través de los organismos que controla como el FMI o el 
Banco Mundial, prestará créditos a Haití pero condicionados a la 
eliminación de restricciones cuantitativas a la importación de 
alimentos, disminución de tarifas aduaneras a estas importaciones, 
estímulos a la producción de productos para la exportación, eliminación 
de las tasas a las exportaciones, etc, … todo lo cual confrontará su 
agricultura a una competencia, esencialmente norteamericana, con la que 
era imposible competir, provocando crisis alimentarias y la ruina de su 
campesinado. 
Los marines, que ya tenían aprendido el camino, 
volvieron intervenir en Haití en 1994 y en 2004, en una clara injerencia
 en los asuntos internos del país.
El 12 de enero de 2010 se 
produjo uno de los más fuertes terremotos que se han dado en el Caribe 
con una fuerza de 7,3 en la escala de Richter que produjo 316.000 
muertos y 350.000 heridos en la isla, dejando a un millón quinientas mil
 personas sin hogar. Hubo un movimiento extraordinario de solidaridad 
internacional que a nivel económico se propuso recaudar 5.300 millones 
de dólares para la reconstrucción. ¿Y a quién se encargó la coordinación
 de la ayuda internacional? Al expresidente Bill Clinton quien durante 
su mandato en 1994 presionó al presidente haitiano Jean Bertrand 
Aristide para que permitiera la importación de arroz con tarifas muy 
bajas, del 3%, cuando en los países del entorno (que conforman el 
CARICOM) son del 40%. Así que Haití pasó de autoabastecerse a importar 
hoy el 80% del arroz que consume.
Sr. Trump: intervenciones 
militares, imposiciones económicas que han llevado a Haití a la ruina, 
apoyo a gobiernos corruptos, …todo lo cual ha dejado un país destrozado,
 en la indigencia, ingobernable, que le llevan a usted a hablar cínica e
 irresponsablemente de “agujero de mierda”.
Pero como dice el sociólogo haitiano Franck Seguy: 
 "La miseria en Haití no es un fenómeno natural (…) El proceso se 
realiza en colaboración con los haitianos, no con todos ellos, pero sí 
con los líderes y la clase dominante aliada con la burguesía 
internacional, en particular de los Estados Unidos y sus agricultores. 
Buscando un espacio de mercado, se identificó Haití como el ideal para 
vender su producto. Para ello, se ven obligados a destruir 
sistemáticamente la producción nacional, que es precisamente lo que se 
ha estado haciendo hasta ahora ''.  
Pascual Moreno Torregrosa, Ingeniero agrónomo.

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