Entrevista con la parlamentaria del partido Libertad y Refundación de Honduras, Scherly Arriaga
“Ya contuve mi sangre cuando hervía,
y cualquier desaire
puede ser la gota de agua”
Chico Buarque
Scherly Arriaga es odontóloga y diputada del partido Libre (1), la
única tienda política en Honduras con representación parlamentaria que
postula el socialismo democrático como alternativa de desarrollo (29
escaños de 128). Desde el 2009, uno de los países más empobrecidos de
América Latina (casi el 70% de su población sobrevive bajo el umbral de
la pobreza, según la Cepal), es presa de un régimen dictatorial sui generis,
oligárquico y excluyente en todos los ámbitos, y dependiente del Estado
corporativo norteamericano. Como la violencia va de la mano con la
miseria y la ignorancia premeditada, Honduras está en el ránking de los
países con más alta criminalidad del continente y del mundo, de acuerdo
al Índice de Paz Global.
Honduras, la olvidada y empobrecida,
sin embargo, desde la madrugada del 3 de marzo de 2016 es noticia en
todo el planeta debido al asesinato de Berta Cáceres (2), dirigenta
indiscutible de los derechos humanos y sociales de los pueblos
indígenas, el ambientalismo y feminismo populares y consecuentes, y del
combate antiimperialista y anticapitalista en sus expresiones de saqueo
extractivista, sepultura de humanidad, identidad, soberanía y
territorio.
La joven diputada hondureña Scherly Arriaga es
directa, crítica y autocrítica. “Luego del golpe de Estado de 2009 (3),
el país cayó en una crisis profunda de carácter político, social y
económico. Su manifestación más grave son los actos violentos en contra
de la población, vulnerando al conjunto de las y los dirigentes sociales
y políticos”, señala.
-¿Qué significa el crimen de Berta Cáceres?
-“Berta era la máxima representación de defensa de los derechos del
pueblo indígena Lenca (el más numeroso del país y ubicado en el
occidente del territorio). Ella conducía y coordinaba todas las acciones
en contra de las inversiones de las grandes transnacionales y llevaba
luchando hace años por la defensa del Río Blanco y Gualcarque frente al
proyecto depredador hidroeléctrico Agua Zarca, impulsado por la empresa
de capital hondureño Desarrollos Energéticos S.A. de C.V. (DESA) y
capitalizado por instituciones financieras europeas y empresas
constructoras de capital chino. Por ese combate Berta había sido
amenazada en varias ocasiones. De hecho, ya habían asesinado a miembros
de la agrupación que lideraba, el Consejo Cívico de Organizaciones
Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Durante la semana anterior a
su asesinato, Berta realizó denuncias debido a que los militares
bloquearon la movilización de algunas de las comunidades indígenas.
Berta para nosotros/as significa un golpe al resguardo de los recursos
naturales de nuestro pueblo. Y su crimen es un mensaje del poder para
intentar silenciar a los defensores de las mujeres, del medioambiente y
de los DDHH. El repudio nacional e internacional que causa su muerte,
revela la incapacidad y la complicidad del Estado de Honduras. Berta
contaba con medidas cautelares a causa de las amenazas recibidas.
Honduras llora y condena el asesinato de una luchadora implacable por
la soberanía de nuestra biodiversidad y recursos naturales que, por el
contrario, el actual gobierno, únicamente se dedica a concesionar
(privatizar).”
-¿Cómo se ha desenvuelto el capitalismo hondureño y su Estado en los últimos tiempos?
-“El partido Libre (Libertad y Refundación), del cual formo parte, nace
para denunciar estos hechos de violencia del Estado. Libre colaboró
para que la policía-militar no pasara a ser nombrada
constitucionalmente. Sin embargo, Honduras es un Estado militarizado, y
en el curso de estos años aumentó el número de uniformados, como el
número de asesinatos y de hechos violentos. El actual gobierno se ha
encargado de manipular y maquillar las cifras de homicidios recurrentes
en la sociedad hondureña, intentando reducirlas. Y aunque los medios de
comunicación hegemónicos pretenden ocultar el horror, la violencia es
demasiado evidente. Al respecto, las redes sociales han aportado a la
comunicación verdadera y alternativa. Esas vías son las utilizadas por
las organizaciones populares en contra de los intereses de los
imperialismos, los tratados de libre comercio (asimétricos), etc. En la
bancada de Libre en el congreso hondureño, somos testigos de cómo a
diario se firman contratos multimillonarios con empresas
estadounidenses, con capitales chinos y canadienses, mientras la
población ni siquiera logra enterarse de ello. Resulta aberrante cómo el
régimen en curso está entregando la soberanía hondureña a capitales
norteamericanos y a otros grandes capitales soportados por los Estados
centrales del mundo. Por ejemplo, además de la venta “clásica” de los
recursos naturales, ahora se regala soberanía mediante los proyectos
ligados a las llamadas Zonas de Desarrollo Inteligente, que consisten en
privatizar nuestras regiones, playas, carreteras, recursos, con el fin
de beneficiar a un grupo de elite empresarial nativa y/o a la inversión
transnacional.”
“Si el objetivo de los culpables del
asesinato de Berta fue sembrar terror entre la gente, en la realidad, el
efecto es absolutamente contrario”
-El repertorio
privatizador, de súper explotación del trabajo humano y la expoliación
de la biodiversidad, es conocido en Chile desde mediados de los 70 del
siglo XX, y tiene que ver con la presente fase del capitalismo, la
financiarización mundial y el saqueo incesante de materias primas, como
una manera desesperada del capital por contrarrestar la caída de su tasa
de ganancia. Ya sabemos cómo se manifiesta en Honduras a través del
asesinato de Berta Cáceres y del propio testimonio que haces como
parlamentaria de Libre.
-“A las y los hondureños ese
programa se les vende muy bonito, como “desarrollo”, como “más empleo”,
etc., cuando es todo lo contrario. Honduras está situada geopolítica y
económicamente en una zona estratégica que facilita la circulación de
todo tipo de mercancías.
Ahora bien, después del golpe de
Estado de 2009, el pueblo hondureño se lanzó a las calles para expresar
su disconformidad como jamás en la historia contemporánea del país y
organizado por medio del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
Justo en la administración ejecutiva del gobierno de Juan Orlando
Hernández y hace pocos días atrás, comenzó a levantarse nuevamente el
movimiento popular, pero de una manera superior al propio FNRP, como
resultado de la corrupción por arriba que reina en Honduras. Y con el
asesinato de Berta, este nuevo ciclo de lucha popular se ve nutrido de
más razones. Existe una enorme necesidad de la gente, a todo nivel, de
tomar con mayor brío las causas que abrazó Berta, por un lado, y de
exigir justicia y no a la impunidad frente al crimen, por otro.”
-¿Qué sentido político tiene lo que dices?
-“Que el pueblo de Honduras retoma ahora nuevamente las calles y la
lucha social y política. El gobierno de Juan Orlando Hernández entró en
crisis porque lo que significa Berta para el mundo y su rol cómplice al
no haber respondido a la seguridad de ella. Creo que otra vez Honduras
se levanta convencido de que los únicos que podemos cambiar el futuro y
hacia dónde va el país, es el pueblo mismo y en las calles. Si el
objetivo de los culpables del asesinato de Berta fue sembrar terror
entre la gente, en la realidad, el efecto es absolutamente contrario.”
-En el plano de la crítica y la autocrítica, ¿las fuerzas de la
democracia radical y el antifascismo en Honduras, de alguna manera,
subordinaron a esas mismas fuerzas sociales a la mera lucha electoral en
un momento dado y, en consecuencia, la lucha institucional comportó un
cierto abandono de la potencia estratégica del movimiento popular en
acción?
-“Al respecto, debo también hacerme responsable de
conducirnos por una vía de lucha, descuidando la otra. Por eso Berta
significa tanto. Porque ella, a pesar de la desorganización del
movimiento popular, continúo en las calles y en la movilización. El FNRP
en algún momento se convirtió también en un brazo electoral. Creo que,
desde mi posición de diputada, es preciso replantear la lucha social y
hoy es una inmejorable oportunidad para ello.”
-¿Qué significa luchar desde una institucionalidad con las características del Estado hondureño?
-“Muy poco. Ganamos algún espacio de visibilización en los medios
masivos de comunicación, y con los límites editoriales que esos mismos
medios nos imponen.”
-¿Cómo funcionan estas “dictaduras de
nuevo tipo”, donde una fracción de la disidencia puede tener presencia
minoritaria en el poder legislativo del Estado?
-“No existe
independencia de los poderes del Estado; un poder del Estado se impone
sobre otro; los que dieron el golpe de Estado instalan a los miembros de
la Justicia que sólo a ellos les convienen. ¿Recuerdas que el origen
del golpe de Estado, al menos formalmente, fue que el legítimo
presidente de Honduras hasta el 2009, Manuel Zelaya, pretendía realizar
una consulta sobre si el pueblo deseaba realizar una asamblea
constituyente? Pues ahora, Juan Hernández tiene en sus manos la
sentencia de la Corte de Justicia donde él cuenta con la facultad de
reelegirse cuando, supuestamente y en su momento, acusaron a Manuel
Zelaya de lo mismo. Así, la dictadura manipula el congreso nacional y el
poder judicial.
En este sentido, es importante constatar que
hoy la gente es más crítica y más política; se informa más de los
movimientos de la dictadura. Por eso hoy nuestro pueblo sabe que existe
corrupción, que hay violencia, que hay un 95% de impunidad, etc. Todo
redunda en que el actual gobierno es tremendamente impopular y nadie lo
quiere. Ni siquiera quienes lo votaron. Por tanto, al régimen no le
queda otro recurso más que el de la fuerza, la intimidación y el terror
militar para sostenerse.
Ahora bien, yo sí confío en las
fuerzas del pueblo y en que el Partido Nacional dejará de gobernar. Soy
una convencida de que debemos y podemos aprender de los errores.”
Notas
No hay comentarios:
Publicar un comentario