Con
profundo dolor y
pesar, debemos informar del asesinato del joven Klaus Steven Zapata, de
tan solo 20 años, estudiante de octavo semestre de comunicación social
en la Universidad Minuto de Dios y militante de la
Juventud Comunista colombiana (JUCO), habitante de la comuna 1 en la
población de Suacha (ortografía reivindicativa usada por este colectivo y
otros ciudadanos), reconocido por su liderazgo en la Red
Juvenil de este municipio.
Klaus
venía en
acercamientos con la Red de Reporteros Populares y nuestro colectivo en
aras al montaje de un proceso y escuela de comunicación en esta zona
cercana a Bogotá, razón por demás que nos llena de
indignación y rechazo a tan execrable crimen, por lo que condenamos este
homicidio, exigiendo a las autoridades pertinentes su investigación y
aclaración.
Según
el Comité
Permanente de Derechos Humanos, existen antecedentes de seguimientos y
amenazas a miembros de la Red Juvenil de Suacha y de la Juventud
comunista en el municipio. En horas nocturnas del domingo 6 de
marzo, Klaus Zapata recibió 2 impactos de arma de fuego propinados por
un sujeto no identificado, mientras departía alegremente con sus
compañeros en el marco de un partido de fútbol.
En
la zona, se tiene
conocimiento de la presencia de paramilitares autodenominados “águilas
negras” y “bloque metropolitano de Bogotá”, que ejercen control en
territorios de esta región del país, quienes han amenazado en
panfletos con asesinatos y estrecho seguimiento a actividades políticas y
sociales que se desarrollen en el área.
Suacha,
municipio
cercano a Bogotá, cuenta con cerca de 350 barrios, cuyos asentamientos,
en su mayoría, son ilegales; además diariamente están llegando allí
decenas de familias desplazadas por el conflicto armado y
social, minando también el territorio de violencia armada que se
evidenció, entre otras tantas, en los mal llamados “falsos Positivos”.
El
asesinato del joven
Klaus Steven Zapata se suma a la larga lista de asesinatos, en lo que
pareciera ser un genocidio “de a poquitos”, en contra del pueblo
colombiano; aunque igualmente se dan casos mayores como el
conocido Genocidio en contra de la Unión Patriótica UP y otros.
No
es la primera vez
que se atenta contra la paz en Colombia. Recordamos este 8 de marzo que
en la misma fecha en el año 2006 fue asesinado nuestro compañero Oscar
Leonardo Salas Ángel, por parte del Escuadrón Móvil
Antidisturbios —ESMAD– de la Policía Nacional en
la sede capitalina de la Universidad Nacional de Colombia.
De
igual forma, el
pasado 21 de enero de 2015, fue asesinado el profesor y líder político
Carlos Alberto Pedraza Salcedo en extrañas circunstancias, caso que a un
año de su muerte, al igual que el de Salas, sigue en la
impunidad, sin hallar culpables ni responsables ni avances
significativos en las investigaciones.
Respecto al asesinato
de Klaus Zapata, hay versiones encontradas: mientras la
Policía
asegura que el
crimen fue un acto de intolerancia por diferencias presentadas en el
acto deportivo, testigos presenciales manifiestan que el criminal se
encontraba en el sitio como espectador y que nada tenía que
ver con el evento deportivo, aprovechando sí, un momento de alteración
de los ánimos entre los jugadores, para perpetrar el crimen. Sin
embargo, la versión sobre la responsabilidad de un sicario es
la más cercana a la creencia de sus familiares y amigos.
Una vez más, seguimos
enterrando a nuestros muertos. Una vez más pedimos justicia. Una vez más gritamos ¡Nunca más!

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