
Agência Jovem de Notícias
Adital
Cristina Dalla Torre
Ok. Dijimos que el cambio climático existe y que está, en gran parte, causado por la actividad humana. Y dijimos también que tenemos que hacer algo. Pero hacer algo tiene un costo. Y es esto es lo que los negociadores están discutiendo en la COP21 [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambios Climáticos]. Además de las razones morales, de la naturaleza, que debe ser protegida porque es un derecho humano de todos y de las generaciones futuras, la cuestión es dónde encontrar los fondos y cómo distribuirlos.
Cómo financiar las acciones de mitigación y adaptación a las alteraciones climáticas es una de las cuestiones que están enloqueciendo a los negociadores aquí [en París] en la COP21: hace que estén sentados en las mesas de negociaciones hasta tarde... Y, a veces, las discusiones continúan mientras caminan por los corredores... En el baño... En el bar... En el metro, volviendo a París.

Hasta ahora, existe un Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas, el Green Climate Fund, en el cual el dinero nunca es suficiente; y, actualmente, continúa sin ser suficiente. Es una especie de crowdfunding, dentro del cual los países desarrollados, pero también empresas privadas, son gentilmente invitados a dejar una propina de su presupuesto. Normalmente, ellos aportan 0,0000000000000000000000000000000000000000000000001% en relación con el dinero tirado en el agujero negro de la defensa y de la compra de armas; o para financiar las operaciones de explotación de petróleo y la construcción de usinas de carbón. Cuando fue creado, en la COP de Cancún [México], en 2010, había una gran expectativa para llegar a 100 mil millones de dólares, en 2020. En mayo de 2015, el Fondo alcanzó el montante de 10 mil millones y medio de dólares, o poco más de un dólar por cabeza, considerando que somos 7 mil millones de personas, en el Planeta.
Pero, ¿cómo hacer salir el dinero de los financiamientos de las fuentes fósiles en dirección a proyectos de mitigación de emisiones, creados justamente por el uso de combustibles fósiles y, especialmente, en dirección a proyectos verdes, en países que no tienen acceso a ese dinero? Bien, existen varias maneras: se pueden tasar las emisiones de carbono (el llamado impuesto de carbono), colocar las emisiones en la bolsa (emision trading, ET) o financiar a los países desarrollados, para que exporten tecnologías limpias hacia los países en desarrollo (clean development mechanisn, CDM).
Cada uno de esos métodos tienen pros y contras: un impuesto sobre el carbono significa que, por cada volumen de emisión de CO2, las industrias deben pagar una tasa al Estado, o sea, ellas serán inducidas a invertir cada vez más en tecnología limpia en su cadena productiva. Existe el riesgo, sin embargo, de que las industrias aumenten los precios de sus productos y, así, las consecuencias serían pagadas por los consumidores. Pero aún así no estaría mal: los productos hechos con mayor intensidad de combustibles fósiles costarían más y, así, los consumidores orientarían sus elecciones a productos más verdes (climate neutral).
El sistema de Emision Trading permite poner un precio a las emisiones, basado en la oferta y en la búsqueda de licencias de emisión, que serían gradualmente retiradas del mercado. Esos títulos, van a convertirse en cada vez más caros, y será conveniente para las empresas invertir en tecnologías limpias para producir.
A través del Clean Development Mechanisn las empresas que invierten en proyectos de mitigación y adaptación en los países en desarrollo reciben, a cambio licencias de emisión que pueden usar (o vender). De esta forma, por un lado, hay transferencia de tecnología y conocimiento de los países desarrollados hacia los países en desarrollo, pero, por otro, la creación y comercialización de nuevas licencias de emisión, que van a compensar aquellas retiradas por vía de la emision trading. Así, volvemos al comienzo.
Durante el tiempo que resta para negociar en la COP21, el foco sobre la cuestión del financiamiento será alto, ya que el acuerdo debe contener algunas indicaciones prácticas sobre cómo todas las acciones para permanecer por debajo de los 1,5 °C de aumento de la temperatura (o para combatir los daños que el cambio climático ya está causando) serán financiados. Caso contrario, el acuerdo permanecerá siendo sólo una colección de elevadas, puras y bellas palabras.
Ok. Dijimos que el cambio climático existe y que está, en gran parte, causado por la actividad humana. Y dijimos también que tenemos que hacer algo. Pero hacer algo tiene un costo. Y es esto es lo que los negociadores están discutiendo en la COP21 [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambios Climáticos]. Además de las razones morales, de la naturaleza, que debe ser protegida porque es un derecho humano de todos y de las generaciones futuras, la cuestión es dónde encontrar los fondos y cómo distribuirlos.
Cómo financiar las acciones de mitigación y adaptación a las alteraciones climáticas es una de las cuestiones que están enloqueciendo a los negociadores aquí [en París] en la COP21: hace que estén sentados en las mesas de negociaciones hasta tarde... Y, a veces, las discusiones continúan mientras caminan por los corredores... En el baño... En el bar... En el metro, volviendo a París.

Hasta ahora, existe un Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas, el Green Climate Fund, en el cual el dinero nunca es suficiente; y, actualmente, continúa sin ser suficiente. Es una especie de crowdfunding, dentro del cual los países desarrollados, pero también empresas privadas, son gentilmente invitados a dejar una propina de su presupuesto. Normalmente, ellos aportan 0,0000000000000000000000000000000000000000000000001% en relación con el dinero tirado en el agujero negro de la defensa y de la compra de armas; o para financiar las operaciones de explotación de petróleo y la construcción de usinas de carbón. Cuando fue creado, en la COP de Cancún [México], en 2010, había una gran expectativa para llegar a 100 mil millones de dólares, en 2020. En mayo de 2015, el Fondo alcanzó el montante de 10 mil millones y medio de dólares, o poco más de un dólar por cabeza, considerando que somos 7 mil millones de personas, en el Planeta.
Pero, ¿cómo hacer salir el dinero de los financiamientos de las fuentes fósiles en dirección a proyectos de mitigación de emisiones, creados justamente por el uso de combustibles fósiles y, especialmente, en dirección a proyectos verdes, en países que no tienen acceso a ese dinero? Bien, existen varias maneras: se pueden tasar las emisiones de carbono (el llamado impuesto de carbono), colocar las emisiones en la bolsa (emision trading, ET) o financiar a los países desarrollados, para que exporten tecnologías limpias hacia los países en desarrollo (clean development mechanisn, CDM).
Cada uno de esos métodos tienen pros y contras: un impuesto sobre el carbono significa que, por cada volumen de emisión de CO2, las industrias deben pagar una tasa al Estado, o sea, ellas serán inducidas a invertir cada vez más en tecnología limpia en su cadena productiva. Existe el riesgo, sin embargo, de que las industrias aumenten los precios de sus productos y, así, las consecuencias serían pagadas por los consumidores. Pero aún así no estaría mal: los productos hechos con mayor intensidad de combustibles fósiles costarían más y, así, los consumidores orientarían sus elecciones a productos más verdes (climate neutral).
El sistema de Emision Trading permite poner un precio a las emisiones, basado en la oferta y en la búsqueda de licencias de emisión, que serían gradualmente retiradas del mercado. Esos títulos, van a convertirse en cada vez más caros, y será conveniente para las empresas invertir en tecnologías limpias para producir.
A través del Clean Development Mechanisn las empresas que invierten en proyectos de mitigación y adaptación en los países en desarrollo reciben, a cambio licencias de emisión que pueden usar (o vender). De esta forma, por un lado, hay transferencia de tecnología y conocimiento de los países desarrollados hacia los países en desarrollo, pero, por otro, la creación y comercialización de nuevas licencias de emisión, que van a compensar aquellas retiradas por vía de la emision trading. Así, volvemos al comienzo.
Durante el tiempo que resta para negociar en la COP21, el foco sobre la cuestión del financiamiento será alto, ya que el acuerdo debe contener algunas indicaciones prácticas sobre cómo todas las acciones para permanecer por debajo de los 1,5 °C de aumento de la temperatura (o para combatir los daños que el cambio climático ya está causando) serán financiados. Caso contrario, el acuerdo permanecerá siendo sólo una colección de elevadas, puras y bellas palabras.
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