José Manuel Martín Medem *
Cuando Felipe González
dice que en Venezuela hay una tiranía, al que fue presidente del
gobierno de España no le exigen los argumentos y las pruebas para
sostener esa barbaridad. Sólo añade que
en el Chile de Pinochet se respetaban más los derechos humanos que en la Venezuela de Maduro. Al que intenta contestar sí le exigen una documentada y extensa explicación que tropieza con los oídos tapados por la cera de las intenciones blindadas. Venezuela no es una democracia hasta que se demuestre lo contrario, es una tiranía aunque la acusación sólo se sostenga porque todo el mundo lo sabe.
Decir que en Venezuela hay una tiranía es lo que Fernando Casado considera sound bites,
sonidos cortos que resumen ideas complejas para inyectarlos en el
sentido común de la opinión pública internacional. Especialista en
derecho y comunicación, Casado acaba de publicar en Madrid un libro (1)
con sus conclusiones después de cinco años de investigación sobre las
informaciones contra el gobierno de Venezuela en los medios más
influyentes de España y América Latina.
Explica la triangulación para amañar la información y ha conseguido
entrevistar a periodistas destacados de los grandes medios de
comunicación que reconocen la intervención editorial contra el gobierno
de Venezuela.
La triangulación consiste en sembrar informaciones de la CIA en la
prensa madrileña, siempre atribuidas a fuentes confidenciales, para que
las reproduzcan en Miami y mediante el Grupo de Diarios de América.
Finalmente se rebotan hacia Caracas para que las utilice el periódico
venezolano El Nacional como si fueran palabra de dios. Todo lo
anterior no es la opinión de Casado o lo que a mí me parece. Es lo que
cuentan periodistas de los medios empresarialmente implicados. El Grupo
de Diarios de América lo forman O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), La Nación (Argentina), El Tiempo (Colombia), El Comercio (Ecuador y Perú), El Universal (México), El País (Uruguay) y El Nacional (Venezuela). Comparten la misma sintonía El Nuevo Herald (Miami), El Espectador (Colombia) y en Madrid ABC, El Mundo y El País.
Lo que reconocen los periodistas entrevistados por Casado le saca la
máscara al supuesto periodismo de calidad. Ángelica Lagos, editora de
internacional en El Espectador:
es una construcción devastadora para la imagen de Venezuela. Maye Primera, colaboradora de El País en Caracas:
Es un esfuerzo para crear una opinión pública desfavorable. Clodovaldo Hernández, colaborador de El País en Caracas:
Una presión insoportable para que contara las cosas como ellos querían verlas. Miguel Ángel Bastenier, enlace entre El País y El Espectador:
Todos sabemos quién es nuestro propietario y automáticamente la inmensa mayoría de los que estamos en el contexto que sea no nos salimos de ese marco. Ángel Expósito, director de ABC:
Tenemos acceso a información de la CIA. La CIA siembra en Madrid
El 6 de enero, la DEA y la CIA le hicieron un regalo al diario madrileño ABC.
Sacaron de Caracas al desertor Leamsy Salazar, presentado como oficial
de las escoltas de Hugo Chávez y de Diosdado Cabello, presidente de la
Asamblea Nacional, y lo llevaron a Madrid para que lo entrevistara Emili
J. Blasco, corresponsal en Washington del mencionado periódico. Salazar
le anticipó las acusaciones que iba a negociar con la fiscalía cuando
posteriormente lo trasladaron a Estados Unidos:
Venezuela es un narcoestado construido por Hugo Chávez y ahora manejado por Diosdado Cabello. El relato no es mío. Lo cuenta Blasco en el libro (2) que escribió a partir de las revelaciones de Salazar, puesto a su disposición por la DEA y la CIA. Expósito le reconoció a Casado la
información de la CIAy Blasco confirma en su texto que tuvo
acceso a informes de inteligencia. El corresponsal de ABC se ha convertido en la referencia fundamental para todos los medios que están dispuestos a utilizar la información de los servicios secretos de Estados Unidos blanqueada por ABC. El libro también asegura que en Venezuela se ha organizado un fraude electoral permanente con la intervención de asesores cubanos. No aporta más pruebas que
acusaciones de testigos protegidos por la justicia estadunidensey
revelaciones de figuras chavistas que establecieron contacto con las autoridades estadunidenses pero que prefieren no quemar las naves todavía.
El Wall Street Journal intentó blindar la
intervención periodística de la CIA, rebozándola con su prestigio de
catedral del periodismo internacional. Pero disparó por la culata y el
gobierno de Venezuela debería recomendar la lectura atenta y reposada de
lo publicado. El WSJ reconoce que toda la información
utilizada procede de funcionarios del gobierno de Estados Unidos y de
sus servicios secretos. También que en Estados Unidos intentan desde
hace diez años fabricar procesamientos por narcotráfico contra el
gobierno de Venezuela sin conseguirlo por no contar con pruebas
incuestionables. Y además de que la operación en marcha consiste en
provocar deserciones de funcionarios y militares para convertirlos en
testigos a cambio de compensaciones que incluyen la residencia en
Estados Unidos. “Los servicios secretos estadunidenses –reconoce el WS J–
han acelerado en los últimos dos años el reclutamiento de desertores
que ofrezcan información útil”. Agentes de esos servicios explicaron al WSJ que
exiliados venezolanos ayudan a contactar con funcionarios gubernamentales para proponerles que se conviertan en desertores y se refugien en Estados Unidos.
Se sabe que …
Un segundo libro (3) recientemente publicado se ha sumado a las
acusaciones sobre las supuestas complicidades de Cuba en Venezuela. Su
autor es el venezolano Gustavo Azócar, consejero electoral de la
oposición, y también tiene su origen en informaciones sembradas en ABC. Reitera las acusaciones de Blasco, utiliza los mismos
informes de inteligenciay recurre incluso al
se sabe que, asegurando que militares cubanos controlan la Universidad de las Fuerzas Armadas en la preparación de los oficiales venezolanos para reprimir las protestas populares por el fraude electoral que anuncia para las legislativas del 6 de diciembre.
The Guardian (¿me van a decir que es un diario chavista y
bolivariano?) envió al economista y periodista estadunidense Mark
Weisbrot para que informara sobre las movilizaciones de la oposición
contra el gobierno. Después de dos semanas de observación en Venezuela,
escribió una crónica titulada
La verdad sobre Venezuela: una revuelta de los ricos, en la que explica que nada es como aseguran los medios de comunicación que más influyen en la opinión pública internacional y llega a la conclusión de que
hay una estrategia insurreccional de la ultraderecha venezolana apoyada por Estados Unidos.
(1) Antiperiodistas. Fernando Casado. Ediciones Akal.
(2) Bumerán Chávez. Emili J. Blasco. Sin identificación editorial.
(3) Disparen a matar. Gustavo Azócar. Sin identificación editorial.
* El autor fue corresponsal de RTVE en México, Colombia y Cuba. Miembro de la Comisió
n Ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM).
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