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miércoles, 29 de abril de 2015

Stratfor, inteligencia y espionaje


Vigilancia
  • Prospectiva y vigilancia privada 
  • Empresa de Friedman al desnudo 
Espionaje. Hace tiempo ya que WikiLeaks (febrero de 2012) reveló, con información de Anonymous, “cinco millones” de correos electrónicos de “una poderosa empresa de seguridad” de entre 2004 y 2011. Se refería a la “CIA en la sombra”, a la empresa de consultoría Stratfor, con clientes tan importantes como las grandes corporaciones Bhopal’s Dow Chemical Co., Lockheed Martin, Northrop Grumann, Rayhteon, y agencias del gobierno, incluido el Depto. de Seguridad Interior, los Marines y la Agencia de Defensa de los EUA.

Quizá no se dio tanto vuelo al trasfondo, este de “la CIA en la sombra”, porque la nota estaba ligada al fenómeno “ovni, extraterrestre” (sic). Pero WikiLeaks revela que Stratfor usa “redes de informadores —a los que supuestamente se paga en cuentas de bancos suizos y tarjetas de crédito de prepago— estructura de pago de sobornos, técnicas de blanqueo de capitales y métodos psicológicos”. Y muestra “cómo trabaja una agencia privada y cómo escoge a individuos para sus clientes privados y gubernamentales”.

George Friedman había reaccionado antes, cuando se dio el jaqueo “por los piratas informáticos”, en un editorial de su propio portal “El Hackeo de Stratfor” (https://www.stratfor.com/weekly/hack-stratfor), reconociendo: Tenemos relaciones con la gente en los EEUU y otros gobiernos, y obviamente con la gente en las empresas que aparecerán en los correos electrónicos. Pero ese es nuestro trabajo. Somos lo que dijimos que éramos: una organización que genera sus ingresos a través de análisis geopolítico. En el núcleo de nuestro negocio está adquirir objetivamente, organizar, analizar y distribuir información”.

El FBI tomó parte de la investigación para dar con los responsables y Stratfor se vio obligada a admitir que era una empresa privada “de inteligencia y espionaje”, y había sido vulnerada poniendo en riesgo su credibilidad y trayectoria. Pero sigue.

Prospectiva desde la geopolítica, o geopolítica con prospectiva. El análisis del futuro, como técnica para vislumbrar el futuro como realidad “posible”, un método traído desde la esfera de los negocios hacia la aplicación generalizada y utilizada por las agencias de inteligencia, o las agencias de espionaje que hacen análisis de prospectiva.

¿Qué justifica el “análisis prospectivo”? “Ver” el futuro. Ciertamente parece complicado escribir de lo que no se ve. Mencionemos dos razones que preparan la coartada: 1) No resulta imposible, siguiendo el ejemplo clásico, que los ingenieros/arquitectos primero llevan al papel los planos (antes en la imaginación), y luego con mano de obra, maquinaria y acero, cemento, paneles preconstruídos, pintura, trabajen hasta edificar la obra. Es fácil encontrar entre los prospectivistas a arquitectos o ingenieros. 2) Esa es una de las tesis básicas del análisis prospectivo. Primero hacen una buena y exhaustiva compilación de datos y cifras, luego viene la revisión de las variables. Se analizan y proyectan como escenarios a futuro, primordialmente bajo la tesis de “lo posible”.

El análisis resulta favorable, siempre y cuando existan los recursos necesarios, también con los planificadores o los operadores desde los gobiernos, más los inversionistas privados indicados para que la toma de decisiones resulte eficaz, dados los rendimientos previstos. Así funcionan negocios como Stratfor.

Sólo en estos casos, solo así, resultan efectivos y realizables los planteamientos de lo “posible”. Porque invierten anticipadamente en una realidad, de la cual saben cómo alcanzar y en todos los casos justificar el éxito.

En otras palabras, que los anticipos de la realidad resultan siempre favorables “a petición de parte”. Es como justifica Friedman, en entrevista por la presentación de su libro Los próximos 100 años (de diagnóstico reservado): “No tengo una bola de cristal. Sin embargo, dispongo de un método que, por imperfecto que pueda parecer, me ha resultado muy útil a la hora de entender el pasado y anticipar el futuro. Mi trabajo consiste en descubrir el orden que subyace al desorden de la historia y anticipar los acontecimientos, tendencias y tecnologías que nos traerá”.

No obstante, al ser bien pagado el análisis de prospectiva, genera desconfianza hacia aquellos analistas que se acomodan a “clientes” del gobierno, con particulares cuyos intereses son tan específicos como contrarios al bienestar general. De ese modo relumbran sus proyecciones, como buenos “adivinos” del futuro con clientes cautivos. Es decir, las consultorías y los analistas de prospectiva alcanzan el éxito porque sirven a intereses específicos, más como justificación de un devenir caótico o catastrófico, cuando de grandes inversiones se trata, que del futurismo como tal.

Porque se hacen de los elementos que les otorga la certeza de hacia dónde encaminar las cosas, o por dónde anticiparlas. Sencillo: porque tienen la sartén por el mango al servir a quienes toman las decisiones. O cuando, casi siempre, se trata de intereses encubiertos que luego salen a flote convertidos en enormes ganancias.

Pues bien. En esa clasificación caben las agencias de inteligencia de los gobiernos —destacan los centros de inteligencia en el primer mundo como Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, España; en otros como Argentina, Brasil, México y Uruguay—, y las privadas como la propia Stratfor de EUA, Grupo Atenea de España, que luego devienen centros de espionaje. El ciberespionaje va de la mano, como lo abordamos ya (Ver: http://www.alainet.org/es/articulo/169190 ).

Salvador González Briceño

http://www.alainet.org/es/articulo/169282  

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