Palestina bajo fuego
Reflexionando sobre reflexiones anteriores de diversos actores,
explícitamente las nietzchianas como
la que nos alerta que “no hay hechos, solo interpretaciones”, la historia está
plagada de ellas. Sin embargo, ni aún las transnacionales de propaganda
imperialista como la CNN, la BBC, El País y sus repetidoras latinoamericanas,
osan cuestionar ni poner en duda cifras extraídas del contexto real del teatro
de operaciones: 1300 palestinos muertos, el 80% de ellos niños, mujeres y
ancianos en comparación con la de 57 soldados y 3 civiles israelíes las cuales hablan
por sí mismas de la asimetría que demuestra la masacre. Y, aunque la ridícula vocería
sionista quiera convencer a la opinión pública mundial que los cohetes
artesanales de los combatientes de la resistencia palestina son los que, por
mal uso de sus operadores, causan bajas dentro de sus mismos compatriotas los
hechos y las constataciones de estos, y no las interpretaciones, dan cuenta que
son los obuses y los misiles de última generación de fabricación israelí o de
fabricación gringa, suministrados aún dentro de la carnicería de hoy, los que
destruyen casas, infraestructura y ciegan las vidas de miles de civiles
palestinos.
El cinismo del “pueblo de Dios” no puede ser más grande y su odio hacia sus
vecinos más que evidente. Sin embargo, negado a mansalva para evitar a toda
costa ser visto como un pueblo recalcitrante y asesino que contradeciría la
interpretación que hasta el momento muchos tienen sobre él: bendición a las
naciones, sal de la tierra, faro de las naciones.
Interpretación que ha impuesto por medio del control de la historia oficial
hegemónica dominada por una caterva de judíos y cristianos protestantes burgueses
y acaudalados que a su vez controlan gran parte de las finanzas mundiales, la
dirección de las grandes religiones universales y los principales medios a
escala planetaria, con lo cual han diseñado, planteado y propagado, auxiliados por
profesionales de la difusión y guías espirituales engordados con la riqueza de
sus congregaciones, la gran mentira de que Israel es el pueblo bendito que
tendrá que prevalecer sobre sus enemigos.
De esa cuenta, periodistas expertos en técnicas comunicacionales y líderes
religiosos pagados y sostenidos por los dueños de estos medios, tratan de
convencer a la opinión pública que esta invasión no es tal, sino una guerra
entre Israel y Hamás, tal como lo enarbolan muchos de sus encabezados y layouts, en medio de cuyo fuego cruzado,
han quedado atrapados los civiles palestinos quienes, por lo mismo, son los
daños colaterales inevitables de dichos enfrentamientos. Con ello, se diluyen
las culpas hacia los invasores sionistas y se las endilgan a los combatientes
palestinos por resistirse a la agresión. Es como si a un niño lo golpeara un
boxeador profesional adulto y aún se le reprimiera por resistirse a ser
golpeado por aquel.
La última afrenta de los sionistas fue haber bombardeado una escuela bajo
la protección de las Naciones Unidas donde se refugiaban solamente civiles y
donde han sido asesinados 16 de ellos. Ante esa incuestionable y genocida
agresión no tuvieron más que aceptarlo los criminales pero queriendo engañar de
nuevo con justificaciones absurdas.
Palestina, que libra una lucha hondamente desigual, que se enfrenta contra
un enemigo poderoso armamentistamente hablando, prevalecerá porque sus razones
son justas, porque de su lado está el ánimo que le inyecta la sobrevivencia en
defensa de sus seres amados, de su tierra, su memoria y su historia y los
hechos, no las interpretaciones, son contundentes. Los judíos-sionistas están
cometiendo un continuado genocidio en contubernio con los gringos, lo cual, aún
varios funcionarios de la ONU de alto nivel, han catalogado como tal sus actos.
Actos de guerra de lesa humanidad. No obstante, ¿cuánta sangre palestina aún tendrá
que correr para que sus verdugos se sientan presionados a frenar su festín
macabro?
Por ello, esperamos que las organizaciones populares a nivel nacional,
regional y mundial, las congregaciones de diversas denominaciones religiosas,
las mujeres y hombres de buen corazón que sientan como suyos el sufrimiento que
padezcan sus prójimos, en especial los más vulnerables y desvalidos, alrededor
del mundo, se pronuncien y eleven su voz de condena y repudio contra el
genocidio que perpetra en estos momentos el ejército nazi-sionista contra el
pueblo palestino con el objetivo de parar y retroceder a esos asesinos fuera de
Gaza y los territorios ocupados.
¡Basta de genocidio contra
Palestina! ¡Palestina prevalecerá!
¡La sangre de sus hijos clama
justicia!
¡Viva Palestina libre! ¡Abajo los
sionistas!
Guatemala, 31
de julio de 2014
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