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jueves, 4 de abril de 2013

ALEPH: Y las mujeres hablaron

Carolina Escobar Sarti

Tenía 12 años…me llevaron al destacamento con otras mujeres…allí me amarraron los pies y las manos…me pusieron un trapo en la boca…y me empezaron a violar…yo ya ni sabía cuántos pasaron…perdí la conciencia…y ya la sangre solo corría…..luego ya no podía ni levantarme ni orinar…”. El primer martes de abril fue el día en que 10 mujeres ixiles sobrevivientes de violación sexual dieron sus testimonios en el juicio por genocidio que se sigue contra Ríos Montt. Un denominador común de casi todas las declaraciones de las mujeres

fue el mecanismo que usaban los violadores antes del hecho: silenciarlas. A unas les ponían un trapo en la boca, a otras les tapaban la boca o les hacían un corte en alguna parte del cuerpo, y a otras más las amenazaban con que, si gritaban, las mataban. Por ello, oírlas declarar en recio, a tres metros de distancia de Ríos Montt, en su propio idioma y en su propio país, es un hecho que habla por sí mismo.
En medio de un sistema de dominación como el que vivimos, la violación sexual en tiempos de guerra es un hecho político, estratégicamente planificado para acabar con grupos humanos determinados y mostrar quién tiene más poder. “Ellos querían que fuera su mujer pero yo no me dejaba pero ellos me cortaron la cabeza y así fue cuando me dejé….Yo tenía 6 meses de embarazo y a los quince días nació mi bebé muerto…”, dijo una de las mujeres ixiles en su declaración.
Aquí la forma es fondo, porque la violación en guerra conlleva la intención de vencer al enemigo en los cuerpos de las mujeres, territorios de las humillaciones más degradantes: “Agarraron a mi mamá y la arrastraban como a un chucho….”. “Acaso éramos unos animales…”, dijo una. “Abusaron de mí toda la noche, fueron como 20 soldados pero al final perdí la conciencia”, dijo otra. El artículo 376, numeral 2, del Código Penal guatemalteco dice: “Comete delito de genocidio quien, con el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico o religioso, efectuare cualquiera de los siguientes hechos: 2°. Lesión que afecte gravemente la integridad física o mental de miembros del grupo.” Habría que contrastar este artículo con el siguiente testimonio: “Yo también vi cómo a mi hija la violaron muchos soldados, ella sólo tenía 12 años…”. “Eran cuatro soldados quienes violaron a mi hija, la golpeaban muy duro y ella no paraba de llorar”. ¿Cómo se supera algo así?
Todo general sabe lo que hacen sus soldados. Estrategia es una palabra de origen militar y el ius in bellum, la serie de normas que definen los límites de los ejércitos en guerra. Si una de las mujeres dijo: “Era un sargento quien daba las órdenes a los soldados” y otra declaró haber escuchado a un soldado decir: “Ríos Montt nos dijo que se acabara con toda esa basura ixil porque colaboran con la guerrilla”, ¿aún tendríamos motivos para dudar de un modo de operar planificado previamente para exterminar a un grupo étnico? Las mujeres ixiles rompieron el silencio y con ello contribuyen a nombrar una nueva Guatemala.

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