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miércoles, 11 de marzo de 2009

Paraguay: Entre la miel y la hiel


José Antonio Vera (especial para ARGENPRESS.info)
El Presidente Fernando Lugo está en un brete. Son varios los factores concurrentes que lo están trancando, cuando se cumplen ocho meses de su quinquenio. El incumplimiento de sus promesas de atender a los sectores más empobrecidos y su ambivalencia en los actos y declaraciones, orada su prestigio y la aureola que concitó tantas esperanzas.A ello se suma una ineptitud inocultable para convertir en fuerza política a la alianza electoral que le hizo ganar las elecciones hace 11 meses, la cual, junto con la aplicación de medidas concretas de correctivos sociales, debería ser instrumento suficiente para contrarrestar a las fuerzas enemigas enquistadas en el parlamento y en el Poder Judicial.La aplastante mayoría de los miembros más activos de esas dos instituciones, continúan como hace 60 años, manteniendo al Estado prisionero de la corrupción y de su avaricia personal y familiar, al coste que sea, en particular el de impedir que la participación popular, la sensibilidad social y la honestidad, guíen la gobernabilidad.La mayor parte de la gente que le dio el triunfo electoral a Lugo, persiste aferrada a la esperanza de que comenzará a combatir las desigualdades sociales, la pobre instrucción básica, y el déficit de los servicios sociales y del empleo, pero en los hechos nada de eso está ocurriendo y los enemigos utilizan esa morosidad para intensificar una campaña de desprestigio, explotando a fondo la desilusión popular que gana terreno.Un comentario corriente se nutre de la duda creciente de saber si, en definitiva, hay conciencia en el equipo gobernante de que es imposible cambiar para bien un país sin aplicar un programa de transformación de las estructuras casi bicentenarias que han generado tanta injusticia social e ignorancia.En medio de la difícil brega, la respuesta no aparece y Lugo persiste en invertir tiempo y energía en exceso, con un alto precio político, en conciliar con los enemigos, dando poca atención a sus aliados originales, los movimientos sociales.
La reforma agraria y la transparencia en la información, son dos de sus muchas promesas incumplidas.Los intentos del Ejecutivo por pactar con las fuerzas desestabilizadoras se suceden, en un preocupante proceso de desgaste por descrédito e incapacidad para atender los graves problemas sociales, en un país vaciado de empleos y de inversión en la producción. Cien mil indígenas deambulan por el país, abandonados a la limosna y la prostitución.En los últimos tres o cuatro años, las capas más marginadas venían algo aliviadas con las remesas de la emigración, pero ahora enfrentan el drama de la caída vertiginosa, de 800 millones de dólares el año pasado a menos de 500 mil este año. El retorno, que ya comenzó, de miles de emigrantes expulsados de Europa, Estados Unidos y Japón, sin capital y sin saber qué pueden hacer en su país, agrava la situación social.El mandatario, que muchos signos lo muestran feliz gozando las mieles del poder, al mismo tiempo avala la bilis de las adversidades, entre las cuales no son pocas la grosera y ambiciosa conducta de sus hermanos. Dos varones bregan la presidencia del Partido Colorado. Uno presentó borracho su candidatura en público y otro es mesiánico. La mujer, fungiendo de primera dama, abusa de los privilegios sin el menor pudor.Brujos vestidos de ángelesUn ejemplo vivo de las contradicciones reinantes en estos tiempos en Paraguay, con el mérito innegable de que el ambiente democrático se afirma, se dio este fin de semana en Asunción, en dos sitios extremadamente contrapuestos en geografía, infraestructura edilicia, contenido temático y objetivos.
En ambos, destacó la presencia de Lugo.Por un lado, en la Manzana de la Rivera, centro capitalino de actividades culturales animadas por gente del ambiente progresista, se desarrolló un simposio, convocado y presidido por el mandatario, sobre religiosidad en el MERCOSUR, con nutrida concurrencia y el protagonismo de conocidas personalidades, entre ellas los activos teólogos de la liberación, los brasileños Leonardo Boff y Frai Betto.En el otro extremo, en un suntuoso hotel incrustado en las aguas del Río Paraguay, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), cónclave de los 500 patrones y editores de los más poderosos medios del continente, realizaron su liturgia semestral, reiterando sus cacofónicos discursos a favor de la libertad de información y la democracia que, según el grueso de sus animadores, niegan los gobiernos que desobedecen a Washington.Contrastes similares y con el mandatario a la cabeza, caracterizan este tiempo en el país, enfrentando al grueso de la gente que lucha a favor de los cambios políticos, económicos y culturales, con grupos que reclaman la cabeza del Jefe de Estado, anunciando propósitos golpistas.Con el único y confeso objetivo de someterlo o destituirlo, el juicio político por el parlamento está siendo orquestado entre los cabecillas del derrotado Partido Colorado, aliados a su correligionario sin carné, el ex General Lino Oviedo, y a miembros de la misma Alianza Patriótica para el Cambio (APC). Lugo está en franca minoría.Oviedo, con un manipulador quinto lugar en ambas cámaras, “golpista patológico”, como lo definió un Senador días atrás, o “un caso de demencia no tratada”, al decir del ex Presidente y, en su momento aliado y socio suyo en obscuros negociados, Juan Carlos Wasmosy, busca ocupar el sillón de Lugo a través del actual Presidente del Senado, Enrique González Quintana, el número uno entre sus obsecuentes.Un plan similar aplicó Oviedo hace justo diez años, cuando hizo ganar las elecciones a su amanuense Carlos Cubas, a quien dirigía en todos sus mínimos movimientos. Cuando el Vicepresidente Luís María Argaña, comenzó a oponerse a ese manoseo, fue asesinado el 23 de marzo de 1999 en pleno Asunción y, un día después, en la Plaza del Congreso, fueron acribillados ocho jóvenes que defendían la democracia amenazada.
Varios altos oficiales, entre unos 200 dados de baja desde que asumió Lugo, han pasado a la política activa en el Partido Colorado, y el ex General Soto Estigarribia, Jefe del Ejército hasta hace dos meses, pronunció un discurso desafiante, con el mismo estilo demagógico de los golpistas clásicos, recordando patria, democracia y libertad.Con 25 años de obispado en las regiones más olvidadas de Paraguay, donde ofició de amortiguador de los conflictos entre miles de familias en extrema pobreza y los invasores brasiguayos plantadores y exportadores de soja transgénica, Lugo se hizo ducho en el uso de la sotana para ocultar parte de lo que piensa y quiere.Aprendió a decir si y no, al mismo tiempo, y se prestigió al asumir posturas solidarias con los humildes y explotados, conducta que, por facilismo y simpleza de alguna prensa, lo comenzó a alistar en la teología de la liberación, provocando malestar en los sectores más conservadores y en esa parte de la jerarquía eclesiástica, inclinada siempre hacia los poderosos. Comenzó una decantación favorable a las fuerzas progresistas.En ese proceso, y aunque las causas y efectos de la problemática social y económica sean lo mismo, el escenario nacional muestra cambios, con distintos actores y elementos en juego, pero en los análisis más difundidos, continúa ausente una caracterización correcta por parte del equipo gobernante.
Es probable que una explicación a esa confusión se encuentre en el hecho de que Lugo nunca imaginó la inmensidad de la tarea que representa enfrentar el alto grado de mezquindad, corrupción y deslealtades que verifica todos los días. Incluso entre colaboradores inmediatos.Su triunfo fue producto de la movilización popular, a caballo de una telaraña que comenzó a tejerse desde 2006, mediante una campaña mediática que intentó presentar neutro al Vaticano en las cosas de la política, aunque sabido es que desde su nacimiento la practica. Durante año y medio, Lugo fue presentado como un rebelde, desautorizado por la santa sede.Hasta ese momento, todas las fuerzas, en particular el Partido Liberal, principal suma electoral aliada, pero a punto de implosionar, rogaban a Benedito XVI para que diera su OK, el que finalmente llegó y Lugo ganó, tras jurar ser siempre “hombre de la Iglesia”. Lo curioso es que, hasta ahora, el papa no lo ha recibido, pero sí al Vicepresidente.Federico Franco, Presidente Liberal, reemplazado en el cargo mientras dure su nueva función, no ha ocultado su envidia de Lugo y, en más de una oportunidad ha dicho “por ahora está él”, dando pie a muchas especulaciones vinculadas con la declaración de su amigo Oviedo de que “los oficiales que derrocaron a Strossner, siempre estamos prestos a repetir la hazaña si la patria lo reclama”.Con Dios y el DiabloSin la menor duda, Lugo llegó a la política con intenciones casi celestiales. Acostumbrado a dialogar durante años y conseguir evitar que las contradicciones entre latifundistas y labriegos hambrientos terminaran en baños de sangre, pudo pensar quizás que, desde el palacio de la presidencia y, con mayor poder, podría alcanzar resultados similares y hasta evitar el asesinato de campesinos, como ocurría a menudo.
Otro error de análisis, porque bajo su gobierno se ha incrementado la criminalización de los humildes, con una media de un campesino asesinado por mes en diferentes zonas del país, al tiempo que la represión y golpizas a humildes campesinos, a militantes sindicales y políticos, prosiguen con muy buena salud.Una fuerza conjunta, de policías y militares, tras peinar durante semanas la población y tierras del misérrimo Departamento de San Pedro, donde Lugo ejerció su obispado, viene de ser retirada, tras fracasar en la búsqueda de guerrilleros que, según los servicios de espionaje de Estados Unidos y Colombia, estarían organizados por las FARC.En un estudio sobre Militarización de América Latina por Estados Unidos, Ana Esther Ceceña, Profesora en la Sorbona, afirma que Paraguay está comprendido como un brazo del Plan Colombia, con la triple frontera, que integran Brasil y Argentina, como epicentro conosureño instalado sobre el codiciado Acuífero Guaraní.Desde esa misma región de San Pedro, según la autora, la estrategia comprende el control sobre la media luna boliviana, con inmensas reservas en gas, hierro y petróleo, y facilita la apertura de rutas hacia Venezuela, a través de la vasta Amazonía y sus gigantescas riquezas en agua, bosques y energías fósiles.
Foto: Paraguay – El presidente Fernando Lugo junto al Comandante de las Fuerzas Militares. / Autor: Presidencia Paraguay

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