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viernes, 8 de junio de 2018

El nuevo Gobierno peruano y sus equilibrios políticos

Cambio con continuismo
El origen del nuevo Gobierno
Pedro Pablo Kuczynski después de poco más de un año en el Gobierno renuncia a la presidencia como consecuencia de un escándalo político por supuestos sobornos a su persona de parte de la empresa Odebrecht (1) y la – también supuesta - compra de votos de congresistas de la oposición para evitar la vacancia presidencial (2), ello en medio de una crisis de credibilidad de los partidos políticos y las instituciones de la democracia peruana producto de los descubrimientos de casos de corrupción que afectan a los principales personajes públicos.
Como consecuencia de la renuncia de Kuczynski asume el vicepresidente Martin Vizcarra, de esta forma se respeta la sucesión presidencial que establece la constitución, sin que ello signifique el fin de la crisis política que tuvo como su principal consecuencia la renuncia de Kuczynski.
El gabinete ministerial como expresión de la actual correlación de fuerzas
Tras asumir la presidencia Martín Vizcarra recompone el Gobierno y muestra en la conformación de su nuevo gabinete la amplitud que quiere darle al mismo (3), tratando de expresar en el las diferentes fuerzas políticas en disputa y que se encuentran representadas en el Congreso de la República, donde la oposición política –en todas sus variables ideológicas- tiene mayoría y ha decidido darle una tregua al nuevo Gobierno.
Se tiene así un gabinete que en esencia recoge la aspiración de los grupos de poder económico en lo que corresponde al Ministerio de Economía donde se mantiene la continuidad de las políticas neoliberales a través de David Tuesta, quien en su hoja de vida muestra las credenciales suficientes para ser el nuevo “guardián” (4) del modelo. Asimismo en la conformación del nuevo gabinete también se busca hacer guiños a sectores de izquierda con ministros con un perfil progresista que ocupan los despachos de Trabajo y Desarrollo Social, además de algunos personajes vinculados al partido del Gobierno y con buenas relaciones con el fujimorismo como el congresista Salvador Heresi.
Con la aparente pluralidad del gabinete el Gobierno ha logrado al menos una tregua temporal tanto de la oposición de derechas y de izquierdas, pero también muestra poca claridad sobre cuáles son sus objetivos, pues trata de contentar a todas las fuerzas políticas que tienen agendas distintas y a veces antagónicas. Todo esto es en el marco de un año electoral en el que se renovaran – en el mes de octubre - las autoridades regionales y municipales en el país.
El presidente buscara mantener los equilibrios si es que pretende terminar su mandato, ya la oposición ha demostrado su capacidad de boicot a la gestión gubernamental pasada, censurando ministros, bloqueando proyectos de ley, presentando iniciativas legislativas que no eran del agrado del ejecutivo, y para ello también cuenta con una fuerte presencia mediática capaz de crear un clima desfavorable o de miedo ante las decisiones políticas de la gestión de Vizcarra.
Las principales fuerzas en la disputa por el poder
Es necesario reconocer a los principales protagonistas del actual escenario, quizás el actor político principal es el fujimorismo que a través de su organización política (Fuerza Popular) tiene la mayoría del congreso y un “aparato” político consolidado a nivel nacional, con operadores mediáticos, líderes de opinión, además del liderazgo de Keiko Fujimori quien perdió por décimas la última elección presidencial.
Sin embargo el fujimorismo ha tenido fisuras, Kenji Fujimori – hermano e Keiko – formo su propia bancada con disidentes de Fuerza Popular, se trazó su propia agenda legislativa, se acercó al Gobierno anterior de Kuczynski y empezó una guerra de declaraciones contra su hermana, además de encontrarse más cerca del envejecido líder natural del proyecto fujimorista; el ex presidente Alberto Fujimori, quien fue indultado por el Gobierno de Kuczynski producto de una negociación política que implico la división de la bancada de Fuerza Popular en el Congreso. (5)
El fujimorismo actualmente está en crisis producto de esta guerra interna, además de que sus principales figuras, incluida su líder Keiko Fujimori, están vinculados a escándalos de corrupción, narcotráfico y falsedad de datos, que han explotado mediáticamente y han dañado fuertemente su imagen en la opinión pública. Ante ello Keiko Fujimori busca mostrar una imagen de ella y su partido como garantes de la estabilidad del nuevo Gobierno, con el cual se muestran dispuestos a cooperar y dialogar, mientras los “mecanismos del olvido” se encargan de borrar en la opinión publica su reciente actuar político que dejo con una percepción negativa en las encuestas a los dos líderes del proyecto fujimorista, los hermanos Keiko y Kenji. (6)
En la vereda opuesta, pero también en la oposición, podemos encontrar a las izquierdas, divididas como en los últimos 40 años, con objetivos similares pero con liderazgos caudillistas que resultan siendo una traba para una posible unidad (7). Las izquierdas están representadas en dos bancadas en el Congreso, por un lado el Frente Amplio de Marco Arana con una propuesta más de corte ecosocialista y el Movimiento Nuevo Perú de Veronika Mendoza con un carácter más socialdemócrata, con tintes incluso liberales-progresistas. Además por fuera del congreso se puede encontrar otros proyectos de izquierda más radicales como el Movimiento de Afirmación Social de Gregorio Santos o Perú Libre de Vladimir Cerrón.
Las izquierdas al estar fragmentadas poco pueden influenciar en las decisiones del Gobierno, además tienen al poder mediático en su contra, sin embargo cuentan con fuerte presencia en las provincias, en los sectores organizados de las clases populares y en un amplio sector de la opinión pública, cansada de los políticos tradicionales. Frente al nuevo Gobierno de Vizcarra han asumido un rol de oposición en su conjunto, aunque la bancada del Movimiento Nuevo Perú busca hacer menos notoria su crítica al Gobierno, ya que su estrategia permanente parece ser buscar la moderación y de esta forma la aprobación de los conservadores medios de comunicación.
En el medio de estas fuerzas se puede encontrar lo que se denomina el polo liberal o centrista de la política peruana, donde esta una figura emergente que es Julio Guzmán y que -por ahora- aparece con un perfil bajo. Este sector busca recomponer lo que fue la fuerza política que represento Kuczynski en las pasadas elecciones del 2016, presentarse como lo nuevo en la política y aparecer como garante de estabilidad, es decir que mantenga el neoliberalismo.
Guzmán no tiene congresistas propios por el momento, su fuerza radica en su visibilidad mediática y en su imagen favorable que tiene en sectores importantes de la opinión pública, por ello su apoyo al nuevo Gobierno es más declarativo que efectivo (8). Mas adelante – quizás – veremos a un Julio Guzmán mas confrontacional, conforme se acerquen las elecciones presidenciales, y se vayan desgastando la imagen de Vizcarra en la ciudadanía producto del natural ejercicio del Gobierno.
Podríamos tomar en cuenta a otros actores como los medios de comunicación, pero estos trabajan de forma articulada con algunas fuerzas políticas, liberales o conservadoras, para estos lo fundamental es que la izquierda en cualquiera de sus variantes no sea una real y efectiva alternativa. Para los medios se puede discutir de todo en el país, salvo de una cosa; el modelo económico neoliberal, este les resulta intocable.
Mantener el modelo en medio la recomposición de la política peruana
Lo que está claro es que el nuevo Gobierno presidido por Vizcarra mantendrá el modelo neoliberal, se puede decir que en esencia se mantiene el continuismo económico, pero con una disputa en los espacios de poder dentro del Gobierno por parte del fujimorismo, hecho ante el cual el Gobierno hace concesiones pero proyecta una imagen de autonomía. Lo cierto es que si Vizcarra pretende sobrevivir va a tener que hacer lo que no hizo su antecesor, política (9). Tendrá que negociar y hacer concesiones con las distintas fuerzas, haciendo guiños políticos y compartiendo poder, en suma tendrá que equilibrar políticamente si es que quiere terminar su Gobierno en los plazos constitucionales.
En este contexto las fuerzas políticas en disputa definen y trazan estrategias, evalúan como acomodarse al actual escenario y como construir sus alianzas, en el cual se pueden percibir tres grandes bloques políticos e ideológicos, por un lado estará el fujimorismo de Fuerza Popular aliados con el APRA (partido del ex presidente Alan García, también investigado por corrupción) que sería el bloque de la derecha conservadora, por otro lado estará el centro liberal con Julio Guzmán con lo que pueda quedar de la fuerza política que llevo a Kuczynski al Gobierno y finalmente estará el bloque de izquierda con sus variantes social-liberales hasta las antisistema o más radicales que harán de la lucha contra la corrupción, el cambio de la constitución (10) y la crítica al neoliberalismo su principal bandera política, pero por la falta de unidad y la guerra político-mediática que tendrá que afrontar estará en una clara desventaja frente a las otras fuerzas.
Es en este difícil escenario que tendrá que maniobrar Martín Vizcarra, con la economía estancada, el escepticismo de la población y la ausencia de una fuerza política propia que le pueda dar sustento a estos difíciles años donde tendrá que hacer “malabares políticos” para contentar a todas las fuerzas en pugna y también dar la estabilidad que el modelo neoliberal necesita para poder seguir con el piloto automático en la economía que lleva más de 25 años.

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