Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

Mientras Israel no firme el Tratado de No Proliferación Nuclear y no admita la inspección de su arsenal clandestino en Dimona, la cifra de sus bombas atómicas será elusiva.... En la imagen se lee
Netanyahu criminal de guerra, durante una protesta en Washington contra la visita del primer ministro israelíFoto Ap
La muy sesgada revista británica The Economist –que se ha especializado en amenazar y desinformar para promover su agenda globalista– anuncia que el mundo ha entrado a una
nueva era nuclear(http://goo.gl/sRx5nA).
El mundo nunca salió de la
era nuclear. Una cosa es que –a consecuencia de la disolución de la URSS– Washington y Moscú hayan negociado en forma sensata y creativa la disminución sustancial de su arsenal nuclear, y otra la posesión de bombas atómicas tanto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (CS) de la ONU –Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Francia y China– como por otros países: Israel (http://goo.gl/WwbxrG), India, Pakistán y Corea del Norte.
Mientras Israel, que goza de aberrantes canonjías celestiales del
CS, no firme el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y no admita
la inspección de su arsenal clandestino en Dimona por la Agencia
Internacional de Energía Atómica (AIEA), la cifra de sus bombas
atómicas será elusiva entre 80 y 400 (http://goo.gl/AGCe9b
). El único país que se ha despojado esos artefactos ha sido Sudáfrica
–lo que ni siquiera le agradecen los habitantes del planeta, si es que
están enterados de ello.
En las asíntotas del debate cartesiano se podría asentar
tangencialmente que las tres ex repúblicas escindidas de Ucrania,
Bielorrusia y Kazajstán se despojaron de su arsenal nuclear –que era
propiedad de la URSS– y pasó bajo control de Moscú en la fase de la
balcanización de Rusia, que aún desea pulverizar Stratfor hasta la
ignominia, como si fuera tan sencillo en la fase de Vlady Putin (http://goo.gl/bMPs47 ).
The Economist –propiedad, con The Financial Times,
del Grupo Pearson, subsidiaria de Black Rock, máximo banco de
inversiones del mundo, dirigido por el israelí-estadunidense Larry
Fink, quien se despachó con la cuchara grande con el petróleo de México
(http://goo.gl/ai4t3z )– ni siquiera
cita el arsenal clandestino de Israel, país que desde su creación, hace
67 años, se ha consagrado a librar guerras mesiánicas contra sus
vecinos y que ahora busca que EU destruya a Irán a su cuenta.
¿Cuántos países y nacionalidades lleva destruidos Israel en Medio Oriente? Lo más absurdo de The Economist
es que abulta, como mayor peligro que la dotación clandestina de su
aliado israelí, la capacidad tecnológica nuclear de Irán –que no posee
arma atómica alguna y es firmante del TNP– a punto de concretar sus
negociaciones con EU (bajo el formato del
P5 más 1).
No está en tela de juicio la tóxica desinformación de The Economist, que
cumple su misión asignada por la plutocracia financierista global y que
se pasa por el arco del triunfo que EU es el único país del planeta que
ha arrojado dos bombas atómicas sobre poblaciones civiles (Hiroshima y
Nagasaki) –lo cual parece haber olvidado el belicoso primer ministro de
Japón, Shinzo Abe–, sino la ambientación negativa que diseña contra
Rusia, una superpotencia nuclear, y su presidente puerilmente
demonizado Vlady Putin.
Los banqueros globalistas han entrado en pánico escénico con el
inminente derrumbe de su depredador modelo financierista –al unísono
del desorden geopolítico global que han creado con sus fútiles guerras
en los cuatro rincones del planeta– y que llega a su paroxismo con su
intervencionismo en Ucrania, donde se puede desatar la Tercera Guerra
Mundial nuclear.
Hasta Lech Walesa , premio Nobel de la Paz y de las pocas
voces sensatas que quedan en Polonia, extraviada en un frenético
revanchismo bélico azuzado por los súperhalcones neoconservadores
straussianos de EU, advierte que
si la Unión Europea (UE) armase a Ucrania, provocaría una guerra nuclear(http://goo.gl/Z8294d ).
Además de la inesperada resurrección de Rusia –contra la que Wall
Street y la City (sector financiero de Londres) ejercen su sicalíptica
guerra financierista–, lo que más temen los banqueros globalistas es la virtual insurrección de sus propias poblaciones en los países que han devastado, por lo que han empezado a comprar refugios ocultos en los lugares más recónditos de la Vía Láctea.
En
su informe anual de 2014, el fundador del fondo inversionista británico
RIT Capital, Jacob Rothschild –presidente honorario del Institute for
Jewish Policy Research, cuya familia se encuentra detrás de la creación
de Israel–, diagnosticó que
el mundo se enfrenta a los mayores riesgos geopolíticos desde la Segunda Guerra Mundialy externó su exasperación por el bajo crecimiento del PIB mundial pese a todos los incentivos monetarios y las bajas tasas de interés (http://goo.gl/uKwyWn ).
El muy controvertido banquero Rothschild, de 78 años y cuya familia
practicó el esclavismo (literal), no comparte el espejismo de los
monetaristas centralbanquistas del G-7 y juzga que
los mayores riesgos geopolíticosderivan del
caos expansivo en Medio Oriente y de una debilitada (¡supersic!) Europa amenazada por el horripilante desempleo, en no menor medida causado por el fracaso de concretar reformas estructurales en varios de los países que forman parte de la UE. ¿Se revirtieron a los banqueros globalistas sus perversas jugadas financieras y bélicas que practican desde Waterloo?
Los Rothschild, supremos manipuladores del oro (http://goo.gl/9FtCHn ), ni aparecen en el poco riguroso ranking de los hombres más ricos del mundo de Forbes, cuando hace cinco años los analistas chinos colocaron su fortuna dinástica en 5 billones de dólares (http://goo.gl/NFJosi ).
Dejando de lado tanto la extraña adquisición hereditaria de una
patente de semiconductorespor Jacob Rothschild, gracias a la rocambolesca desaparición del avión de Malasia MH370 (http://goo.gl/AwNQ7C ), como el intervencionismo de su presunto prestanombres George Soros en Ucrania –al unísono de su presunto aliado, el banquero Iho Kolomoyskyi, con una fortuna de 6 mil 500 milllones de dólares, quien ostenta la triple nacionalidad ucraniana, israelí y chipriota (http://goo.gl/jZd15K )–, el banquero globalista coloca en relieve
el caos y el extremismo en Medio Oriente, la agresión (¡supersic!) y expansión rusa.
La dinastía Rothschild se encumbró gracias a sus macabros juegos
financieros a los dos lados del Canal de la Mancha, cuando amasaron una
enorme fortuna sobre los cadáveres de Waterloo, el 15 de junio de 1815,
con la derrota de Napoleón. El triunfo secesionista rusófilo en
Debáltsevo (http://goo.gl/lpqvuR ), que trastocó la correlación geopolítica de fuerzas en Eurasia, ¿será el anti Waterloo de los Rothschild?
Los banqueros globalistas cosechan ahora las tempestades de los
vientos que sembraron con su desregulada globalización financierista
–una subrepticia
guerra financiera globalque no se atreve a pronunciar su nombre y que superó los
mediosdel estratega prusiano Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz–, en sincronía con sus fallidas guerras en Eurasia: en los linderos del RIC (Rusia, India y China), al que buscan vulcanizar y balcanizar mediante la carta bárbára del yihadismo global, invento de EU y sus aliados ( vgr. Israel), según el general Wesley Clark, ex comandante supremo de la OTAN.
Lo único que puede quitar el sueño a un Rothschild es un Putin.
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